Di Tella en los medios
La Nación
26/09/21

La Repregunta. Carlos Gervasoni: “El peronismo es el partido que llegó al poder con apoyo de la Iglesia y que puso educación religiosa en las escuelas públicas”

El profesor de las Licenciaturas en Estudios Internacionales y en Ciencia Política y Gobierno fue entrevistado sobre la influencia de la rama conservadora del peronismo en diferentes provincias.


"Un rasgo del autoritarismo provincial es la hegemonía electoral sospechosa en democracia", asegura Carlos Gervasoni

“El peronismo es un partido pragmático que nunca tuvo ideología. No sabemos si el peronismo es Montoneros, Triple A, Menem, Kirchner, Alberto Fernández, Manzur, Beliz”, plantea. “Manzur es un cristiano como es cristiano y católico un pedazo muy grande del peronismo. Cuando juntás peronismo con religión y con Norte, Manzur no parece una figura tan rara”, describe. “En Manzur hay mucho de pragmático”, dice. “Tucumán y Formosa son dos provincias con rasgos de autoritarismo subnacional pero más marcados en Formosa”, analiza. “Un rasgo del autoritarismo provincial es la hegemonía electoral sospechosa en democracia. Angela Merkel, una de las líderes democráticas más exitosas, estuvo 14 años en Alemania y tiene dificultades para llegar al 50% de los votos. Insfrán gana elecciones hace más de 20 años con más del 70% de los votos. Tucumán va para ese lado pero la hegemonía electoral no es tan intensa como en Formosa”, desarrolla. “Tucumán es una provincia intermedia en el esquema de provincias “rentísticas” que funcionan como emiratos petroleros: en vez de cobrar impuestos a su gente, reciben algún tipo de subsidio nacional. Formosa es un ejemplo. Tucumán, menos”, explica.

El politólogo Carlos Gervasoni estuvo en La Repregunta para analizar los matices del peso del peronismo más conservador y territorial, las provincias peronistas “rentísticas” y la Tucumán de Juan Manzur, la nueva figura de poder nacional. Gervasoni es doctor en Ciencia Política por al Universidad de Notre Dame, en Estados Unidos. Es profesor en la Torcuato Di Tella. Sus investigaciones se centran en los temas de los autoritarismos provinciales y el federalismo.

¿Alberto Fernández al gobierno y Manzur al poder?¿Dónde se basa la influencia de un gobernador de Tucumán, una provincia con serias deudas sociales? Tucumán vs Formosa, ¿dos casos de autoritarismos subnacionales? Aquí, los principales pasajes de la entrevista.

Gervasoni, que tiene además un máster en Ciencia Política y uno en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Stanford, es especialista en autoritarismos provinciales y federalismo fiscal. Es autor de Regímenes híbridos dentro de las democracias. Federalismo fiscal y estados subnacionales rentísticos. Aquí, la entrevista completa.

-De pronto, un gobernador que había sido marginado por Cristina Kirchner llega al centro del poder como jefe de gabinete y despierta en el Frente de Todos expectativas de mejorar los resultados electorales. ¿Dónde se basa ese poder de Juan Manzur?

-El peronismo tiene muchas patas, muchas bases estructurales y una es el territorio. Es un partido que tiene gobernadores, intendentes en todo el país desde siempre, desde el nacimiento del peronismo. Ese peronismo territorial ha estado un poco fuera de escena en el período de gobierno del Frente de Todos. Este peronismo del interior sigue estando con perfil bajo. Los gobernadores en este período se dedicaron a atender las urgencias económicas, sanitarias y políticas y a esperar que Alberto cumpliera con esa promesa de campaña que era ser un presidente muy federal pero no se reflejó en el gabinete de entonces y tampoco en el de ahora, un gabinete más bien porteño, bonaerense. La pandemia de marzo cambió las prioridades, las visiones de los sectores. Los gobernadores estuvieron cómodos replegándose a sus provincias. Salieron mejor o peor parados de la pandemia. A (Horacio) Rodríguez Larreta lo ayudó a levantar su perfil y a hacerse conocido en todo el país. A algunos gobernadores los puso en lugares difíciles, como a Rodríguez Saa o a (Gildo) Insfrán cuando sus provincias aparecieron en los medios nacionales por restricciones inconstitucionales a los derechos de sus habitantes. Por ejemplo, salir y entrar de la provincia.

