Di Tella en los medios
La Nación
29/10/22

El lado oculto del liderazgo: la carta que un CEO al borde de un ataque de nervios nunca va a mandar

Por Andrés Hatum

El profesor del MBA y Executive MBA escribió sobre cómo la pandemia obligó a repensar el papel de la dirección en las empresas.


La pandemia y el home office obligaron a todos a repensar su modelo de trabajo. Shutterstock.


Juan Pedro estaba nervioso. Ser CEO de la empresa donde hizo prácticamente toda su carrera se estaba convirtiendo en un infierno. Nada que ver con lo que había pensado. Siempre soñó con llegar; hoy se replantea esa palabra, “llegar”… llegar para qué. Definitivamente para pasarla mal. Pero no siempre fue así. En 2019 cuando le dieron el ascenso tan deseado a CEO de su empresa estaba feliz: oficina en el último piso con vista al río, un sillón que parecía una cama, asistente personal y un auto corporativo alemán con tapizado de cuero que olía siempre a nuevo debido a un perfume importado que en mantenimiento le ponían al auto. ¿Qué más se podía pedir?

La pandemia lo sorprendió y cambió la oficina de lujo por una habitación de su casa recién inaugurada desprovista de muebles, pero, al menos, era un espacio para él solo, sin que sus hijos lo interrumpieran. Liderar en la pandemia fue algo imprevisto y le generó estrés, como a todos, pero lo superó. El problema fue la vuelta a la oficina ya que sintió que algo había cambiado. Además, el contexto país más los problemas sindicales crecientes le generaron una ansiedad inmanejable y una irritabilidad creciente. Lo que nunca había pensado, fue a visitar a un psicólogo y luego de la tercera sesión lo mandó a hacer catarsis: escribir una carta de todo lo que tenga ganas de decir pero que, por razones de política organizacional, no podía. Una carta que lo ayudaría a despejar la mente pero que iba a terminar en la parrilla en el primer asado que hiciera el domingo siguiente.

Tuvimos la oportunidad de leer esa carta antes de ser incinerada. Bienvenidos a la carta que Juan Pedro, nuestro CEO, se va a tragar antes de hacerla pública.


“Estimados empleados y empleadas:

Acá estamos, de vuelta en la oficina, aunque realmente veo cada vez menos gente. Estoy desesperado por sentir que la oficina es lo que era antes: un antro de perdición, radio pasillo y control. Pero ahora veo fantasmas donde antes estaba la gerente de marketing. Me cuesta mucho no circular entre los escritorios sintiendo que la gente emanaba temor. Ahora no salgo de mi oficina porque me deprime ver tanto escritorio vacío.

Cuando asumí esta posición me hacía feliz sentarme en el piso 24, lejos de la chusma. Pero si esto sigue así, no tiene sentido tener un edificio corporativo al divino botón. El CFO me está carcomiendo el cerebro con vender esta sede y alquilar un solo piso donde no haya posiciones fijas y el que llegue temprano pueda sentarse y el que no, que se embrome. Es una simple advertencia: si no vienen, esto se vende y sus hermosos escritorios personalizados pasarán a ser un lugar desangelado.

Otro tema que me preocupa es la retención del talento. Y seamos sinceros, no todo el mundo es talentoso. Estoy podrido de las peroratas de la directora de Personas (antes Recursos Humanos) que dice, no sé bien con qué fundamento, que el talento se encuentra en toda la organización. Sinceramente, y no es para ofender a nadie, yo no veo tanto talento dando vueltas. De hecho, últimamente no veo a nadie porque nadie viene a la oficina. Qué nervioso me pone esto, pero eso ya se los dije.

Volviendo al tema talento, tomé una decisión antipática pero necesaria. A partir de 2023 y para evitar el drenaje de la gente valiosa, vamos a pagar un diferencial para retener. Esto generará una inequidad interna grande, pero intentamos, de esta forma, que la gente de tecnología y algunas personas del área comercial, no terminen yéndose a trabajar desde sus casas para una empresa extranjera que les paga cinco veces más sin moverse de sus cómodos sillones y en negro. Eso es competencia desleal. A nuestros mejores recursos, les pagaremos unos bonos extras desde nuestra filial de Paraguay. Entiendo la frustración, pero al que no le guste tiene la puerta abierta para irse. Sabemos que el mercado laboral está difícil así que tienen que pensarlo dos veces.

Otro tema que me está aturdiendo es estas ideas de bienestar que andan rondando por la organización. Desde el departamento de Personas lanzaron unos programas ridículos de “wellness” para que la gente se sienta bien. Personalmente, creo que el trabajo es trabajo y el bienestar lo tienen que buscar en sus casas y si no lo encuentran hagan como yo que empecé a ir al psicólogo. Volviendo al tema, estuve repasando el presupuesto y no puedo creer algunas partidas para fomentar el bienestar: programa de mindfulness (what??); programa de yoga; curso de meditación trascendental. Esto ya se parece a una secta y no a una empresa. Pero esto no termina en estos programas. También encontré los siguientes rubros: pago del gimnasio (carísimo); comida saludable: canasto con frutas, barritas de cereal, yogurt descremado con granola y otras cosas saludables pero insulsas. A mí de chico me enseñaron que cuando te pagás las cosas las valorás más. No me agradezcan, es simplemente mi propia experiencia.

Finalmente, quería agradecerles todo es esfuerzo que pusieron durante la pandemia para que la empresa no se funda. Personalmente, me dio la oportunidad de entender más a los líderes de la compañía: quiénes están comprometidos, quiénes se rascaron y a quiénes tuve que echar porque como líderes no sirven para nada. La pandemia cambió el paradigma de liderazgo y había tres gerentes que no entendieron que liderar no es ladrar. Así que hoy despedimos al gerente de Operaciones, al de Higiene y seguridad y al de Control de gestión que se van de esta empresa por la puerta grande y que será cerrada para siempre. Les deseamos lo mejor en sus emprendimientos personales ya que con la antigüedad que tenían y lo que les pagamos de indemnización, seguramente abrirán un quiosco o algún comercio. Como no hay apuro para reemplazarlos, los gerentes que quedan se harán cargo de estas áreas sin aumento de sueldo. Porque hay que apechugar y lo hacemos en todos los niveles.

Desde ya gracias por todo desde lo más íntimo de mi ser. Yo vine para disfrutar del piso 24 y nadie va a lograr que eso no suceda así que agárrense fuerte porque lo que viene en la empresa es lo más parecido al Samba del Italpark. Y si no entendiste esto, es que sos un millennial y sabé que te detesto por eso.

Saludos. El CEO que vino para quedarse.