Di Tella en los medios
otro medio
29/10/20

Ganadoras Premio Arte Joven 2020

Francisca Jimenez, participante del Programa de Cine, obtuvo el primer lugar del Premio de Arte Joven 2020 de Colombia.


Después de recibir 1382 postulaciones de todo el país, de realizar el primer recorrido virtual en la historia del premio y de ampliar la bolsa de estímulos para reconocer el trabajo de 10 artistas, el anuncio de las ganadoras del Premio Arte Joven 2020 cierra una de las ediciones más importantes de este reconocimiento al arte colombiano.

La premiación tuvo lugar en las instalaciones de la Galería Nueveochenta, evento al que solo asistieron los 10 finalistas, y se transmitió en vivo a través de diferentes canales. Durante la ceremonia se entregaron ocho estímulos de $1.500.000 para los finalistas, un estímulo de $15.000.000 para la artista que ocupó el segundo lugar y otro de $30.000.000 para la ganadora del primer lugar, quien también obtuvo una residencia de trabajo de una semana en Madrid, otorgada por la Fundación Carolina. Los finalistas tuvieron un cubrimiento especial durante un ciclo de 10 días/10 artistas, con contenidos sobre su trayectoria y el proceso de la obra con la que participaron en esta edición del premio. Esta serie de videos y lives se puede consultar en la página web de Bacánika y en el perfil de Instagram del Premio Arte Joven. 

GANADORAS 

Lina Mazenett

Primer lugar

Francisca Jiménez Ortegate

Esta no es una historia sobre China

Video monocanal

Bogotá

a materia prima de Esta no es una historia sobre China es un archivo de fotos familiares que desapareció cerca del año 2005, cuando un camión de mudanzas fue interceptado y asaltado en la vía a Tumaco. La familia de la artista Francisca Jiménez Ortegate pasaba esa época entre un trasteo y otro, siguiendo los pasos de su padre militar. Para entonces, ella tenía apenas 12 años. Meses más tarde recibieron una caja enviada por las Farc: dentro estaban las fotografías.

A partir de ese archivo, la artista bogotana adicionó capas de significado hasta crear una pieza documental en la que esas imágenes de su padre cuentan una historia completamente distinta y distante: delicada, roja, ficticia, china. Una vez desclasificado el álbum familiar, la primera capa que Francisca añadió fue plástica: cada fotograma está sutil o ruidosamente intervenido, alternando entre revelar y ocultar detalles a través del fotomontaje. Después sumó las capas narrativas: por un lado, el material originalmente inconexo es organizado a través del montaje para estructurar un relato coherente; y por el otro, la voz en off de Bo Jie Huang relata en chino tradicional una ficción tan improbable como seductora: una truncada historia de amor nacida durante la invasión militar colombiana a China.

El anecdotario de varios militares nutre la voz de la narradora: el personaje observa a este hombre desde sus ojos inexistentes y recrea en cierta forma la manera en que los ojos grandes de Francisca ven a su padre. “Creo que la ficción es una de las herramientas que tenemos para entender la realidad. Todo para mí es una ficción, una reconstrucción. La historia, con mayúscula, también lo es: es un conjunto de ciertos hechos y ciertas imágenes montados por un grupo de personas, es una construcción social. Me gusta jugar con lo que es supuestamente imaginario y con lo documental, que supuestamente es la verdad, pero también es una invención, una ficción, que depende de quién haga el montaje”, afirma la artista.

Lina Mazenett

Segundo lugar

Juan Camilo Arévalo Roa

Barbarroja

Performance (Registro fotográfico y vestigio de vello facial)

Ibagué

En su obra Barbarroja, Juan Camilo Arévalo transgrede su propia piel y extrae del interior restos vivos de su cuerpo, ajenos a su identidad. En este performance, la artista de Ibagué extrae su vello facial con una pinza depilatoria. La acción, a la vez violenta y delicada, deja en la piel un rastro de sangre e irritación que traza la silueta de una barba enrojecida, pero ausente: una barba sin barba, una piel desnuda que exterioriza la disforia de la artista hacia sus rasgos masculinos.

El tema del género es transversal a su obra, pero su acercamiento al mismo ha evolucionado con los años: “Ahora estoy en una búsqueda más allá de la dualidad hombre-mujer, mi pregunta actual es por la identidad, incluso la disolución de esa identidad asociada con el binarismo del género”, afirma. Barbarroja fue concebida durante la cuarentena, mientras estaban vigentes las medidas de pico y género en Bogotá, y esta pregunta forzosa por cómo aparecemos ante los ojos de la sociedad fue uno de sus detonantes. “El Estado daba a la ciudadanía la potestad de definir qué es un hombre y qué es una mujer, a partir de las construcciones tradicionales de estos roles. Yo traté de cuestionar esa imposición exhibiendo las marcas en mi piel enrojecida. Eso me confrontó de nuevo con la certeza de que mi imagen no es mía, sino de quienes la están percibiendo”, recuerda la artista.