En los medios

TN
23/12/23

Andrés Di Tella con Levy Yeyati: “El cine documental se parece cada vez más a la poesía”

Eduardo Levy Yeyati, profesor de la Escuela de Gobierno y director académico del Cepe, entrevistó a Andrés Di Tella, director del Programa de Cine UTDT, para el ciclo Pensar Distinto.

Por Eduardo Levy Yeyati



En una charla con el economista Eduardo Levy Yeyati para el ciclo Pensar Distinto, el cineasta Andrés Di Tella repasó sus obras, habló sobre su relación con el escritor Ricardo Piglia y opinó sobre el lugar que ocupa el género documental en la industria de hoy.

- Alguna vez leí una nota que hablaba sobre la influencia del escritor Ricardo Piglia sobre tu obra. Vamos a volver sobre lo que hiciste con ese diario que describía la Literatura como una suerte de avatar del yo o que había una suerte de representación autobiográfica. Piglia decía que la ficción te permite tomar distancia de eso y poner en boca de otro, en otro personaje, algo que vos habrías dicho y tomarte todas las libertades del caso, porque finalmente es ficción. Cuando leía eso que vos habías escrito sobre lo que decía Ricardo, pensaba en cómo esto se traduce en el caso de un documentalista que no escribe ficción y que es en algunos casos como el tuyo, autobiográfico, porque has hablado mucho de vos, de tu familia, de tu madre. ¿Dónde desplazás, dónde te tomas las libertades? ¿Cuándo como documentalista se supone que tenés que estar más cercano a la realidad donde aparece tu autobiografía insistiendo sobre la realidad?

- Creo que Ricardo Piglia lo que decía era que en la literatura siempre es otro el que habla y eso es lo que a él le gustaba. Inclusive la primera persona del narrador, esa primera persona del narrador en la literatura, no es exactamente igual a la persona física biográfica que está escribiendo. Te podías disfrazar de alguna forma inevitablemente; por más que lleve su propio nombre o que tome datos de su propia biografía. Al convertirse en el narrador de una historia, se convierte en un personaje de ficción.



Andrés Di Tella con Eduardo Levy Yeyati. (Foto: Pensar Distinto/TN)

- ¿Por qué filmaste los diarios de Ricardo Piglia? ¿De dónde surgió? Porque esa es una historia tan fascinante como el documental. ¿Y por qué no filmaste tus propios diarios? ¿Por qué usar a Ricardo? ¿Por qué poner el racconto de la historia en él? ¿Por qué no ponerte vos en el primer plano?

- Yo iba a filmar mi propio diario. Me compré una cámara y estaba en la Universidad de Princeton, en Estados Unidos, donde yo a veces daba clases y él estuvo muchos años y me encontré con él y le dije: ‘Mirá, me compré una cámara y quiero hacer un diario cinematográfico, que es un género que existe. No hay muchos ejemplos, pero existe. Y que es la acumulación de registros a lo largo de los días’. Y él me dijo: ‘Yo estoy acá con todos estos cuadernos y tengo que pasarlos en limpio y quiero hacer una obra’. Eran cuadernos de décadas, que él empezó a los 16 años. Toda una vida. Y siempre se dudó. Mucha gente dudó si eso realmente existía porque él hacía referencias, citaba sus propios diarios, pero como Piglia manejaba mucho este cruce de verdad y mentira de ficción y realidad, había dudas, pero existían los diarios.

¿Entonces él me dijo por qué no hacemos un trabajo paralelo? Es decir, vos hacés tu diario y yo construyo mi diario a partir de mis cuadernos y nos servimos como interlocutores, como generando una demanda. Yo me veo obligado, no sé, cada semana a mostrarte algo y viceversa. Después empezamos. Lo primero que yo filmé de mi diario fue cuando él se iba de Princeton, volvía a la Argentina y una de sus metas era concentrarse en este diario. Y yo le dije: ‘Me parece que el diario va a ser como vos hacés tu propio diario y no el mío’.

- ¿Por qué no hiciste el tuyo? ¿Por qué no te resultó más fácil?

- Parecía más interesante y además era algo que estaba pasando. Creo que en el cine es necesario ver algo que está pasando.

- O sea, él te daba una trama.

- Me daba una trama y me daba eso, algo que está pasando en este momento. O sea, él en este momento está haciendo este diario, está dudando qué hacer, si seguir, si abandonarlo. Inclusive hay un momento que captamos en vivo donde estamos charlando y él dice: ‘Sabés que se me ocurrió una idea medio loca, pero es entregarle mi vida, es decir, todo lo que está en mi diario a un personaje de ficción. Entonces, sus diarios no se llaman los diarios de Ricardo Piglia, se llaman los diarios de Emilio Renzi, que es un personaje de ficción que aparece como alter ego.

- En algún lado creo haberte leído comentar tu impresión cuando viste La hora de los hornos y viste la forma en que en la película nacionalista peronista de la Resistencia de 1968 de Pino Solanas se veía al Instituto Di Tella como una suerte de caballo de Troya del colonialismo imperialista cultural americano, o algo así. Estabas del lado de los malos y eso de alguna forma te pegó e influyó para que hicieras una película muy buena que recomiendo a todo el mundo sobre los rastros de los Montoneros y era hablar sobre la memoria de gente que había pasado por esa época. ¿Cuánto de esa culpa influyó en la filmación de Montoneros? ¿Tuvo algún rol? De dejar las cuentas en claro de alguna forma, en tu caso, como una asignatura pendiente de esta visión de sentir que la gente miraba el Di Tella como si hubiera estado en la vereda de enfrente, no enfrente de algo de lo nacional y popular?

