Di Tella en los medios
La Nación
9/03/22

Juntos por el Cambio: cómo decidir

La profesora de las Licenciaturas en Estudios Internacionales y en Ciencia Política y Gobierno escribió sobre el mecanismo de toma de decisiones en Juntos por el Cambio.

Hace unas semanas, los principales dirigentes de Juntos por el Cambio se reunieron para comenzar a fijar reglas básicas de funcionamiento de la coalición. Se trata de un paso clave para fortalecer su posición como alternativa de gobierno. Entre las reglas acordadas me detendré en una, la vinculada con el mecanismo de toma de decisiones. Es un tema crucial para entender el tipo de dinámica que podemos esperar en Juntos por el Cambio. La crónica del evento señala que se adoptó la regla del consenso luego de dejar de lado una regla menos exigente como la mayoría de dos tercios. Veamos qué implica la opción por el consenso y a qué tipo de negociación puede dar lugar entre los socios de la coalición.

La regla del consenso es otra manera de nombrar a la regla de la unanimidad. Uno de sus méritos es que nos coloca frente a la regla más democrática para la toma de decisiones colectivas, porque solo pueden prosperar aquellas decisiones en las que todos los que forman parte del cuerpo colectivo intervienen en su adopción, nadie queda afuera. Tiene, sin embargo, una gran desventaja: la dificultad de lograr la unanimidad. Esta se consigue en situaciones críticas, por ejemplo, para enfrentar una guerra, o a propósito de temas poco relevantes, por ejemplo, declarar capital del asado con cuero a una ciudad del país. Precisamente, por las dificultades que implica la adopción de decisiones unánimes, la regla más próxima a esta modalidad es la que propone mayorías ampliadas. Para mencionar casos que encontramos en nuestra Constitución o en el Reglamento de las Cámaras de Diputados, la regla de los 2/3 o de los 3/5.

¿Qué dinámica genera la regla de la unanimidad adoptada por Juntos por el Cambio? La unanimidad otorga poder de veto a cada uno de los integrantes de la coalición. Las negociaciones para lograr el consenso –que pueden llegar a ser interminables– se desarrollan entre actores que tienen el camino despejado para ejercer la mayor presión posible –esgrimir la amenaza del veto– para lograr sus objetivos. El resultado final puede ser la imposibilidad de tomar decisiones. Si este llega a ser el caso, los integrantes de la coalición se sentirán libres de actuar cada uno por su lado. Este probable escenario puede ser anticipado y ya está a la vista. Un ejemplo es lo ocurrido durante la apertura del actual período de sesiones del Congreso cuando Pro se retiró del recinto y la UCR y la Coalición Cívica permanecieron en sus bancas. Otro, es la decisión de la Coalición Cívica de proponer unilateralmente un proyecto propio con el fin de autorizar la delegación del poder en el Ejecutivo para aprobar las negociaciones con el Fondo.

La primera conclusión de este análisis no debe sorprendernos: la regla de la unanimidad crea obstáculos para que Juntos por el Cambio adopte decisiones conjuntas. Está en la naturaleza de la misma regla que ese sea uno de sus posibles desenlaces. Habrá que evaluar, entonces, si no es más pertinente adoptar otra regla. Me referiré a una de ellas, la de los 2/3.

Habida cuenta de las dificultades para llegar a una decisión unánime, una de las reglas más próxima a ella es la regla de los 2/3. Esta regla genera incentivos entre los dirigentes para acercar posiciones, imposibilitados ahora de aferrarse y descansar en su poder de veto. Como bajo esta modalidad es más factible llegar a una decisión los actores buscarán involucrarse en el proceso y acercar posiciones ya que quedarse afuera puede infligirles algún costo, por ejemplo, que los resultados de no participar sean peores que los de participar. También, los dirigentes tendrán menos razones para tratar de posicionarse ante la opinión pública a través de jugadas unilaterales, que son más propias de una dirigencia con la mirada vuelta sobre sí misma. Seguramente, esas jugadas proporcionarán pequeñas victorias, pero resultarán intrascendentes si la razón de ser de Juntos por el Cambio es plantarse como alternativa de gobierno en condiciones de generar iniciativas sustantivas y concretas para enfrentar los graves problemas del país. Hasta tanto eso no suceda sabremos que Juntos por el Cambio es tan solo una promesa.