Di Tella en los medios
Apertura revista
2/11/17

El MBA, cinco años despues

Por Yesica Brumec

Cuál fue el recorrido de cinco profesionales que cursaron sus maestrías en el país hace un lustro. Qué les dejó el programa y cómo evolucionaron sus expectativas de carrera. La historia de Sergio Baravalle, graduado UTDT: "La riqueza del MBA radica en aprender a sentirse cómodo en la incertidumbre”, relata, y destaca que la Di Tella "promueve la comunidad”.

Si da un ascenso automático en el trabajo, si conecta con el mundo, si es un must para crecer en una multinacional, si mejora las habilidades como profesionales y hasta como personas o si es solo un curso más. Cinco egresados de diferentes universidades locales que realizaron una Maestría en Administración de Negocios en 2012 cuentan en qué cambió su trabajo, su visión, sus proyectos y sus perspectivas laborales desde entonces. Qué les dejó el MBA, cinco años después.


En 2011, Florencia Vieta se acercó al IAE, la escuela de negocios de la Universidad Austral, para averiguar sobre el MBA part-time que esponsoreaba DuPont, la empresa para la cual trabajaba en ese momento como Analista Estratégica.

Motivada por las ganas de volver a estudiar, las recomendaciones de colegas pero, sobre todo, por la posibilidad de realizar un intercambio en el exterior, Vieta no tardó en reacomodar sus prioridades y renunció a su trabajo para cursar el MBA a tiempo completo, financiándolo por su cuenta.

“Renuncié para aprovechar la experiencia de estar abocada al 100 por ciento. Cuando vi que el IAE daba la posibilidad de hacer un intercambio en la London Business School, ya no me quedaron dudas”, destaca la actual Fi- rnncing Solutions leader de General Electric Healthcare para la Argentina, Chile, Bolivia y Uruguay.

Vieta cursó durante un año en el IAE y seis meses en Inglaterra, experiencia que destaca y recomienda enérgicamente para potenciar uno de los puntos claves que aporta la maestría. “El networking es lo más rico del MBA, sumado a la experiencia per se, especialmente en un contexto internacional. Entrás en un círculo de conectarte con alumni e invitados de otras universidades”, cuenta y ejemplifica que, al día de hoy, tiene contacto profesional con colegas que conoció en el intercambio.

Al volver a la Argentina, Vieta no tardó en reubicarse en el mercado laboral: primero, con un emprendimiento propio, y luego fue contactada por Recursos Humanos de GE, donde trabaja hoy. “Tener un MBA era un requisito para entrar en el puesto donde estoy ahora”, señala.

Otro aporte que hoy hace diferencia en su trabajo, no es “tanto” la adición de conocimientos, ya que su título de base era la licenciatura en Administración de Empresas (Universidad de La Plata), pero Vieta sí hace hincapié en la metodología que aprendió durante el curso. “El método del caso me dio otra dinámica y perspectiva al abordar situaciones. Mi trabajo hoy es analiza^ indagar el negocio y los porqués y el MBA me hace hacerme preguntas, reparar en detalles que de otra forma no hubiera implementado”, afirma.

Cambio de perspectiva
Abogada (UBA) y actual Directora de Legal &c Government Relations de MercadoLibre, Gabriela Colombo ya tenía un puesto de gerente en la misma compañía cuando arrancó a cursar el MBA part- time en la Universidad de San Andrés. “Cuando llegué a la gerencia, sentí que me faltaban herramientas que no había recibido en mi formación de grado y posgrado. Además de la tareas propias de mi profesión, se me sumaron otras, como la gestión de personas, de proyectos y de procesos”, comenta Colombo.

Seleccionada por MercadoLibre para obtener una financiación de hasta el 75 por ciento del programa, Colombo cursó durante dos años la maestría, en el medio también fue madre y continuó trabajando. “La combinación de teoría y práctica de la San Andrés se ajustaba a mi perfil. Ir directo al método del caso no me servía. Había otros conocimientos que algunas universidades asumen que ya sa- bés que yo no tenía, y valoré ese mix de teoría y desafío del caso”, asegura.

Sobre la importancia del MBA, Colombo lo define como “un mapa de ruta en ámbito empresario” y resalta el enfoque de la gestión basado en las personas. “Llegué buscando herramientas para gestionar y me llevé mucho más que eso: el MBA me cambió el mindset, la perspectiva desde la cual ejercía mi profesión. Me dio un diccionario para entender en qué idioma hablan los de Finanzas, los de Tecnología, para entender qué los mueve y por qué en un proyecto unos pueden empujar para tal lado y otros para el otro”.

