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TN
22/03/19

El mercado de trabajo en 2018: de la ilusión al desencanto

A pesar del aumento aparentemente insignificante del desempleo entre el tercer y cuarto trimestre de 2018 de 9,0 a 9,1, el crecimiento interanual entre el cuarto trimestre del 2018 y de 2017 es indiscutiblemente significativo, de 7,2 a 9,1. Análisis del director de Formación Ejecutiva en Políticas Públicas e Investigador asociado al CEPE de la Escuela de Gobierno UTDT.

Por Darío Judzik
9,1 es el dato oficial que dio el INDEC sobre el desempleo en el cuarto trimestre de 2018

Como en el título del conocido libro de historia económica Argentina de Pablo Gerchunoff y Lucas Llach, “el ciclo de la ilusión y el desencanto”, el mercado de trabajo entre fines de 2017 y comienzos de 2018 tuvo una breve fase de ilusión y terminó nuevamente en el desencanto. El INDEC publicó este jueves los nuevos datos de los principales indicadores de mercado de trabajo, en este caso correspondientes al cuarto trimestre de 2018. Concluye así la información del año y termina de definirse el cambio de ciclo.

Entre los principales indicadores a tener en cuenta se encuentran la tasa de actividad (el porcentaje de personas que se encuentran económicamente activas, la tasa de empleo (el porcentaje de aquellas empleadas y en edad de trabajar), y la tasa de desempleo (el porcentaje de personas desempleadas entre económicamente activas). Esta última es la que suele recibir más atención. El último valor publicado para el cuarto trimestre de 2018 es de 9,1.


Efectivamente, entre fines de 2017 y principios de 2018 tuvimos buenas noticias en el campo de indicadores laborales y, así, una breve pero intensa ilusión de crecimiento y mejora de condiciones en el desempeño del mercado de trabajo. El devenir macroeconómico, no obstante, derivó en un nuevo desencanto que ya vimos en los datos del tercer trimestre y corroboramos ahora con los del cuarto y último de 2018.

Es importante aclarar en este punto que el mercado laboral suele tener cierta estacionalidad. Esto quiere decir que en algunos momentos del año siempre aumenta el empleo y en otros siempre cae, por ejemplo, debido a la temporada de verano, la campaña comercial de las fiestas de diciembre, las cosechas y otros motivos. Por esto, comparar los indicadores laborales de un trimestre con los del inmediato anterior no es muy informativo. Es más adecuado y riguroso comparar indicadores de manera interanual, esto es, con el mismo trimestre del año anterior.

En el segundo trimestre de 2017 empezamos a ver caídas interanuales en la tasa de desempleo, al mismo tiempo que crecía la tasa de empleo y de actividad. Es el ciclo que podemos denominar “de ilusión”, y duró hasta el primer trimestre de 2018 inclusive. Desde el segundo trimestre de 2018 vemos nuevamente la cara del “desencanto”.

Sin embargo, entre el segundo y tercer trimestre de 2018 aumentaba al mismo tiempo la tasa de desempleo y la tasa de empleo de manera interanual. Este fenómeno, aparentemente paradójico, suele explicarse porque más personas previamente inactivas desean participar del mercado de trabajo. Algunas consiguen empleo, y otras no, lo que puede hacer crecer la tasa de empleo y la tasa de desempleo al mismo tiempo.

Los datos publicados este jueves, correspondientes al cuarto trimestre de 2018, corroboran el inicio de una nueva fase recesiva. A pesar del aumento aparentemente insignificante del desempleo entre el tercero y cuarto trimestre de 2018 de 9,0 a 9,1, el crecimiento interanual entre el cuarto trimestre del 2018 y de 2017 es indiscutiblemente significativo, de 7,2 a 9,1. A esto se suma que, por primera vez desde principios de 2017, se registra una caída interanual en la tasa de empleo.

El mercado de trabajo va asociado al desarrollo de la actividad económica general. La estimación preliminar del PBI de 2018 indica una caída del 2,5% respecto de 2017, lo que ilustra una desaceleración que explica parte del importante aumento interanual del desempleo. En un mercado laboral como el de Argentina, solamente un aumento de la actividad económica puede mejorar los indicadores laborales en el corto y mediano plazo hacia una nueva fase de ilusión. Esto se escribe rápido, pero es más complicado de llevar a la práctica, especialmente cuando los objetivos de largo plazo pueden comprometer la coyuntura. Esperemos que la actual situación de freno en la actividad sea breve y que en poco tiempo veamos nuevamente mejoras en el nivel de producción y empleo.

(*) Darío Judzik es director de Formación Ejecutiva en Políticas Públicas e Investigador asociado al CEPE, Escuela de Gobierno, Universidad Torcuato Di Tella.