Las teorías participativas de la democracia postulan que la participación en el proceso político transforma a los individuos en mejores ciudadanos democráticos, pero la investigación empírica sobre los efectos de la participación a nivel individual se centra asiduamente en el voto, con resultados desiguales y debates sobre los mecanismos utilizados.

Noam Lupu estudia una forma diferente de participación política; aprovecha un experimento natural en Perú para abordar el reto planteado por ciertos individuos que se auto seleccionan para colaborar el día del sufragio. Antes de cada elección, las autoridades peruanas seleccionan al azar a ciudadanos para que actúen como presidentes de mesa el día de las elecciones. Luego de los comicios parlamentarios de enero de 2020, se llevó a cabo una encuesta de panel de dos etapas a los supervisores electorales y sus suplentes, seleccionados al azar. Allí encontró que la participación como presidente de mesa aumenta la sensación de empoderamiento y eficacia de un individuo, pero no provoca interés o conocimiento político. Asimismo, se observa que la participación aumenta el apoyo y la confianza en las instituciones democráticas, especialmente en las elecciones, y que fomenta la participación cívica en el futuro. En efecto, existen algunas pruebas de que estos efectos perduran, al menos durante algunos meses, aunque las estimaciones de seguimiento son menos precisas. Consistente con las teorías participativas de la democracia, este tipo de participación forma a los ciudadanos.