En los medios

Clarín
9/05/23

Creció la pobreza entre los trabajadores ocupados, y más entre los que están registrados

Martín González Rozada, codirector de la Maestría en Econometría, fue consultado sobre la evolución de los ingresos reales de los trabajadores formales.

Por Ismael Bermúdez

El aumento del empobrecimiento de la fuerza de trabajo es el dato más relevante que surge de los microdatos de la EPH (Encuesta Permanente de Hogares) del cuarto trimestre 2022 que difundió el viernes el INDEC.

Durante el año pasado, la pobreza entre las personas ocupadas subió del 25,8% al del 30,5%, superando el nivel de pre-pandemia. Son más de 5,5 millones de trabajadores formales o informales urbanos a nivel nacional que viven en hogares pobres. Son casi un millón de ocupados pobres más en tan solo un año.

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Esta realidad laboral arrastró a las familias y la pobreza infantil (menores de 14 años) pegó un salto del 51,1% al 56,5%, con un aumento entre los mayores de 65 años del 13,1% al 16,9%.

En relación al total de la población (urbana y rural) los pobres sumaron casi 19 millones a fines del año pasado. El índice de pobreza llega al 40,9% contra un 36,5% a fines de 2021, aunque se estima que estas cifras deberían ser ahora superiores por la disparada de la inflación y en especial de los valores de las canastas básicas, en especial la alimenticia.

En esta realidad de empobrecimiento generalizado de los trabajadores coinciden varios factores: La inflación ascendente, la pérdida de poder adquisitivo que se inició en 2018 y ya lleva cinco años ininterrumpidos sin revertirse, el abaratamiento de la mano de obra, ya sea por precarización, empleo informal o por convenios que cierra por debajo de la inflación, entre otras razones. También el encarecimiento de los alimentos, que golpea sobre todo a los sectores de menores ingresos.

Ese incremento de la pobreza se produjo con más actividad, más personas ocupadas (bajó la desocupación) y en todas las modalidades laborales aunque en proporción, más subió entre los asalariados registrados, con descuento jubilatorio, donde uno de cada 5 trabajadores registrados tiene ingresos por debajo de la línea de pobreza. Son poco más de medio millón de trabajadores registrados que viven en hogares pobres en relación a un año atrás. 

En definitiva, con crecimiento, con menos desocupados y más ocupados, una proporción mayor de hogares o familias terminaron el 2022 más pobres. Una suerte de pauperización “en crecimiento”.

“Dentro de los trabajadores ocupados hubo un aumento interanual de casi 6 puntos porcentuales en la cantidad de asalariados formales (con descuento jubilatorio) que viven en hogares pobres, pasando del 13.6% en 2021 al 19.3% en el cuarto trimestre de 2022. Dado que la tasa de empleo formal de la economía se mantuvo relativamente estable entre el cuarto trimestre de 2021 y el cuarto de 2022, estos resultados reflejan el marcado deterioro en los ingresos reales de los trabajadores formales”, señala Martin González-Rozada Director de la Maestría en Econometría de la Universidad Torcuato Di Tella.

Rozada agrega que “la situación de los asalariados sin descuento jubilatorio es peor. Había un 45.2% de asalariados informales que vivían en hogares pobres a finales de 2022 versus un 43,2% un año antes. Entre los cuentapropistas subió del 36,3% al 40,1%.

En definitiva, luego del rebote de 2021 tras la pandemia y cuarentena, y con una suba de la actividad económica del 5,2% en 2022, la pobreza subió del 36,5% al 40,9% en un año.

De todos estos datos se desprende que la mayor actividad económica se basó en las distintas formas de precariedad laboral (informalidad plena, contratación de empleados como Monotributistas ( “factureros) y en el empobrecimiento de la fuerza de trabajo por la caída del salario real en medio de un inflación que bordeó el 100%.

Este proceso ya acumula varios años, bajo el anterior y el actual gobierno. Según la consultora LCG los salarios reales son un 24,9% inferiores que en noviembre 2017 (último pico). “Mientras que los trabajadores registrados muestran una caída del poder adquisitivo del 20,8% respecto a este último período mencionado, los trabajadores informales resultan los más afectados con una pérdida que casi se duplica, llegando al 41%”.

Por este desplome del salario real, desde el arranque de 2018 hasta fines 2019, hubo un salto sin precedentes de los que tienen trabajo y son pobres. Aumentaron del 17,3% al 24,5% de la población ocupada durante 2018 para volver a subir al 27,5% en el cuarto trimestre de 2019.

Así, con una economía que superó los niveles de actividad anteriores a la pandemia, la pobreza de los ocupados es mayor ( 30,5%). Y la de los trabajadores registrados pasó del 14,5% al 19,3%.

Esta pauperización con crecimiento y menor desempleo llevó a una pérdida de la participación del conjunto de los trabajadores en la riqueza económica generada, señala CIFRA (Centro de Investigación y Formación de la República Argentina).

“Un primer descenso en este sentido se dio durante el gobierno de Cambiemos, cuando el total de remuneraciones se redujo desde el 51,8% sobre Valor agregado total en 2016 al 46,3% en 2019, como consecuencia de una caída real de los salarios mayor que la disminución del nivel de actividad económica entre esos años. Una vez superado el 2020, con la recuperación económica pospandemia nuevamente tuvo lugar un proceso de pérdida de participación de los salarios, que en 2022 quedaron en el 44,9% sobre el Valor Agregado”.