Peronismo territorial: Manzur versus Insfrán

-Es interesante esa mención a Formosa porque Insfrán, con esa decisión de cerrar los límites provinciales inclusive para los habitantes de esa provincia, fue cuestionado duramente por la oposición y por los mismos formoseños. Tanto es así que en las PASO ganó pero con un 43% y no con el 70% histórico que suele tener en las elecciones. De alguna manera, la ciudadanía lo ha castigado. Pero no tanto a Manzur a pesar de que en Tucumán se dieron casos de violación de derechos humanos en la cuarentena, como el caso Espinoza, desaparecido y asesinado por la policía tucumana.

-Lo de Insfrán fue extremo aún comparado con otras provincias que tomaron medidas extremas. En lugares como Santiago del Estero o San Luis, también en Tucumán, hubo casos emblemáticos. La chiquita (Abigail Jiménez) que volvía de Tucumán de un tratamiento oncológico a Santiago del Estero y no la dejaron entrar. Las hijas que tenían a su padre agonizando en San Luis y no pudieron volver a verlo. Pero lo de Formosa fue muy extremo: miles de ciudadanos formoseños no podían volver a su casa y si volvían, los internaban en unos campos que se parecen mucho a un campo de detención ilegal. Medidas muy masivas que llamaron la atención del gobierno nacional, de la oposición y de organizaciones internacionales. Eso terminó corroyendo la popularidad del gobernador Insfrán en su propia provincia.


Gildo Insfrán, controvertido gobernador formoseño

-Lo que estás planteando es que dentro del juego y del balance de poder de los gobernadores, la pandemia tuvo efectos colaterales serios en la legitimidad de Insfrán. ¿Pero no tanto en la legitimidad de Manzur? El caso Espinoza fue un caso muy crítico.

-Sí, pero hay que ver a qué cantidad de gente afecta e importa. Quienes analizamos la política, le damos importancia a ciertas cuestiones que por visibilidad, preferencias normativas nuestras, nos parecen muy importantes. Pero la verdad es que si no afecta a cientos de miles de tucumanos que no pagan un precio directo, puede no tener efecto en el voto. Hay muchas otras cosas ocurriendo al mismo tiempo.

Juan Manzur y los derechos humanos en Tucumán

-Una de las críticas al nombramiento de Manzur como jefe de Gabinete desde la militancia kirchnerista y desde parte del feminismo filo kirchnerista es su resistencia a la Educación Sexual Integral (ESI) o al cumplimiento de los protocolos legales para realizar abortos como en el caso de Lucía. O el caso Belén, otro de los casos claves que presentan la imagen de una Tucumán muy retrógrada. Visto desde lejos, la equiparación de Formosa y Tucumán quizás simplifique pero parece una lectura que permite entender el funcionamiento de una provincia como Tucumán. ¿Es muy errada esa lectura?

-Tucumán y Formosa son dos provincias con algún tipo de rasgo de autoritarismo subnacional pero muchos más marcados en Formosa que en Tucumán. En Tucumán, el peronismo perdió elecciones. Y los que vinieron después de los peronistas, perdieron elecciones. Ha habido algún tipo de rotación en la historia democrática de Tucumán del ‘83 para acá.

-Pero en 38 años de democracia, hubo 4 años de gobierno de Antonio Domingo Bussi y el resto, 34 años, han sido gobernadores del Partido Justicialista. José Alperovich estuvo 12 años como gobernador y Manzur, que cumplirá 8 años en 2023.

