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27/09/20

Pablo Guidotti: “La falta de plan económico y las medidas desperdigadas no ayudan a restablecer la confianza”

Por Daniel Sticco

El profesor de la Escuela de Gobierno fue consultado sobre el contexto económico y los objetivos fijados en el presupuesto para 2021.


"La relación deuda pública a PBI terminará siendo mayor en 2020 que en 2019"

A menos de dos meses de haber cerrado el Gobierno el acuerdo con los acreedores internacionales bajo legislación extranjera, y a pocos días de haber presentado el Presupuesto 2021, la confianza de los mercados y consumidores se desmoronaron, según los reflejan la caída del precio de los bonos del canje y consecuente suba del índice de riesgo país; la escalada del tipo de cambio y el sostenido drenaje de reservas del Banco Central, pese a que el superávit de la balanza comercial se sostiene en un ritmo de más de USD 17.000 millones al año y el déficit del turismo internacional se reduce a menos de la tercera parte.

Pablo Guidotti, ex secretario de Hacienda de la Nación y viceministro de Economía, entre agosto de 1996 y diciembre de 1999, y actual profesor Plenario de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, analizó la coyuntura y destacó la importancia y urgencia de diseñar un plan económico sustentable y creíble, como de tomar medidas coordinadas para poder recuperar la confianza y poder empezar a superar la crisis, más allá del fenómeno de la irrupción del COVID-19 y las consecuentes medidas preventivas de aislamiento social.

- ¿Cómo ve la economía en el presente, cuáles considera que son los puntos más fuertes y los más débiles?

- La economía argentina está experimentando una caída histórica. En 2020, el PBI caerá cerca de un 15% con respecto a 2019 aún si existe alguna recuperación durante el segundo semestre a medida que las restricciones sanitarias se relajan en algunos sectores. Esto es muy importante no sólo como una caracterización del presente sino para analizar las perspectivas a futuro. El acuerdo de reestructuración de deuda alcanzado por el Gobierno, al concentrarse en reducir los pagos por intereses y posponer las amortizaciones de capital, simplemente patea para el próximo gobierno las obligaciones sin modificar el stock de deuda pública. Más aún, la relación deuda pública a PBI terminará siendo mayor en 2020 que en 2019.

Esto implica que el gobierno ganó tiempo, pero no redujo el peso de la deuda por más que los tenedores de bonos hayan experimentado una pérdida significativa en valor presente neto. Entonces, será muy importante que el país adopte un plan o estrategia para volver a crecer, de lo contrario volverá a enfrentar problemas de deuda en 2024 o 2025. La falta de plan económico que existe hoy, junto con medidas desperdigadas y mal concebidas, no ayudan a restablecer la confianza necesaria para que se recupere la inversión y el empleo.

- El Gobierno decidió extender otros 20 días el aislamiento social preventivo y obligatorio, ¿cómo cree que afectará la actividad económica y en particular las cuentas fiscales del lado de los ingresos y gastos del Estado?

- Tampoco en lo sanitario parece haber una estrategia bien concebida y, lamentablemente esto afecta las libertades individuales, la actividad económica y las cuentas fiscales. En lo fiscal, el aislamiento prolongado se traduce en más gasto público y menos ingresos por la recesión. El mismo Gobierno espera un déficit fiscal del orden del 10% del PBI para este año, una cifra muy alta para un Estado sin financiamiento.

"Tampoco en lo sanitario parece haber una estrategia bien concebida y, lamentablemente esto afecta las libertades individuales, la actividad económica y las cuentas fiscales"

- ¿Observa que ese escenario está bien reflejado en las bases del Presupuesto 2021 y cree que las proyecciones macroeconómicas para el trienio 2021-23 tienen alto grado de probabilidad de cumplimiento?

- El Presupuesto tiene proyecciones para el año próximo y más allá que están sujetas a altísima incertidumbre y, sin una estrategia clara y comprensiva, no pueden ser tomadas muy en serio. En este momento la Argentina está enfrentando presiones financieras y cambiarias que van a requerir cambios. Mi impresión es que la ley de presupuesto va a quedar desactualizada antes de que termine de ser debatida en el Congreso.

- En el caso particular de los ingresos el Presupuesto asume una singular recuperación por la concurrencia del esperado cumplimiento de los planes de facilidades de pago y la reactivación a ritmo de 5,5%. ¿Cree que se trata de una estimación cautelosa, o, por el contrario, aparece exageradamente optimista?

- La hipótesis de una reactivación del orden de magnitud proyectado puede ser factible en un escenario en el cuál se recupera la confianza y la credibilidad en la política económica. De lo contrario, no existirá reactivación salvo la que se produzca mecánicamente por el levantamiento de las restricciones sanitarias. Es muy problemático para la inversión, que viene sufriendo un colapso histórico, que se inventen nuevos impuestos y que se trate de abordar el lado de los ingresos con más presión impositiva. La Argentina tiene una altísima presión tributaria en todos los niveles, nacional, provincial y municipal que asfixia a la actividad económica.

