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Infobae.com
16/01/21

Dinero y “conflicto distributivo”: preocupa a los economistas el diagnóstico del BCRA sobre la inflación

Costantino Hevia, profesor del Dpto. de Economía, analizó el paper publicado por el Banco Central respecto a los determinantes de la inflación.

Por Sergio Serrichio


El IPC “núcleo” subió 4,9%, equivalente a una tasa anual de más del 77%. Datos que no auguran bien para el nuevo año (Reuters)

El 4% de aumento que tuvo el Índice de Precios al Consumidor (IPC) en diciembre, que anualizado equivale a una inflación de 60%, completó una suba de 36,1% en 2020. Peor aún: el IPC “núcleo” subió 4,9%, equivalente a una tasa anual de más del 77%. Datos que no auguran bien para el nuevo año.

Pero más allá de las tendencias recientes, que ya levantaron en 20 puntos porcentuales las expectativas de inflación para este año, a varios economistas les preocupa el diagnóstico oficial, que apunta a una terapia ya conocida: más controles e intervención estatal para reprimir precios impulsados por una emisión monetaria desbocada y la destrucción del peso argentino, cuya depreciación en 2020 fue solo superada por la de monedas de 5 estados “fallidos” o con graves conflictos internos.

El BCRA, cuya misión es, precisamente, preservar el valor de la moneda y mantener a raya la inflación, explicitó ese diagnóstico publicando en su blog “Central de Ideas” un capítulo del “Informe Monetario” de noviembre sobre los “determinantes de la inflación en Argentina”.

El paper no tiene firma, aunque muchos apuntan la autoría, al menos mediata e intelectual, a Jorge Carrera, vicepresidente segundo del BCRA (y exprofesor de Martín Guzmán en la Universidad de La Plata), el subgerente general de Investigaciones Económicas, Germán Feldman, cercano al gobernador bonaerense, Axel Kicillof (quien como ministro de Economía lo ubicó en el directorio del BCRA) y Ariel Dvoskin, designado gerente principal de Estudios Económicos en julio pasado.

Ecuaciones y tecnicismo

El paper reviste con ecuaciones y tecnicismo el diagnóstico en buena medida perogrullesco de que la inflación es un fenómeno “multicausal”, examina 5 “determinantes” (tipo de cambio, salarios, actividad, cantidad de dinero y tasa de interés en pesos, en todos los casos en términos nominales) y termina sugiriendo que “el proceso inflacionario puede ser gatillado por una incompatibilidad en la distribución del ingreso existente, lo que comúnmente se conoce como conflicto distributivo”.

Según el trabajo, “la influencia de los agregados monetarios en la inflación es menos directa”, aunque los autores buscan cubrir los flancos reconociendo que “no puede haber desequilibrios persistentes entre la cantidad real de dinero y aquella que el sector privado está dispuesto a demandar en el largo plazo” (ergo, no se le puede dar demasiado a la maquinita sin pagar el precio).


El énfasis sobre el “conflicto distributivo” como causa de la inflación calza con el “relato” político del Gobierno, en cabeza del ministro Martín Guzmán y del presidente del BCRA, Miguel Pesce

El énfasis sobre el “conflicto distributivo” como causa de la inflación calza con el “relato” político del Gobierno, permite atribuir culpas y exime al menos en parte al Central de la misión de controlar la inflación, pese a que, por ejemplo, un estudio previo de la entidad sobre “Crecimiento monetario e inflación: Argentina 1970-2005”, elaborado por Emiliano Basco, Laura D’Amato y Lorena Garegnani, de la misma subgerencia de Investigaciones, afirma que “la tasa de inflación responde positivamente a los impulsos monetarios” y si bien señala que el poder explicativo de esa relación es más fuerte a largo que a corto plazo (algo que reitera el nuevo paper), los resultados “corroboran que la inflación elevada y persistente fue acompañada de expansiones sostenidas del dinero”. De hecho, un gráfico muestra una correspondencia casi perfecta entre una y otra variable.


El arribo a la Argentina de billetes de $1.000 importados de Brasil

Motivaciones

¿Por qué el BCRA hace un trabajo técnico para relativizar la influencia de la emisión monetaria sobre la inflación? ¿Es acaso una coartada política? “Empleados muy bien pagos y ociosos”, corrigió a Infobae un economista que prefirió “no dar entidad a la Juvenilia Nac & Pop del Banco Central”.

Constantino Hevia, profesor asociado de Economía de la Universidad Torcuato Di Tella, se tomó el trabajo de analizar y responder con detalle al paper del Banco Central cuyas regresiones, dijo, “no demuestran en lo más mínimo, que los precios se determinen por puja distributiva o lo que sea”.

Según Hevia, los autores del trabajo “usan palabras como ‘sugiere’ y ‘sin pretender dar una respuesta definitiva’, pero empujan fuertemente una idea de conflicto distributivo a partir de una ecuación que por sí sola no dice absolutamente nada de los mecanismos de formación de precios, tales como conflicto entre empleados y empresarios o cualquier otra historia similar”.

¿Cuál sería el objetivo del paper? Hevia recordó que “el presidente del BCRA (Miguel Pesce) ya lo dijo en alguna nota: Kulfas (Matías, el ministro de Desarrollo Productivo) tiene un trabajo importante para frenar la inflación. O sea, no creen que el Banco Central sea el organismo que maneja la inflación. Supongo que consideran que su rol es otorgar mucha liquidez al Tesoro y evitar que se deprecie el peso a fuerza de cepos y restricciones cambiarias”.