-De acuerdo, los rasgos están. Pero no son tan marcados como los de Formosa o San Luis, donde hay una familia, un par de hermanos que controlan todo. O Santiago del Estero, donde está (Gerardo) Zamora como gobernador y el nivel de control electoral y territorial es mayor al que tiene el peronismo en Tucumán. Pero hay un rasgo más idiosincrático en relación a lo que está pasando en Tucumán: el Norte tiende a ser la parte más religiosa y más conservadora de la Argentina. Son las preferencias que hay. Salta ha sido famosa por poner educación religiosa en las escuelas públicas. Tucumán comparte algunos de esos rasgos. A diferencia de su mentor, Alperovich, 12 años gobernador, que era de religión judía y no tenía énfasis en las cuestiones religiosas, Manzur es un cristiano como es cristiano y católico un pedazo muy grande del peronismo. Hay que hacer un poquito de historia: el peronismo es el partido que llegó al poder con apoyo de la Iglesia y que luego del golpe militar en el que surgió, puso educación religiosa en las escuelas públicas, un partido al que la intelectualidad católica derechista y conservadora apoyó muchísimo, y eso persiste. Hoy, Alberto Fernández tiene un jefe de Gabinete de raíces profundamente cristiana; uno de sus principales asesores es un persona vinculada al Opus Dei, Gustavo Beliz.

Juan Manzur, que fue gobernador de Tucumán y es actual jefe de Gabinete. Captura de Video

-Aníbal Fernández se identificó como católico y el domingo antes de asumir como ministro del Interior, en un programa de televisión en el que era columnista, como mensaje de despedida citó una frase del fundador del Opus Dei, Escrivá de Balaguer.

-Ese elemento está. El kirchnerismo está más lejos de ese núcleo religioso del peronismo pero el peronismo sigue teniendo eso, como lo tuvo con Urtubey en Salta. Hay un elemento religioso católico, cristiano importante en el peronismo que otros partidos políticos no tiene, no lo tiene el radicalismo ni la Coalición Cívica. Lo tiene en alguna medida el Pro pero menos que el peronismo. Cuando juntás peronismo con religión, con Norte, Manzur no parece una figura tan rara.

La legalización del aborto y Manzur, ¿pragmatismo peronista?

-La nueva Secretaria de Medios, Valeria Zapesochny, nombrada la semana pasada por Manzur, que viene de colaborar en Tucumán y luego, con Fernández, citó en twitter datos que relativizan la posición de Manzur en torno al aborto, el gran cuestionamiento que se le hizo cuando asumió en Casa Rosada. Zapesochny planteaba, citando a Soledad Deza, abogada en el Caso Belén, “el Tucumán de Manzur puso 4 votos para el aborto legal”. Y aclaró que hasta junio se habían realizado 1836 IVEs. ¿Esto aporta a los matices que usted está haciendo?

-Creo que hay mucho de pragmatismo. La impronta de cualquier político en el mundo es pragmática. Y el peronismo es un partido pragmático. Es importante subrayar que el peronismo es un partido que no tiene ideología, nunca la tuvo. Si decís qué es el peronismo: ¿es Montoneros, es la Triple A, es Menem, es Kirchner, es Alberto Fernández, es Manzur, es Beliz? Ni ellos lo saben. Son lo que los politólogos llamamos políticos “carreristas”: lo que los convoca es una organización política que les da buenas chances de llegar al poder y de mantenerlo, lo que hace que en general los políticos ambiciosos quieren afiliarse al peronismo. Alperovich era radical; es un radical que salta al peronismo, como lo hicieron tantos radicales. Y termina siendo el dueño del peronismo en Tucumán. Un partido electoralmente exitoso puede atraer a Alperovich, a Scioli, a cualquier político con ambiciones de carrera.

Tucumán vs Formosa: ¿por qué son “autoritarismos subnacionales”?

-Dentro de sus tesis está el concepto de “autoritarismo subnacional”, es decir provincial. Según usted decía, Formosa comparada con Tucumán es un caso más arquetípico pero ambas están en el espectro de “autoritarsmo subnacional”. ¿Cuáles son los indicadores que definen el nivel de autoritarismo de una provincia?

