Mapa del trabajo argentino 2019


Entender, anticipar e intentar modificar los cambios en el mercado laboral es central para discutir y diseñar un política económica en Argentina y en cualquier parte del mundo. En ese debate, el empleo y la posibilidad de fomentar el crecimiento del país a través de una ampliación del número de trabajadores activos no solo deben pensarse a partir de las cifras de desempleo o de las negociaciones colectivas por mejores salarios y condiciones de trabajo. Por eso, proponemos mirar más allá y preguntarse: ¿Cuáles son los sectores de la sociedad que están fuera del mapa del empleo nacional y cómo se podrían incluir? ¿Todos los cuentapropistas trabajan en peores condiciones que los asalariados? ¿Qué peso real tiene la informalidad en Argentina y en qué regiones y sectores productivos en especial? ¿La brecha de género es solo salarial?
Tras analizar la información pública disponible, el Centro para la Evaluación de Políticas basadas en la Evidencia (CEPE) delineó las principales características del mapa del trabajo argentino de 2019: 
- Hoy 28 millones de personas están en edad de trabajar en Argentina y, de ellos, casi el 45% (9 millones) tiene problemas de inserción laboral. Redondéando las cifras, más de 8 puntos son desempleados, más de 13 son cuentapropistas de bajo nivel educativo y más de 22 son asalariados informales, es decir, trabajadores en relación de dependencia sin aportes al sistema jubilatorio.
- Cerca de un tercio de esta población identificada como inactiva son mujeres que cumplen tareas domésticas en sus hogares y más de un 40% son estudiantes. Mientras la Ciudad de Buenos Aires registra el mayor número de estudiantes que no trabajan ni buscan trabajo (53%), en el Gran Buenos Aires se encuentra el porcentaje más alto de personas que cumplen tareas domésticas no remuneradas (36%). 
- Entre 2004 y 2008, el mercado laboral mejoró su tasa de empleo, redujo la de desempleo y aumentó la de formalidad. Esta tendencia se mantuvo con un ritmo más lento hasta 2011, cuando se contrajo la tasa de empleo, especialmente entre los hombres y los más jóvenes; aumentó el porcentaje de los jóvenes ni ni y redujo el empleo privado formal. En diciembre de 2015, se empezó a generar empleo, pero esta vez la expansión estuvo impulsada por el trabajo independiente y acompañada por más reducción del empleo formal privado.
- Alrededor del 70% de los trabajadores independientes tiene un bajo nivel educativo e ingresos relativos bajos, con los mayores picos en las regiones de Cuyo, el NOA, NEA y la pampeana. CABA, en cambio, es la única parte del país en la que los trabajadores independientes de alto nivel educativo e ingresos relativos altos tienen más peso. 
- La mayor parte de los cuentapropistas del país pertenece al 50% de los trabajadores que recibe menores ingresos. Sin una reforma estructural para este sector, el actual tipo de generación de empleo, impulsado por el trabajo independiente y acompañado por una reducción del empleo formal privado, llevará a un empeoramiento de las condiciones de vida de los trabajadores argentinos. 
- La tasa de participación en el mercado laboral argentino es menor a la de los países desarrollados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y esto se debe, sobre todo, a la marginación de las mujeres más pobres, con bajo nivel educativo y sin o escasa formación laboral
- A pesar de contar con un leve bono demográfico, el cociente de ocupados sobre la población total se deteriora, en contraste con los países de ingresos altos, donde el envejecimiento de la población más que se compensa con el aumento de la tasa de participación, para mantener el empleo sobre la población total estable o en ascenso. Esto sugiere que la baja participación laboral y la brecha de género son márgenes inmediatamente disponibles para elevar la fuerza laboral y acelerar el crecimiento per cápita.