Roberto Gargarella, profesor de la Escuela de Derecho, fue consultado en el programa "Volviendo a casa" sobre el proyecto de reforma judicial que impulsa el gobierno. El abogado explicó su postura de percepción del derecho como una conversación entre iguales y lo consideró un “ideal regulativo" al que apuntar.

“Hay muchos caminos transitables de diálogo que no están prohibidos por la Constitución y que son perfectamente legítimos e interesantes”, dijo. Además, recordó conversaciones con grupos de trabajo de hace 20 años, en los que nadie creía posible este tipo de diálogo en el derecho. 

“Mucho de lo que se ha hecho mal en esta época de pandemia tiene que ver con eso, con no explorar caminos de diálogo”, opinó. Aquí se refirió a la consulta de Cristina Fernández de Kirchner al Senado y la del Senado a la Corte: “Fue un enfrentamiento, un conflicto de estilo de guerra entre dos ramas del poder cuando perfectamente podía lograrse una conversación entre ellos y tratar de ver cómo se enfrenta una situación tan difícil donde hay incertidumbre”. 

“Lo mismo con la decisión en el caso de las cárceles y la pandemia, una tragedia universal que genera problemas porque queremos proteger la seguridad de las personas pero sabemos que las cárceles son lugares que pueden ser de tragedia. Entonces, ¿por qué no sentarse y conversar el mecanismo de diálogo? Hay muchas alternativas posibles para enfrentar situaciones difíciles aún en época de emergencia”, agregó. 

Respecto a la reforma judicial, Gargarella dijo que “coincidiría con el gobierno en el diagnóstico: todo lo que digamos del Poder Judicial criticándolo es cierto”. Para esto, mencionó algunos problemas, como la corrupción, los sueldos “escandalosamente millonarios” de los jueces, la venta de sentencias y la presión de los servicios de inteligencia. “Ahora, es crucial que enfrentemos eso como un problema que nos afecta a todos y que se trata de un problema de largo plazo”, dijo, y agregó: “Y lo que estamos viendo es sorprendente, porque en un momento de emergencia cuando el país se cae a pedazos, se quiere hacer una reforma mayúscula, velozmente, sin ninguna explicación, no porque no haya problemas sino porque no parece ser este el momento ni la principal motivación”. 

“Otra vez vamos a someter una reforma extraordinaria a consideraciones de cortísimo plazo”, expresó. El abogado sostuvo que se registran en el país reformas constitucionales o legales que son a corto plazo y que esta característica es común en las reformas. “El problema de la impunidad es el problema mayor de la Argentina en los últimos cuarenta años. Si hiciéramos algo serio para atacar la impunidad, estaríamos enfrentando el problema más dramático, porque lo marca todo”, opinó.

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