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11/05/2022

Webinar | La dolarización como atajo a la estabilidad: experiencias latinoamericanas.

Durante el Seminario “La dolarización como atajo a la estabilidad: experiencias latinoamericanas”, los participantes conversaron acerca de cómo algunos de los países de la región alcanzaron la estabilidad macroeconómica.

Dolarización: factibilidad y posibles consecuencias a la luz de los ejemplos latinoamericanos.

 

Durante el Seminario La dolarización como atajo a la estabilidad: experiencias latinoamericanas, los participantes conversaron acerca de cómo algunos de los países de la región alcanzaron la estabilidad macroeconómica.

 

(11 de mayo, Buenos Aires). Ayer se llevó a cabo el Seminario “La dolarización como atajo a la estabilidad: experiencias latinoamericanas”, organizado por la Maestría en Políticas Públicas y la Diplomatura online en Desarrollo Económico de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella.

 

Durante el evento, cada uno de los participantes expuso las luces y sombras de la dolarización en sus respectivos países para dar cuenta del desafío que implica su implementación. Moderó la charla Eduardo Levy Yeyati, Decano de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella y director Académico del CEPE-Di Tella.

 

El primero en exponer fue Augusto de la Torre, director del Centro de Investigación Económica de la Universidad de las Américas (UDLA). El economista hizo mención a cuatro puntos importantes para describir las lecciones que dejó la dolarización de jure en Ecuador. En primer lugar, señaló que no estuvieron las precondiciones necesarias: fundamentos fuertes tanto en lo fiscal como en lo financiero. De hecho, el contexto que ofrecía el país era el de un sistema financiero implosionando, corrida masiva de depósitos, default de deuda externa y congelamiento de depósitos. “Fue una dolarización contra las cuerdas. Se adoptó porque no funcionaba nada más”, sostuvo. Sin embargo, el impacto fue inmediato en la estabilidad financiera y monetaria. En segundo lugar, de la Torre destacó cómo la dolarización se convirtió en la institución más popular de Ecuador: “No hay nada más popular que la dolarización y parece ser la única institución capaz de agrupar a la sociedad”. Entre las razones de su popularidad, apuntó a la posibilidad de desacoplar la vida financiera y monetaria de la vida política: “No importa cuán caótica sea esta última, los contratos financieros, la inflación y las tasas de interés son súper estables. Nos parecemos a Argentina en la vida política, pero somos similares a Perú en la vida financiera y monetaria”. Como tercer punto relevante, mencionó la posibilidad de hacer reformas como consecuencia del sacrificio que los ciudadanos están dispuestos a hacer con tal de no salir de la dolarización. En este sentido, resaltó la inédita reforma laboral llevada a cabo en Ecuador durante la pandemia. Por último, al discutir los posibles riesgos relacionados a la dolarización, el panelista resaltó que no hay evidencia de que el sistema se haya vuelto más vulnerable a shocks de liquidez de origen financiero. Sin embargo, señaló, sí se han observado problemas de competitividad frente a shocks externos. En este sentido, la lección es aprender de Panamá, que logró una dolarización virtuosa gracias a su basta integración internacional y una competitividad externa que se mantiene gracias a un riesgo país muy bajo.

 

Continuó con la exposición Adrián Armas, Gerente Central de Estudios Económicos del Banco Central de Reserva de Perú. Armas comenzó destacando que las sociedades hoy en día aspiran a la estabilidad monetaria, independientemente de la moneda que la provea. Continuó explicando que en Perú el camino a niveles de inflación internacionales llevó alrededor de diez años. A su vez, remarcó que fue clave para la desdolarización que el ciudadano, acostumbrado a ahorrar en dólares, experimentara pérdidas debido a episodios de apreciación cambiaria. Al mismo tiempo, consideró fundamental el rol de las reservas internacionales, ya que permitieron hacer frente a shocks externos negativos. Por último, resaltó la fuerte institucionalidad y autonomía que se le brindó all Banco Central. “A nadie se le ocurre que el Banco Central dé créditos al Gobierno. Eso está superado en la sociedad peruana. Hay consenso en que el rol del Banco Central es mantener la inflación baja.”

 

El siguiente expositor fue Gerardo Licandro, Gerente de Asesoría Económica en el Banco Central del Uruguay. Licandro empezó haciendo un breve racconto de por qué, previo a los 2000, los planes de estabilización de Argentina y Uruguay fracasaron. En este sentido, el economista destacó: “La mayor parte de los fracasos estaba vinculado a la idea de que el Estado no lograba equilibrar las cuentas fiscales”. Licandro señaló que, ante los fracasos de estabilización, la población uruguaya tendió a refugiarse en el dólar y la regulación fue concediéndole más “dinerabilidad” a dicha moneda. Luego del año 2002, las autoridades decidieron flotar el tipo de cambio y desarrollar los mercados en moneda doméstica, corrigiendo estructuras regulatorias nocivas. Finalmente, concluyó su exposición haciendo especial énfasis en la necesidad de contar con disciplina fiscal para pensar en fijar el tipo de cambio al dólar: “Para poder hacer política contra cíclica en ausencia de moneda propia es importante contar con mucha disciplina fiscal”, sostuvo.

 

Concluyó la charla Alejandro Grisanti, director de la consultora Ecoanalítica. El economista comenzó describiendo la economía política de la dolarización en Venezuela. Para ello, mencionó que, en pleno pico hiperinflacionario de 2018, dos tercios de la población respondía a favor de la dolarización. Mientras este porcentaje correlacionaba positivamente con votantes de la oposición, el 70% del chavismo se mostraba en contra de la medida. Grisanti calificó la dolarización actual como de “espontánea” dado que el gobierno no obstaculizó la misma al principio. Entre las características más particulares, el expositor destacó que la dolarización no funciona con una moneda en particular, sino que son múltiples monedas que compiten entre sí. Además, la dolarización favorece más a los bienes durables (electrodomésticos) que a los no durables (alimentos). Finalmente, sostuvo que la dolarización es principalmente transaccional y en efectivo, dados los controles impuestos por el gobierno para evitar la dolarización financiera. Para terminar, Grisanti resaltó la importancia del proceso de consolidación fiscal y de disciplina monetaria realizado durante el último tiempo: “A través de un ajuste fiscal extremadamente fuerte es que Venezuela ha logrado poder salir de una híper sin necesidad de una profundización de la dolarización”.