De querer ser abogada penalista al iniciar su primera carrera hasta hoy ejercer un rol corporativo con funciones transversales a toda América Latina en MercadoLibre, Colombo afirma que para ella fue clave la capacidad de adaptarse a las posibilidades que surgieron, un dato que potenció la maestría.

“La abogacía está en un momento de cambio de paradigma por el impacto de la tecnología y mi foco está puesto en la innovación en la práctica del ámbito empresario”, señala. “Adquirís una mirada de gestión de ingeniería, de costos, cómo impacta lo que hacés en la organización, cómo en tu forma de trabajar va a impactar de forma positiva o negativa en otra área. Todo eso es el MBA”, asegura.

Sin embargo, Colombo advierte que este tipo de maestría no es algo que pueda estudiarse en cualquier momento de la carrera, sino que hay que estar listo profesionalmente para ello y realizarlo “cuando se estén asumiendo funciones que excedan lo meramente técnico”. Y completa: “Hacerlo antes es desperdiciar tiempo y dinero, y realmente cobra mayor valor cuando sos un profesional sólido en tu área primero y si tu intención es ir hacia la amplitud en la práctica. En ese caso, el MBA es casi indispensable para el camino profesional”.

Un biólogo en el Estado
El imaginario colectivo situaría a un biólogo molecular de ambo en un laboratorio. En el caso de Sergio Baravalle, el destino lo llevó por una ruta muy diferente. A partir de trabajar en el área de comercialización de productos de biología molecular en una pyme, a Baravalle le surgió la inquietud de trascender lo meramente técnico en su área y, al contrario de es pecializarse, comenzó a buscar herramientas para ver el bosque en vez del árbol.

“Me faltaba preparación en habilidades blandas que traía desde mi carrera base. Dentro de la empresa vi que era muy poco lo que tenía como background y que si quería crecei; necesitaba aprender, sobre todo, de estrategia y manejo de negocios”, cuenta Baravalle.

A partir de conocidos y colegas que realizaron el MBA en la Universidad Di Tella y con referentes de perfil similar como Estanislao Bachrach, Baravalle decidió financiarse los estudios y comenzar la cursada del programa part-time.
Para ese entonces, Baravalle también participaba en un proyecto entre la Argentina y los Estados Unidos para desarrollar un banco de tumores, para lo cual vio útil ampliar el espectro de conocimiento de la organización.

Desde su punto de vista, la riqueza del MBA radica en “aprender a sentirse cómodo en la incertidumbre”.
“Exponerme al desconocimiento de casi todas las disciplinas a las que fui expuesto me dio una medida de la ignorancia, que, al mismo tiempo, generaba una tensión que solucioné apoyándome en el grupo”, relata y destaca que la Di Tella"promueve la comunidad”.

Al poco tiempo, la tesis sobre energías renovables que realizó junto a un compañero del curso le sirvió de trampolín para ganar una beca Fullbright y estudiar Ingeniería Agrónoma y Bio- sistemas en la Washington State Univer- sity en los Estados Unidos.

Durante el proceso de elaboración de su nueva tesis, basada en el desarrollo sos- tenible sobre la utilización de residuos agrícolas -pensado para la provincia de San Juan- Baravalle ganó otra beca más, ahora para estudiar un posgrado en Supply Chain Management en el Massa- chussetts Institute of Technology (MTT).

A partir de este proyecto basado en ‘Bioequality’, Baravalle recibió un reconocimiento del Gobierno alemán como uno de los 25 jóvenes con mayor potencial en el nivel mundial en desarrollo sos- tenible en 2014, cuenta.

Baravalle actualmente cursa la Maestría en Energías Renovables en la Universidad Tecnológica Nacional y trabaja en el Ministerio de Desarrollo Social, donde aplica teorías de desarrollo de triple impacto, mediante la generación de un área de “cadenas de valor inclusivas”.

“El MBA me aportó una transversa- lidad que desde ningún punto de vista hubiese tenido si me atenía a una carrera tan específica como es la Biología Molecular. Me dio una visión estratégica de negocios y herramientas para saltar de una disciplina a otra que hoy utilizo en mi trabajo”, destaca.

