Di Tella en los medios
La Capital de Rosario
4/07/23

Kosacoff: La estabilización también necesita una agenda de desarrollo

Por Álvaro Torriglia

Bernardo Kosacoff, miembro del Consejo de Dirección y profesor del MBA y del Executive MBA, participó en Rosario de un ciclo de conferencias organizado por el Instituto de Desarrollo Regional (IDR).

Kosacoff estuvo en Rosario en el marco de un ciclo de conferencias organizado por el IDR.

Kosacoff estuvo en Rosario en el marco de un ciclo de conferencias organizado por el IDR.


“Si los agentes económicos no perciben que tienen un sendero de mediano plazo, la estabilización no se va a lograr”. El economista Bernardo Kosacoff, uno de los más renombrados investigadores argentinos sobre desarrollo económico, enfatizó la necesidad de combinar el ordenamiento macro con una estrategia de expansión y diversificación productiva. Debate que, lamentó, no ve en el actual proceso electoral. El ex director de la Cepal y actual consejero directivo de la Universidad Torcuato Di Tella ( UTDT ) estuvo en Rosario participando en un ciclo de conferencias organizado por el Instituto de Desarrollo Regional (IDR). En ese contexto, señaló que la construcción de una agenda de desarrollo, “que sepa leer los cambios en la economía mundial” es una cuenta pendiente de los últimos cuarenta años. Abordar esa tarea permitiría, señaló, potenciar las capacidades y el entramado productivo ya existente, a la vez que achicar los desequilibrios regionales y sociales.

- ¿Argentina puede tomar o retomar el camino de desarrollo en este siglo

- Hay que mantener la esperanza, a pesar de que en el pasado tuvo un desempeño muy malo. Hace 40 años que la economía está estancada. Perdió participación en el escenario internacional y desde 2011 no se creó un solo empleo privado formal. Y esto vino acompañado por un aumento de los niveles de pobreza e inequidad. En estos años la Argentina no hizo ningún ejercicio para definir algún sendero de un desarrollo posible. Hay un punto esencial. La incertidumbre macroeconómica ha sido el centro de atención. Y eso es ineludible. Uno tiene que tener consistencia macro pero no nos podemos remitir sólo al corto plazo sino que hay que darles expectativas a los agentes económicos de que hay un camino posible. Esto también forma parte de un programa de estabilización.

- ¿Qué sectores pueden traccionar el desarrollo?

- Todos deben hacerlo. Hay una gran heterogeneidad en el país. Hay tres Argentinas, con su correlato productivo y social. Hay una Argentina notablemente moderna, que muy pocos países tienen. De los 270 países en desarrollo, menos de diez tienen modelos de organización de la producción como los que encontramos aquí. Simplemente hay que ver cuáles son los que lideran el proceso de exportaciones. Son los sectores en los que se concentran los gastos de inversión y desarrollo, el personal más calificado. Pero aparecen dos problemas con este sector moderno. El primero es que sólo ocupa el 20% de la población. El segundo es que, si bien genera divisas, necesitamos más para sostener los equilibrios macro. Entonces, hay que ampliarlo y mejorar su especialización. La segunda Argentina es básicamente la que está orientada al mercado interno. En general se le presta atención por su mayor capacidad de generar empleo. Y está bien. Pero lo importante es que ahí se desarrollan las capacidades y se generan nuevos sectores y actividades que pueden dar esta diferenciación y ampliación del sector moderno. Todos estamos orgullosos del Invap pero no salió de un día para el otro. Hay una larga historia, que empezó a escribirse cuando se decidió construir dos plantas nucleares, y cuando se comenzó a construir el ecosistema del instituto Balseiro, a fines de los años 60. Y así con cada una de las actividades. Primero hay un proceso de desarrollo de capacidades y aprendizajes que se da en el mercado interno, que en el caso de Argentina es el tercero de América latina y uno de los diez más grandes del mundo. Y tiene capacidades e historias productivas. Hay que superar este viejo dilema entre mercado interno y mercado externo. Y después está la tercera Argentina, que antes era muy chiquitita, y que lamentablemente tuvo un notable crecimiento, producto de todos los ciclos de volatilidad e incertidumbre. Hoy hay alrededor de un 30% del país dentro de esta franja. Y fue el sector que, de alguna manera, fue el que financió todas las crisis con un notable proceso de erosión social. A su vez incluye dos grupos. Uno que tiene aspiraciones de insertarse en el sistema productivo. Y otro núcleo, que concentra una buena parte de la gente joven, al que lamentablemente le han dado la educación de peor calidad. Para salir adelante, la Argentina tiene que tener políticas para cada uno de estos tres sectores.

- ¿Incluye en la Argentina moderna únicamente la vinculada al sector agroindustrial y su transformación?

