Vehículos de conducción automatizada: estudio sobre el impacto en la movilidad de las ciudades de América Latina


Los vehículos autónomos -más correctamente llamados Vehículos con Conducción Autónoma (VCA) porque no necesitan ninguna interacción humana para circular- ya están siendo probados en los países desarrollados y un pronóstico conservador es que saldrán al mercado de manera masiva en 2025. Los expertos entrevistados en este proyecto, en cambio, creen que recién estarán a la venta en América Latina en 2030 y, a partir de ese punto, la expansión será gradual pero sostenida en la región: representarán un 25% de la flota de autos en 2040, llegarán al 50% en 2050 y serán el 100% en 2065.

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) encomendó al CEPE, en colaboración con AC&A, una investigación sobre el impacto de la adopción de los VCA en la movilidad de las ciudades latinoamericanas, con el objetivo de aportar herramientas de planificación urbana y de transporte para potenciar las oportunidades y limitar las amenazas que presenta dicha transición tecnológica para las ciudades.

Realizamos una encuesta DELPHI a un panel de 136 expertos en movilidad y desarrollo urbano a través de la consulta reiterada y la circulación de los resultados preliminares contenidos en cada ronda de entrevistas. Además, se relevaron los estudios prospectivos existentes para los países desarrollados y se identificaron los escenarios de adopción que plantearon, los factores que podrían incidir en la realización de esos escenarios, los impactos esperados sobre los sistemas de movilidad y patrones de desarrollo urbano, y las opciones de política pública que se plantean para favorecer o mitigar los impactos de la automatización.

El impacto de los VCA variará en función de la modalidad de adopción: propiedad individual o flotas compartidas. Pese a que aún no está claro qué tipo de modalidad se adoptará, los expertos coinciden en que cuantos más VCA haya en las calles, más relevancia ganará la modalidad de transporte compartido

La literatura, además, calcula que, en una primera etapa, los VCA podrían costar alrededor de 7.000 dólares, cinco veces menos del precio promedio de autos nuevos en Estados Unidos en 2018. Conforme se vuelvan masivos y ganen un porción mayoritaria del parque automotor de los países, su costo de venta podría bajar. Según estudios de mercado, los consumidores interesados están actualmente dispuestos a pagar entre 3.500 y 7.000 dólares por este tipo de vehículos, lo que parece completar un pronóstico comercial muy favorable.

No hay dudas de que la circulación de los VCA, especialmente cuando se vendan de manera masiva, cambiará las ciudades y a la vida de las personas que vienen en ellas: reducirá los tiempos de viaje, facilitará los traslados más largos, incentivará a instalarse en las periferias, bajará el número de accidentes de tránsito y la contaminación auditiva, y afectará positivamente a la salud de las personas al reducir el stress generado por el manejo

Los expertos pronostican también que mientras el subte y el tren seguirán siendo atractivos porque evitan el tráfico y son más rápidos, la reducción de costo de viajar en auto podrá reducir la relevancia de los colectivos. No obstante, las soluciones tipo Bus Rapid Transit -conocidas en Argentina como el Metrobus- podrían mantener a los colectivos competitivos.

Con la elaboración escenarios prospectivos, generados a partir del consenso y el intercambio de un número significativo de expertos, analizamos el posible impacto de la automatización según el nivel de desarrollo e ingresos de las ciudades latinoamericanas. Este insumo es vital para formular herramientas de políticas públicas en materia de planificación urbana y del transporte que permitan aprovechar las oportunidades y limitar las amenazas que presentan los VCAs en la región. 

Para simplificar este análisis, se tipificó a 27 ciudades latinoamericanas en tres tipos principales según su nivel de ingresos, su distribución urbana y sus formas de movilidad

Las ciudades latinoamericanas pueden ir preparándose para la llegada de los VAC a sus mercados. Por ejemplo, este trabajo propone implementar programas pilotos para realizar los llamados viajes de última milla, es decir, esa distancia que deben recorrer las personas desde que se bajan del tren, subte o colectivo y llegan a su destino final. También se pueden empezar a implementar políticas de desarrollo orientadas al transporte, a densificar zonas más alejadas y facilitar la mezcla de modos de traslados. Otro objetivo posible es limitar el espacio de estacionamiento en las ciudades. 

Será necesario, asimismo, prever políticas de empleo para reconvertir o contener a los trabajadores que serán desplazados por la introducción comercial de los VCA, e incentivos para promocionar la fabricación de este tipo de vehículos y facilitar las pruebas previas necesarias. En términos legales, además, todo este desarrollo necesita de un nuevo marco regulatorio, que, creemos, debe estar en línea con las recomendaciones de los convenios y grupos de trabajo de la ONU sobre estandarización tecnológica y de seguridad.