Con sólo 26 años, Francisco Santolo fue ascendido de coordinador a gerente de Marketing en Natura. En busca de más, este licenciado en Economía recibido en la Universidad del Cema aprovechó que su compañía le podía financiar parte del curso y volvió a elegir su casa de estudios para realizar su Maestría en Administración de modo part-time.

“En la carrera de grado tenés los conceptos sin haberlos vivido. En el MBA, con más experiencia, ves los temas con mayor profundidad, madurez y priorizás lo que te interesa”, asegura Santolo y resalta “el acercamiento al conocimiento emprendedor”, punto clave de su presente.

CEO de Scalabl, una aceleradora de start-ups que ya cuenta más de 100 empresas y 240 emprendedores, Santolo hoy se encarga de la expansión global de su compañía, con la vista puesta en México, Emiratos Árabes y la India.
“Ayudamos a cualquier emprendedor sea un director regional de multinacional o un ama de casa: les damos un curso de dos meses y de forma práctica en una empresa real y salen con la empresa en funcionamiento”, cuenta Santolo.
Del MBA a este punto, dice, las oportunidades se sucedieron una tras otra y lo llevaron a enfocarse en el ecosistema emprendedor. Hoy, está decidido a “llevar este nuevo modelo de desarrollo de emprendedorismo a todo el mundo”.
Cursada la maestría, Santolo realizó programas de Gerencia General en Kellogg School of Management y luego se formó en Entrepreneurship en Stanford. En paralelo, comenzó a ayudar a emprendedores en forma gratuita.

“Así se fue dando que varios de ellos me regalaron parte de sus empresas y con eso me envalentoné para emprender fuü timé", cuenta Santolo, cuya ruta lo llevó después a la compañía brasilera BRS, quienes lo enviaron por más de un año a Dubai como gerente de Marketing de la región.

Actualmente, Santolo se encuentra cursando un programa de Gerencia General en Harvard, junto con 140 líderes del mundo y plantea que, a la distancia, hay algo que hubiera aprovechado mejor de su experiencia durante el MBA.
“En ese momento no tenía la madurez suficiente de darme cuenta de que lo más importante son las relaciones con la gente y abrir las oportunidades”, plantea pero asegura que la maestría fue “un antes y un después” en su carrera.

Sociedad fecunda
Actual Director y socio de la empresa X Project, Carlos Fernando Castro se dedica a la gestión a nivel macro de proyectos de software y trabaja con temáticas que van desde la operatoria ban- caria a las auditorías, prevención de lavado de dinero y riesgo operacional.

Para este ingeniero Industrial (UBA), la “visión macro de la empresa” que le aportó la Maestría en Dirección Estratégica y Tecnológica del ITBA (Instituto Tecnológico de Buenos Aires) fue clave para aprender herramientas de “planificación, ejecución y management".

“La Ingeniería te enseña a resolver pro- blemas enfocados en áreas técnicas muy puntuales”, comenta.
Cinco años atrás, Castro trabajaba como ingeniero de proyecto en el área comercial de Tecna, empresa dedicada al mercado del gas y petróleo. Allí es donde conoció a colegas que le recomendaron cursar esta maestría en particular.
A partir de estas referencias, sumado al programa y el plantel de profesores, Castro llegó al ITBA en la búsqueda de ampliar su campo de conocimiento sobre la empresa con el foco puesto en la tecnología.

Cursó la modalidad de dos años, con financiamiento propio el primero y, el segundo, con apoyo financiero de X Project, con quienes introdujo un programa de pymes para el Estado. Castro resalta que la maestría tuvo una gran influencia en su situación laboral actual, no sólo porque comenzó a colaborar ya desde ese momento con la empresa de la que hoy es socio, sino porque está mucho más entendido de la mecánica corporativa general.

“Hoy desarrollo continuamente, y esto tiene parte de finanzas, proyectos y parte de conocimiento de la operatoria ban- caria” explica y resalta el MBA como herramienta para “gestionar proyectos dentro de un marco sistemático, con un punto en común en todas las industrias”.

Según su visión actual de negocio, el proyecto de Castro de cara al futuro puede implicar cambiar de área de trabajo. “Me gustaría poder desarrollar una empresa autosuficiente, con equipos de reemplazo y una estructura que perdure en el tiempo”, concluye._150963459157513800.jpg,_150963459159732300.jpg,_150963459160254600.jpg,_150963459160749100.jpg
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