- Ahí tuvimos un fenómeno notable. Después de muchas décadas de estancamiento, se dio el proceso evolutivo más espectacular de América latina. Es es lo que hoy se denomina el sector de bioeconomía, mucho más que la producción agropecuaria. La Argentina tiene ahí un rol muy importante. Lamentablemente en los últimos años perdió dinamismo pero hay un potencial espectacular. Pero también hay otros sectores, y quizás de mayor magnitud. Está la minería, que tiene al litio como estrella aunque creo que hay otras áreas mucho más importantes como el cobre y los minerales raros. Está la energía. El mundo va hacia una energía descarbonizada. Y la Argentina tiene un potencial en ese sentido, con centrales hidroeléctricas, nucleares, energía eólica, la energía que viene del agro, etcétera. Y a su vez está el sector que protagonizó el único cambio estructural productivo de la Argentina en los últimos quince años, que es la economía del conocimiento. Su pico máximo son estos cinco unicornios que hoy están jugando en carácter global. Y el sector industrial es fundamental. Argentina cuenta con el tercer entramado de América latina y tiene capacidades esenciales para todos los encadenamientos. Hay algunos núcleos industriales que tienen nivel de excelencia internacional. En maquinaria agrícola, sector automotor, industria farmacéutica. La Argentina tiene las mejores plantas de básicos del mundo, como aluminio y tubos sin costura, los mejores petroquímicos. Esta estructura industrial se encadena con los otros sectores y abarca más del 20% de la ocupación en el país, es la que mayor formalidad laboral tiene y paga mejores salarios que el promedio. Cada puesto de trabajo que se crea en la industria genera 2,5 puestos adicionales en el resto de los sectores. La Argentina tiene una estructura productiva diversificada y tiene oportunidades importantes pero para potenciarla se requiere un diálogo colectivo de la sociedad. Encontrar acuerdos mínimos para ponernos en una estrategia de desarrollo.

-¿Cuánto pesa en la percepción política sobre este entramado el hecho de que muchas de stas actividades estén en el interior del país?

-Definitivamente el interior tuvo mejor desempeño que el núcleo de la región metropolitana. Es donde encontramos nuevos sectores, nuevos emprendedores. Quizás hay una pequeña tendencia a superar uno de los rasgos más negativos de la Argentina, que son los desequilibrios territoriales. Hay que integrar el territorio. Y el interior siempre estuvo desfavorecido, con menor acceso al sistema financiero, rezago educativo y diferencias regionales de ingresos que no se encuentran en ningún país desarrollado. El desarrollo económico requiere que generemos más y mejor riqueza, que es responsabilidad de las empresas. Los países capitalistas sensatos tienen mecanismos de compensación para superar las desigualdades de ingreso regional y de individuos. Y eso hay que asumirlo desde el inicio. No es que vamos a crecer y después llega el goteo. Simultáneamente con la generación de valor agregado, inversión, productividad y calificación de recursos humanos, hay que superar esta situación de desigualdad, que ningún país puede mantener. Y hoy se requiere el cuidado de medio ambiente. Antes la barrera de acceso al mundo eran los aranceles. Hoy hay restricciones de todo tipo. Y encarar ese desafío requiere crear instituciones en la sociedad y el Estado. Porque los mercados no existen naturalmente, hay que crearlos y dotarlos de buenas reglas de juego e instituciones. Hay que salir de los falsos dilemas de mercado y políticas. Ambos tienen que estar acomodados.

-Está este entramado productivo pero también la frustración de que en el tema del desarrollo hay que empezar siempre de nuevo. ¿Es un problema de concepción, de modelos políticos, desorden?

-Argentina desde los años 80 perdió capacidad de entender qué estaba pasando en el mundo. Y vivió los escenarios económicos más perturbadores, que hicieron que se mire la necesidad de la consistencia macro. Pero esto generó una pérdida de percepción de la importancia de la agenda del desarrollo y reflujo la capacidad de la sociedad argentina de entender cuáles son las nuevas tendencias globales y los cambios de los paradigmas productivos. Argentina estaba integrada y entendía la revolución 2.0. Cuando pasamos al de la 3.0 y aparecieron las cadenas globales valor, perdimos la inserción y hoy tenemos un desafío enorme. Hasta hace pocos meses hablábamos de la revolución 4.0 y ahora estamos viviendo la aceleración de los cambio, en términos de la inteligencia artificial, computación cuántica, genética. Son disrupciones tecnológicas muy importantes. Lamentablemente estos temas no están en la agenda electoral. Hoy parecen tener más efecto electoral las posiciones más fanáticas. Algunos creen que con los mecanismos simplemente de mercado todo se soluciona, y otros que todo sale adelante simplemente fomentando el consumo y con dos o tres políticas públicas. El desarrollo es un fenómeno más complejo, es una agenda sumamente difícil, y obviamente no ocupa ni el lugar central en las discusiones políticas ni en los medios.

-¿Los planes de estabilización chocan con el desarrollo industrial?

-No. todo lo contrario. Hoy Argentina necesita un programa de estabilización. Pero ese programa debe ser integral. La agenda de desarrollo necesita estabilización y consistencia pero si los agentes económicos no perciben que tienen un sendero de mediano plazo en el cual no va a venir una crisis, la estabilización tampoco se va a lograr.