Las interacciones entre las autoridades nacionales y subnacionales resultan comunes en la vida diaria de las federaciones. Sin embargo, esta relación no siempre es armoniosa y suelen surgir conflictos. Esto puede ser el resultado de diferentes puntos de vista sobre qué hacer, pero también una consecuencia de intereses políticos divergentes. En pocas palabras, los presidentes o gobernadores, los principales actores en las relaciones intergubernamentales, pueden usar el conflicto como estrategia política, para dejar en claro que adoptan una posición opuesta a la de sus contrapartes. Los incentivos para apostar a la confrontación son mayores cuando la posición de sus contrapartes es impopular y cuando pertenecen a un partido político diferente. Quienes adoptan una postura confrontativa esperan ganar apoyo y reconocimiento y hacer que aquellos a los que se enfrentan paguen costos políticos. Este tipo de confrontación se da incluso durante tiempos de emergencia, cuando esperaríamos que las autoridades nacionales y subnacionales trabajen juntas más que nunca.