Di Tella en los medios
La Nacion.com
27/05/19

Theresa May, el fracaso de un líder

Por Andrés Hatum

"El Brexit es un desafío enorme para cualquier líder y requiere de capacidades para manejar un proceso de cambio transformacional con habilidades diversas que May demostró no poseer", sostuvo Andrés Hatum, profesor de la Escuela de Negocios, analizando la renuncia de Theresa May, la primera ministra británica.

"Hago esto sin animosidad, pero con una enorme gratitud de haber tenido la oportunidad de servir al país que amo". Luego de pronunciar éstas, las últimas palabras de su discurso de despedida en la residencia 10 Downing Street que ocupan los primeros ministros de Gran Bretaña, Theresa May se quebró, lloró, dio media vuelta y se retiró de las cámaras y periodistas que esperaban ansiosos el momento en que dimitiera. También esperaban, por qué no decirlo, la demostración del fracaso de su liderazgo para lidiar con la salida británica de la Unión Europea, proceso conocido como Brexit.

En el Reino Unido dicen que el Brexit se come a los políticos fulminándoles sus carreras. Lo hizo con David Cameron cuando confió en exceso en sus posibilidades, llamó a un referéndum para que la gente votase a favor o en contra del Brexit y, para sorpresa de muchos, incluyendo a Cameron, la opción del Brexit ganó y tuvo que renunciar.


Ahora le tocó el turno a Theresa May, que durante tres años estuvo luchando para lograr una salida ordenada de la Unión Europea, pero sin el respaldo adecuado. El Brexit es un desafío enorme para cualquier líder y requiere de capacidades para manejar un proceso de cambio transformacional con habilidades diversas que May demostró no poseer.

May obtuvo su puesto por la percepción general de ser una persona competente y, de hecho, lo es. May fue una exitosa alumna en Oxford donde estudió geografía. Su gran capacidad de trabajo la llevó a comenzar su carrera en la banca, pero con ambiciones claras en hacer carrera en el partido conservador.

Pero May fue una líder que se fue cerrando en su círculo de mayor confianza y con una clara incapacidad de comprometerse o reconocer las ideas que emergían fuera de su pequeño círculo de confianza. De hecho, tuvo muchos problemas en el proceso del Brexit para sacar a UK de la Unión Europea. Ha sido incapaz de unir al país detrás de esta idea, aisló a la oposición, y se puso en contra de los parlamentarios, inclusive, de su propio partido. En definitiva, quedó sola. Un líder que dice que se presenten ideas pero luego las ignora, no termina siendo un buen líder.

Frente al desafío del cambio, y un cambio tan fundamental como es el Brexit, el líder debe poder persuadir, comprometer e influir en todos los niveles, destacando una gran claridad de comunicación para que la ansiedad de quienes son liderados baje y no altere el equilibrio que los momentos álgidos de la historia necesita.

El líder que no escucha, termina creyendo que él o ella sabe más, ya sea por un exceso de confianza exagerado o por su falta de autocrítica, o ambas.

Este síndrome de hubris moderno, no hace más que condenar al líder y a la sociedad a la que representa al fracaso. El fracaso de May abre alternativas más extremas respecto al Brexit. Boris Johnson, uno de los firmes candidatos a sucederla, aseveró recientemente que de ser elegido primer ministro habría el Bréxit para fines de octubre con acuerdo o sin acuerdo con la Unión Europea. Otro líder que cree en exceso en sus capacidades.

Cuando May dijo que haber servido a su país como primera ministra había sido el gran honor de su vida y comenzó a llorar ¿Quién podría no ponerse en su lugar y sentir pena por un líder que fracasó aunque lo intentó? Como me comentaba un académico inglés: "May no supo llevar a cabo el Brexit, pero ha sido una buena funcionaria a lo largo de su vida, honesta y trabajadora". Valores a los que los argentinos no estamos tan acostumbrados por parte de nuestros políticos.

Luego del anuncio, no hubo manifestaciones callejeras. Todo se mantiene en calma, sin excesos. Los británicos ahora esperan la definición del Partido Conservador de quién será su próximo líder, y por ende, líder del gobierno, que lleve a buen puerto el Brexit. Tal vez May hubiera sido una excelente líder en tiempos de calma en un país que está acostumbrado a la estabilidad. Pero las grandes cruzadas requieren grandes líderes con competencias distintivas, y May no estuvo a la altura de las circunstancias.