-Hay muchas formas de medirlo. Una forma es a partir de los indicadores de hegemonía electoral sospechosos bajo democracia: cuando se ve al mismo oficialismo ganando todas las elecciones, siempre, durante mucho tiempo, con mayorías enormes. Para decirlo con ejemplos típicos, Insfrán, los Rodríguez Saa, Zamora en Santiago del Estero que ganan elecciones continuamente con el 60, 70, 75 % de los voto y se quedan 20 o 30 años. Angela Merkel, en un país donde los votantes viven mucho mejor que los habitantes de Formosa, ganó las últimas elecciones con el 31,5% de los votos y ahora se va después de 14 años. Estamos hablando de una de las líderes democráticas más exitosas, es decir, líder de una de las democracias desarrolladas del mundo y dificultad para llegar al 50%. El señor Insfrán hace 26 años que gana elecciones con más del 70 % de los votos. ¿Qué creemos? ¿Que los formoseños empobrecidos y muy poco libres están felices con lo que tienen o hay algún tipo de control electoral?

-¿Cómo es Tucumán en relación a ese indicador?

-En ese sentido, va para ese lado pero no es tan intenso como en el caso de Formosa. Desde el ‘83 ha tenido elecciones razonablemente competitivas, como aquella famosa elección de 2015 cuando (José) Cano denunció a Manzur por fraude, y legislaturas que no son abrumadoramente peronistas.

-En las PASO 2017, la fuerza que representaba al peronismo en ese momento, obtuvo el 52,36%. Ahora, el 48,68% sumando la lista de Manzur y la lista de su vicegobernador Osvaldo Jaldo, que competían.

-Esos porcentajes en torno del 50% son elevados pero son compatibles con contextos democráticos. En EEUU, Biden ganó con el 51% de los votos. En contextos democráticos, los verdaderos líderes no ganan con el 70% de los votos y mucho menos seis elecciones seguidas con esos porcentajes. El mismo hecho de que en su momento haya habido un enfrentamiento entre Alperovich y Manzur y ahora entre Manzur y Jaldo, indica que hay algo de competencia interna dentro del peronismo tucumano por el poder, comparadas con aquellas provincias en las que el poder está totalmente concentrado. Y eso quiere decir autoritarismo subnacional, que el poder está totalmente concentrado.

En contextos democráticos, los verdaderos líderes no ganan con el 70% de los votos y mucho menos seis elecciones seguidas con esos porcentajes. El mismo hecho de que en su momento haya habido un enfrentamiento entre Alperovich y Manzur y ahora entre Manzur y Jaldo, indica que hay algo de competencia interna dentro del peronismo tucumano por el poder, comparadas con aquellas provincias en las que el poder está totalmente concentrado.

Autoritarismos provinciales y matriz productiva: la provincias “rentísticas”

-Dentro de su tesis, el autoritarismo concentrado se relaciona con una matriz económico productiva provincial que usted define como “rentística”. ¿Cómo funciona Tucumán comparado con Formosa, que es el arquetipo de la provincia rentística?

-Tucumán es una provincia intermedia en este esquema. Hay provincias que producen como una economía normal, con un sector privado que produce bienes primarios, secundarios y servicios y paga impuestos a un estado que brinda servicios públicos con el dinero de los impuestos. Y hay provincias que yo llamo “rentísticas” que funcionan como emiratos petroleros: en vez de cobrar impuestos a su gente, reciben algún tipo de subsidio que en el caso de Kuwait puede ser rentas del petróleo y en el caso de Formosa, Catamarca o La Rioja, son recursos del federalismo fiscal, dinero que los cordobeses, santafesinos, porteños, bonaerenses pagan, la AFIP recauda y vía coparticipación federal, redistribuye dándole muchísimo más dinero a algunas de estas provincias. Esto no está presente en la discusión pública argentina pero el federalismo redistribuye muchísimo no a las provincias más pobres sino a las más chicas en términos demográficos. Tierra del Fuego, Santa Cruz, La Pampa, Catamarca, Formosa reciben muchísimo dinero per capita.