- Del lado del gasto, ¿el aumento generalizado por debajo de la inflación esperada, con excepción de los planes a cargo de Desarrollo Social y la obra pública, como ex secretario de Hacienda le parece probable, en su ejecución como en aceptación, con la caída del 15% real de la partida para jubilaciones?

- Nuevamente, es difícil juzgar proyecciones sin un plan definido. Daría la impresión que el Gobierno apuesta a aumentar el gasto en obra pública y anticipa una fuerte reducción en los gastos asociados a la respuesta a la crisis del COVID-19. También, por lo que ha estado ocurriendo este año, el Gobierno intenta licuar el gasto previsional al no ajustarlo de acuerdo a la inflación. Aunque esta estrategia puede hacerse por un tiempo, no es efectiva para controlar el gasto en el mediano plazo, cuando las recomposiciones previsionales se vuelvan inevitables. Es una estrategia para patear obligaciones al próximo período presidencial. Lo que necesita el país es encarar con seriedad una reforma previsional que sea consistente con una sustentabilidad fiscal de largo plazo.

"Lo que necesita el país es encarar con seriedad una reforma previsional que sea consistente con una sustentabilidad fiscal de largo plazo"

- El Presupuesto prevé recortar el déficit fiscal total de 10,3% del PBI, equivalente a 60% de los recursos tributarios esperados para el cierre del corriente año, a 5,7% del PBI en 2021, un 30% de los ingresos totales proyectados, con lo que la capacidad de pago de todos los gastos se agostaría antes de que comience septiembre ¿Cree que es sostenible semejante desequilibrio, y da sustentabilidad a la deuda pública?

- El déficit fiscal de 10% del PBI este año es una enormidad y reducirlo al 6% previsto para el año próximo va a ser todo un desafío. Esto es particularmente difícil sin saber la importancia que el Gobierno le asigna al equilibrio fiscal y con un proceso político que no ha demostrado tomarse con seriedad las restricciones de las finanzas públicas.

- ¿Es para inquietarse la dominancia fiscal sobre la política monetaria, habida cuenta de que se prevé que el Banco Central financie a través de rentas de propiedad y nuevos adelantes transitorios casi 60% de las necesidades de financiamiento del año próximo?

- Lo más preocupante de las proyecciones fiscales es que, al no tener acceso a financiamiento genuino, el Gobierno piensa financiar una gran parte del déficit con emisión monetaria. Esta proyección es incompatible con las proyecciones de inflación y devaluación que contiene el proyecto de Presupuesto. Como dije antes, el desequilibrio monetario es muy grande y seguramente requerirá cambios en el corto plazo.

- El ministro Martín Guzmán ha mantenido una muy buena relación con la directora gerente del Fondo Monetario durante la negociación de la deuda con acreedores internacionales y ha dicho: “el Presupuesto 2021 servirá para recuperar la certidumbre en la economía” ¿Observa que se trata de una proyección de gastos y recursos a la medida de las clásicas recomendaciones del FMI?

- Creo que las proyecciones del Presupuesto no tienen nada que ver con el FMI, son proyecciones del gobierno. La negociación con el FMI no ha comenzado aún y no será fácil como el mismo equipo económico prevé.

"Cualquier arreglo que se alcance con el FMI requiere la formulación de un plan macroeconómico y de reformas estructurales" (Reuters)

- Sobre esa base, y a la luz de las últimas medidas cambiarias que fuerza a las empresas endeudadas con el resto del mundo a que refinancien compulsivamente el 60% de sus vencimientos ¿Es de esperar que las negociaciones con el FMI para postergar los pagos pautados para 2021 a 2023 se traslade más allá de 2024, y al mismo tiempo le apruebe nuevos créditos por el monto de intereses a vencer esos años, de modo de incrementar la deuda de USD 44.000 millones a casi USD 50.000 millones?

- Cualquier arreglo que se alcance con el FMI requiere la formulación de un plan macroeconómico y de reformas estructurales que puedan ser aprobadas en el directorio de la institución. La diplomacia que hemos visto hasta ahora refleja la disposición del FMI para ayudar a la Argentina, pero la negociación de un programa requiere de metas y reformas concretas más allá de la diplomacia. Si será posible patear también los pagos con el FMI para después del 2024 no lo se. Creo que solamente agravaría la falta de credibilidad de la Argentina en los mercados a medida que nos iremos acercando a esa fecha. El monto que Argentina le debe al FMI es muy grande y no será posible afrontarlo sin recuperar el acceso al mercado de capitales internacionales. La Argentina tiene una tasa de ahorro muy baja y por eso necesita del financiamiento externo. Posponer obligaciones solo hará que los políticos no se tomen en serio la necesidad de consensuar un plan de reformas que saque a la Argentina de la decadencia que está experimentando.

Fotos: Martín Rosenzveig