Espacio-paisaje para el encuentro y el juego

“Nunca había trabajado con Mariano, aunque nos une una gran amistad desde hace muchos años, y siempre buscamos excusas para compartir tiempo… En este caso, el encargo se lo hizo Proa a Mariano y él me invitó a hacerlo juntos”. Así comienza a desovillar (o debería decir “desbobinar”) Nicolás Campodónico la historia previa a la instalación de la obra realizada íntegramente en chapa de acero a la vera del Riachuelo, en la entrada de la Fundación Proa.

Giros en el entramado de Proa también es un mojón en la historia, un pedacito de lana de un gran ovillo, un eslabón más en la cadena de obras de arte público que se instalaron antes en esa misma vereda. Se pueden citar, entre ellas, La Másscara de la Medusa, de John Hejduk; penetrable azul, de Jesús Rafael Soto Maman, de Louise Bourgeois; Fore ver Bicycles, de Ai Wei Wei; y Whir ligig,de Dan Graham.

La instalación encargada a Mariano Clusellas contó desde el principio con el auspicio de Ternium, empresa que colaboró tanto en la provision de material como en la construccion “Nuestra inquietud inicial fue ir a conocer la fábrica donde se producía la materia prima, el acero. Es así como visitando la planta que Ternium posee en San Nicolás, quedamos impactados tanto con el proceso de elaboración del acero como con el producto final de esta planta, que eran unas bobinas de 10 toneladas configuradas en distintos espesores y, por ende, de distintas longitudes de chapa. Había un campo lleno de estos objetos… era un paisaje inquietante. De esa experiencia nos surgió casi naturalmente la idea de trabajar con una bobina, intentando intervenirla lo menos posible, pero a la vez, lo suficiente como para crear un nuevo paisaje en la vereda de Proa”, sigue desentrañando Campodónico.

Según cuenta el arquitecto rosarino, reciente ganador de uno de los Diplomas al mérito que otorga la Fundación Konex, “la intención fue crear un espacio-paisaje de interacción con las personas, un espacio público capaz de albergar juegos, de posibilitar reuniones de personas, de ser recorrido y de perderse (por qué no) aunque solo sea por un instante. Buscamos que el acero, con una mínima intervención, fuera capaz de interpelar al visitante e inquietarlo, de ser posible”.

¿Por qué Giros? “El giro está tácitamente implícito en la producción de la bobina. El material incandescente pasa por mil rodillos en movimiento que, aplicándole enormes presiones, lo va moldeando y transformando en una chapa continua, interminable. Y el giro de la punta, con el material aún caliente, es el que finalmente conforma la bobina. Luego, con nuestra bobina cortada en la vereda de Proa, los Giros vuelven a sucederse una y otra vez para acomodar las 36 piezas en su lugar sobre una trama de círculos superpuestos”, explica con detalle Campodónico.

“Con el simple gesto de cambiar la forma natural de la bobina de chapa y presentarla en otro contexto, la original propuesta redefine tanto el material como el espacio público para que la vereda se transforme en un nuevo escenario para el público familiar y los ciudadanos del barrio de La Boca”, dicen desde Proa. La muestra se puede visitar en Pedro de Mendoza 1929, hasta fin de marzo.