-¿Formosa es una provincia pobre?

-Es pobre y es pequeña demográficamente.

-Pero no es pobre en términos de recursos fiscales.

-Exactamente. Formosa recibe muchísimo dinero per capita por coparticipación. Es una de las provincias más pobres de la Argentina. En términos de la riqueza de sus habitantes y de la riqueza que generan, el PBI por habitante es muy bajo.

-Pero es rica en términos de los recursos con los que cuenta el estado provincial. Hace más imperdonable la pobreza.

-Exacto. Lo que parece que está pasando es que el dinero de la coparticipación que va a estas provincias se invierte fundamentalmente en empleo público, en dependencia estatal, en planes sociales, en compra de sectores de la población, compra en el sentido político de la palabra, y no en desarrollo. Hay mucha literatura de economistas que dice que la Argentina no converge, es decir, que no ocurre que las provincias más pobres se acercan a las provincias más ricas. Se mantienen las diferencias de siempre.

-La brecha de desigualad.

-Y no hay muchos motivos para que esa brecha se sostenga. Hay una visión de que hay algunas provincias que nunca se van a desarrollar por dificultades estructurales. Mendoza tiene un territorio mucho más hostil, no tiene grandes recursos naturales y sin embargo, los mendocinos crearon un oasis de agricultura, bodegas, turismo mientras que Formosa, que tiene muchas condiciones estructurales para que les vaya bien no lo hizo.

-¿Cuáles son algunas de esas condiciones estructurales favorables a Formosa?

-Un territorio mucho mejor regado que el de Mendoza, acceso al mercado más grande de América Latina que es Brasil. Yo si fuera gobernador de Formosa diría aprovechemos, tenemos ríos navegables que nos permiten llegar a mercados. Pero en estas condiciones de rentismo, lo que al gobernador le conviene es hacer lobby en Buenos Aires para que le envíen un poco más de dinero discrecional en vez de hacer lobby con las empresas para que inviertan en Formosa. Hay un equilibrio político ah: al gobernador le conviene más el statu quo donde la gente no trabaje en el sector privado y de alguna forma depende y está agradecida o tiene miedo y él ganando elecciones. Le conviene menos que venga la industria del conocimiento, se instale en Formosa para aprovechar salarios más bajos que en el resto del país y en 20 años tenga el 70 % de la población económicamente activa independiente de él.

Tucumán: ¿provincia “rentística” o no tanto?

-Claramente Insfrán, a pesar de ser mencionado por el presidente como un gobernador ejemplar, no se convirtió en un gobernador de peso a la hora de atravesar la crisis política institucional que representó la derrota electoral. Fue Manzur. ¿Cómo es la matriz productiva de Tucumán?

-En este esquema de provincias más productivas como Córdoba, Santa Fe o Mendoza y las provincias rentísticas que viven de los subsidios federales como Formosa o Catamarca, Tucumán está en un lugar intermedio: tiene un sector privado relativamente robusto, agrícola, industrial, turismo y bastante menos coparticipación federal que Formosa. Es la quinta o sexta provincia en población de la Argentina y por lo tanto, en este esquema donde la coparticipación beneficia a las más chicas demográficamente, también se perjudica.

-¿Por qué entonces los niveles de pobreza en Tucumán? En 2020, era la provincia más pobre del NOA.