Constantino Hevia recordó que “el presidente del BCRA (Miguel Pesce) ya lo dijo en alguna nota: Kulfas (Matías, el ministro de Desarrollo Productivo) tiene un trabajo importante para frenar la inflación. O sea, no creen que el Banco Central sea el organismo que maneja la inflación

El economista que prefirió no discutir con “la Juvenilia del BCRA” recordó que tanto el salario como el tipo de cambio son precios, con lo que el argumento del Central es circular: intenta explicar precios con precios. “En economía la puja distributiva no es más que el ajuste de precios discontinuo con un ojo en la inflación pasada”, destacó. “En una economía nadie quiere perder”, dijo. Pasa en la Argentina y en la absoluta mayoría de los países del mundo que no tienen inflación. “Yo no lo llamo puja, sino inercia, y sí, con 40% de inercia si la base monetaria sube 40% (corregida por cambios en la velocidad y el crecimiento real, que suelen ser de un orden menor) no estaría generando más inflación, sólo convalidándola; el punto central es que el Gobierno necesita la inflación para pagar el déficit fiscal y quiere justificar que no baje; de hecho este año debería subir”, concluyó.

Tiene razón, pero marche preso

A Héctor Torres, exdirector por el Cono Sur en el directorio del FMI, el paper del BCRA le pareció “interesante y bien argumentado”. Sin embargo, añadió, “para que un acuerdo político-social (política de ingresos) pueda ayudar a contener el conflicto distributivo y a moderar las expectativas de precios y salarios, debe estar enmarcado en un programa económico coherente, en el que el gasto público sea financiable sobre la base de supuestos económicamente alcanzables y políticamente viables”.

¿Se puede acordar un programa anti-inflacionario con el staff del FMI a partir de un diagnóstico así? Según Torres, “el staff del FMI es mucha gente: hay algunos muy ortodoxos para los cuales la inflación es siempre y solamente un problema monetario, y se arregla aumentando la demanda de dinero (altas tasas de interés, de efecto recesivo) y hay otros que entienden la utilidad de acompañar una estrategia antiinflacionaria sólida, con componentes monetario, fiscal y cambiario, con una política de ingresos”. Pero en todo caso, concluyó, “no conozco a nadie que crea que nuestro problema inflacionario se puede arreglar con una buena política de ingresos; es como suponer que podríamos volar vistiéndonos con plumas”.

Desde Rosario, el economista Federico Alonso terció por Twitter en las reacciones al paper del BCRA. En respuesta a Infobae, aportó un gráfico que muestra la casi exacta relación entre la oferta de dinero y la inflación en el período 2010-2020. “En los últimos 10 años la Base Monetaria se incrementó 2.085% mientras que la Inflación lo hizo en 2.030%”, precisó.


Un gráfico elaborado por Federico Alonso muestra la correspondencia entre emisión e inflación en los últimos 10 años

Al igual que Hevia, Alonso interpretó el paper del Central como un ¿y a mí por qué me miran? “Estarían afirmando que la responsabilidad de mantener los precios estables no recae, en buena parte, dentro del ámbito de sus competencias. La consecuencia de esta idea es la relajación de los límites en la cantidad de dinero emitida, sin tener consideración plena de su impacto en la economía”, comentó.

Alonso presentó recientemente un estudio sobre la dinámica del gasto público (nacional, provincial y municipal), variable que, al igual que el déficit fiscal, el BCRA deja de lado en sus análisis. Entre otros datos, precisó por ejemplo en 1998 el número de empleados en las empresas públicas o de mayoría estatal era de 16.082, equivalente al 0,1% de la Población Económicamente Activa (PEA), pero en 2003 empezó un ascenso que lo llevó en 2015 a 120.770 empleados registrados, un aumento de 650% en 12 años, evolución que llevó a su vez a que el déficit consolidado de las empresas públicas llegara a 2,17% del PBI, cuando empezó una casi imperceptible reducción.

Esteban Domecq, director de la consultora Invecq, consideró “una desgracia” el diagnóstico del Central sobre la inflación. “Venezuela, Sudán, Sudán del Sur, Argentina, Irán, Angola, Egipto, Nigeria, Uzbekistán y Bielorrusia -listó- son los 10 países con peor desempeño en materia de inflación del período 2011-2020, y el paper del BCRA “permite comprender porqué Argentina está y seguirá ahí”.

La inflación para 2021 “no tiene techo; porque nuestra adicción a darle a la maquinita y después justificar multicausalidad tampoco tiene límites”, dijo Domecq, e ilustró con un gráfico el volumen de emisión monetaria que empuja los precios y la inflación.


Un gráfico de Esteban Domecq muestra la evolución de la asistencia del BCRA al Tesoro

Según Domecq, ni Economía ni el BCRA deberían solazarse con el resultado de la inflación del año pasado. “Argentina cerró 2020 con 36,1% de inflación anual (cayendo desde 53,8% de 2019) y con 4% de inflación mensual. ¿Qué significa? - Que a pesar de pisar el dólar, congelar tarifas, los “Precios Cuidados” y la brutal recesión estamos ante una importante aceleración inflacionaria”, expresó.

Show me the money

Desde Washington, un ex funcionario del Fondo dijo a su turno que nadie en el FMI va a objetar las obviedades del paper del Central. “Es cierto que a inflaciones altas y con el desastre de precios relativos que hay en la Argentina no las parás solo con política monetaria. Le pasó al gobierno de Macri; querer estabilizar mientras ajustaba las tarifas. El BCRA está diciendo que esto con política monetaria sola no se arregla, se necesita un acuerdo social. Pero habla de puja distributiva después de un año en que los sindicatos estuvieron debajo de la mesa y siguió habiendo inflación. A quien le vaya con esos argumentos, el FMI le va a decir: “Muy bien, entonces ¿qué política de ingresos proponés? ¿Y qué vas a hacer con el dólar? Y no te olvides de mostrarme también el programa fiscal y monetario”.