- Es una buena pregunta que nunca había asociado. ¿Pero es probable, no? Yo me sentía como en ese ámbito, no sé, de fines de los 70, en la época de la dictadura militar, cuando yo vi la película de Pino Solanas, ¿me sentía como si estuviera, no sé, en una situación medio de complicidad con la dictadura o con el lado incorrecto, no? Y creo que hubo algo de sí en la génesis de ese proyecto que fue hace muchos años, de por lo menos querer averiguar qué fueron los Montoneros y fue una de las experiencias más intensas de mi vida, porque me encontré con gente.

Esto fue en el año 92, 93 que hice toda la investigación y la filmación. La película salió en el año 94, Fue la primera cosa que se hizo sobre la experiencia guerrillera contada por los participantes que hubo aquí y la gente que participó y sobre todo, que habló conmigo en la investigación. Nunca había hablado de esto con nadie que no fuera parte del grupo, digamos, que haya sido militante de Montoneros. Entonces fue muy fuerte, inclusive muchos no le habían hablado ni siquiera a los hijos. Era como una especie de tabú,.

- ¿Empezaste boca a boca?

- Los encontré a unos primero en el bar Celta. Después fui yendo, uno me llevó a otro y lo más gracioso es que algunos ya los conocía y no sabía. No sabía qué habían sido porque en esa época era un tabú que ahora cambió. Me parece que siempre es bueno que se sincere la realidad, ¿no? Me parece que a veces hay una voluntad un poco ideologizada de un lado o de otro, de querer pintar la realidad distinta o no ver con un solo ojo. Y a mí personalmente me parece que la tarea del documental es mostrar, revelar y sobre todo, mostrar que hay una experiencia humana. A mí no me gustan los Montoneros y vamos a decir políticamente me parece fue un error tremendo. Me parece que hubo también mucha crueldad de por medio. No vamos a hablar de la represión feroz que vino después, pero me parece que es una experiencia humana súperintensa, muy interesante, que hay que verla también con sus contradicciones y eso es lo que yo traté de hacer en aquella película y por la cual hubo mucha polémica, porque no era ni una reivindicación de los Montoneros ni una condena.

-¿Por qué nos cuesta tanto siendo que es tan rico lo que se produce en documentales? ¿Por qué nunca consigue, según entiendo yo, una audiencia masiva? Casi no hay documentales en los cines.

- Históricamente estuvo la televisión, es decir, mis propias películas. Sin ir más lejos, cada vez que van a la televisión o las plataformas, tienen unas cifras fenomenales. ¿O sea que a la gente le interesa lo que por ahí yo creo que si vas más a fondo, yo diría que el cine tiene mucho que ver con la fantasía, no? Y creo que lo que buscamos en el cine es más que nada fantasía, escape, identificación con un ideal, no sé, personal como más fantasioso, más inconfesable. Y el documental, claro, te remite todo el tiempo a la realidad. Igual yo creo que se dan esos procesos, no de identificación, de fantasía, pero de una forma más discreta.

- La gente no paga para eso.

- Y no paga, porque también existe un prejuicio contra el documental. Yo creo que la gente a veces cuando empieza a ver una película y se engancha. Empieza a ver y se empieza a enganchar, pero nadie decide ver un documental en el cine. Muy poca gente. Eso yo no sé si se puede cambiar o no, pero hay suficiente público y suficiente forma de mostrar las películas hoy en día, a través de las redes, a través de las plataformas, a través de la misma televisión que sigue existiendo como para que haya circulación.

- La tecnología ecualiza un poco la situación y abarató también la forma.

- Exacto. Ahora todo es más fácil llegar a la vez. Se generan monstruos como Netflix y la gente directamente deja de ir al cine porque no es un problema ya del documental. Es un problema de todo cine que no sea el cine de Hollywood, de los blockbusters. O sea, vos sabés que en este momento, con toda la crisis que tenemos encima en la Argentina después de la pandemia, las cifras de asistencia al cine son las más altas desde que se tienen registro. O sea, cantidad de gente que va al cine es más, ahora que en los años 60. Es insólito, incluso.

- ¿Fue solo el rebote pospandemia? Hace un par de meses todos ven las mismas tres películas, o tanques..

- Entonces sufre tanto una película con ambiciones más comerciales, con actores y otro costo que una película chiquitita como las que hago yo. Tiene muy bajo costo. Y entonces también eso permite más juego, más riesgo, más innovación, porque no hay un productor respirándote en la nuca diciendo ´tenés que responder esta expectativa´, y eso es enormemente liberador. Yo creo que hoy el cine y el cine documental en particular, para bien y para mal, se parecen cada vez más a la poesía.

- Es una buena comparación. No lo había pensado, pero la poesía ha quedado en un lugar marginal, porque el documental, incluso dentro del mundo del cine, tiene hoy un rol bastante más visible que la poesía en la literatura.

- Sí, y sin embargo, hay mucha gente que lee poesía y la poesía llega a través de la música, Las canciones también tiene su forma de expresar.

- Es un poeta del cine. Bueno, esperamos ver pronto tu próxima producción. ¿Qué estás haciendo ahora?

- Ahora acabo de terminar esta película que se llama Mixtape La Pampa. Se va a ver ahora en el Festival de Mar del Plata y luego en salas de la Ciudad de Buenos Aires, supongo que en el Malba y algunos circuitos que todavía resisten.

- La buscaremos y la promocionaremos.

- Muchas gracias.

- Gracias a vos, Andrés, por venir.