-En esta línea de razonamiento que planteo, cuesta creer que la provincia de Buenos Aires tenga tanta pobreza. Y eso tiene algo que ver con el federalismo fiscal. Una provincia que es de la región más pobre de la Argentina, el Noroeste, y que tampoco es tan beneficiada por el federalismo fiscal, tiene lo peor de los dos mundos. A Salta le pasa algo parecido. Catamarca o La Rioja que tienen condiciones estructurales de menor productividad que Tucumán, tienen tanto dinero estatal que el que no tiene un empleo privado, recibe algo del estado. En Tucumán hay menos de eso. Y lo que uno escucha de relatos de Tucumán, el Gran Tucumán, Tafí Viejo, lo que sería el GBA de Tucumán, es que hay condiciones de pobreza estructural muy grandes, muy profundas, en una ciudad que es bastante grande. Y en el interior rural de Tucumán, también. Se combinan esas dos cosas pero no creo que haya algo específico. En Salta o Jujuy, vas a encontrar algo parecido. Lo que sí me parece que hay en Tucumán, para diferenciarlo de otras provincias, es un gobernador que adquirió un peso propio por su historia, por su biografía. Es un gobernador que trabajó en la Provincia de Buenos Aires, en el municipio de La Matanza; trabajó con los Rodríguez Saa en San Luis. Es hoy el hombre fuerte de Cristina. Construyó una carrera política que le ha dado cierta credibilidad para actores importantes hoy en día en la Argentina.

Tucumán, ¿acorralada por la supervivencia?

-Usted propone matices en torno a la lectura de Tucumán, que a la distancia es muy crítica y la asimila a Formosa. Pero le planteo esto: dado el hecho de los niveles pobreza de Tucumán y su carácter de autoritarismo provincial, aunque no sea la provincia arquetipo en ese sentido, ¿puede suceder que, en ese contexto de dependencia, los tucumanos tengan menos chances de reclamar una mayor calidad de derechos?

-Hay dos cosas diferentes. Una es la dependencia económica del estado que hace que la gente tienda a ser menos crítica, hay algo ahí. Cuando en vez de que el estado dependa fiscalmente de los contribuyentes, los contribuyentes, que en realidad no contribuyen, son salarialmente dependientes del estado vía un plan social, se invierte el accountability. En vez de que el gobernante le rinda cuentas al votante, es el votante el que tiene que estar preocupado por lo que el gobernante va a hacer con él o con ella. Eso es la dependencia estatal. La otra cosa es la pobreza, que puede ir combinado o no con dependencia estatal, y que hace que la gente en general esté más preocupada por lo que (Ronald) Inglehart, un politólogo estadounidense, llama “valores de supervivencia” versus “valores de expresión”. En el Norte pesarían más los valores de supervivencia mientras que en los porteños, liberados mayormente de las penurias más urgentes, en una ciudad relativamente segura, con educación y salud pública de razonable buena calidad, podemos preocuparnos del medioambiente, los derechos humanos, la corrupción y todas estas cuestiones que son importantísimas. La persona que vive en una barriada pobre del Gran Tucumán está viendo si tiene agua en la casa, si tiene para comer esa noche. Los valores de supervivencia se imponen a los valores de expresión.

-Un político al que entrevisté planteaba algo parecido y decía que en sus recorridas por Tucumán no se encontraba gente reclamando por la ESI. Pero los datos de Tucumán son preocupantes en ese tema: la tasa de embarazo adolescente está por arriba del promedio nacional y el 68% de los embarazos adolescentes son no planificados. Es decir que la ciudadanía puede no estar mencionando esos temas explícitamente pero son un hecho.

-Definitivamente, los temas están presentes. La política es muy compleja y en Tucumán ha habido algún logro del peronismo local en tener un partido relativamente eficiente no diría en el gobierno sino en mantenerse en el poder. Está bastante unificado, con una tradición de líderes bastante fuertes y con apoyo nacional. Esto que vemos en Manzur siempre fue así: Alperovich estuvo alineadísimo con el kirchnerismo. Y eso ayuda a mantener el poder en la provincia porque hay más obra pública nacional, el presidente visita la provincia y habla bien del gobernador y todo eso crea un capital simbólico que puede que a la gente no le ayude en el día a día pero que ayuda a ganar elecciones.

Manzur y el aparato electoral: ¿al límite de la legalidad?

-Uno de los cuestionamientos que se le hace a la figura de Manzur ahora es que ha sido incorporado para mover el aparato electoral con riesgos de que eso implique rozar los límites de la legalidad. ¿Cuánto hay en su concepto de autoritarismo provincial de estos manejos espúreos del aparato electoral?

-Lo que vos preguntás asusta. Con la poca información que tuvimos la semana pasada, me da la impresión de que Alberto Fernández tomó decisiones apresuradas y menos pensadas de lo que a veces podemos imaginar. No pensaron si Manzur tenía capacidad de dar vuelta o no la elección por sus antecedentes supuestos como líder fraudulento del interior. Creo que el motivo fue que Alberto (Fernández) lo percibe como un gobernador cercano a él, se fue a La Rioja a hablar con (Ricardo) Quintela, otro de los gobernadores cercanos a él, a juntar a todos los gobernadores y buscó un contrapeso en el peronismo territorial. Cuando empezás a descartar gobernadores por ser medio opositores como (Juan) Schiaretti o estar desprestigiados como Insfrán, no te quedan tantos. Hay 12 más o menos peronistas hoy. Y Fernández dijo vamos con Manzur, un tipo hábil, con experiencia, una provincia importante, me apoya. No descartaría lo que está detrás de tu pregunta pero tal vez no sea eso.

La batalla por el Senado. ¿Su conformación beneficia al peronismo?

-La derrota impacta, si se repite en noviembre, en el quórum en el Senado. ¿Cómo funciona la representación en el Senado, con distinto funcionamiento que en Diputados, y qué chances hay de que eso se revierta?

-Eso es muy importante y muy inusual. Por primera vez, el peronismo no tendría mayoría en el Senado por estas derrotas en 8 provincias en las que se alinearon los planetas: son provincias en las que al peronismo no les va tan bien como Córdoba, donde se eligen senadores, y con derrotas inesperadas como La Pampa. Esto podría ocurrir.

-Usted hace un análisis de la Cámara de Diputados y de la Cámara de Senadores en relación a cómo funciona la representación. En el Senado no es en función del peso demográfico y eso trae consecuencias.

-Esto es así desde el inicio del federalismo en Estados Unidos y Argentina, lo cual hace que el peronismo sistemáticamente pierda la mayoría en Diputados. Ahora no la tiene por ejemplo y hace mucho que no la tiene. Pero sí la tiene en el Senado desde el ‘83 para acá porque las provincias chicas en población eligen 3 senadores igual que las demás, y en esas provincias el peronismo siempre tiende a ser más fuerte a diferencia de lo que es la Capital, Córdoba, Mendoza.

-¿Es constitucional?

-Sí. Lo que es inconstitucional es que la Cámara de Diputados sobre representa a las provincias pequeñas en población. Que cada provincia tenga 3 senadores, está en la Constitución: no es muy democrático pero es constitucional. Que las provincias pequeñas elijan un mínimo de 5 diputados aunque proporcionalmente les correspondería 2 o 3, como puede ser el caso de La Rioja o Jujuy o Formosa, eso es inconstitucional. Está basado en un decreto ley de la dictadura militar y es notable que a pesar de que la dirigencia argentina cuestiona tanto, legítimamente, la legislación heredada de la dictadura militar pero no se cuestiona ese decreto de (Reynaldo) Bignone del ‘82 o del ‘83, que le da a las provincias más chicas una cantidad superior de diputados. Se especula con que fue una forma de los militares de apoyar a Luder, que era el candidato que prometía no alunar la autoamnistía.

-Y sigue beneficiando al peronismo.

-Desde el ‘83 para acá beneficia al peronismo. Aunque no tanto como el Senado beneficia al peronismo porque el Senador sobre representa a las provincias pequeñas, aún más que la Cámara de Diputados.

Un estudioso del federalismo

▪ Formación. Doctor por la Universidad de Notre Dame; Master en Ciencia Política y en Estudios Latinoamericanos por la Universidad de Stanford.

▪ Actividades. Es docente en UTDT y Regional Manager del proyecto Varieties of Democracy.

▪ Becas. Obtuvo becas de la comisión Fulbright, la National Science Foundation y del Kellogg Institute.


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