En los medios

La Nación
11/11/23

Andrés Rieznik. “La exigencia intelectual continua previene la pérdida de memoria”

Andrés Rieznik, doctor en Física y profesor de la Escuela de Negocios, explicó en La Nación cómo entrenar el cerebro.

Por Vivian Urfeig

Francisco Cali Photopremier


Bienestar, ejercicio físico, vínculos afectivos y buena alimentación. La receta para prevenir el deterioro cognitivo incluye un cerebro bien entrenado para que cuerpo y mente troten alineados en la misma dirección. Andrés Rieznik, autor del libro Atletismo mental (Editorial Sudamericana) plantea que basta con resolver crucigramas, jugar al ajedrez o elegir actividades intelectualmente estimulantes para conformar una reserva cognitiva sólida. “Puede ser un posgrado, pero también cualquier otro desafío que requiera esfuerzo de pensamiento”, señala el doctor en Física, profesor de la Universidad Di Tella y conductor de La Liga de la Ciencia, el programa de divulgación científica de La TV Pública. Además, acaba de editar Tabú (El Gato y La Caja), un volumen que se sumerge en los dilemas éticos y la biología del comportamiento humano.

Capaz de elevar al cuadrado números de dos y tres dígitos en apenas segundos, Rieznik entrenó su cerebro una hora durante dos años para batir sus propios récords. El especialista en neurociencia asume que este tipo de superpoder contribuye a engrosar el depósito cognitivo necesario para evitar que las funciones del cerebro se deterioren. “Soy friki, pero no tanto. Siempre me gustaron la magia y el ilusionismo”, señala el divulgador que durante 10 años fue discípulo de Charlie Brown, el mago “de la tele” que ganó popularidad en los 80. Pero el momento eureka lo tuvo frente a una charla TED que dio el mago Arthur Benjamin sobre “matemagia” y que ya lleva más de 10 millones de visualizaciones.
Desde entonces, Rieznik realiza shows donde conjuga histrionismo, cálculos mentales, ingenio y humor.

–¿Cómo se beneficia el cerebro cuando resuelve cálculos mentales?
–La exigencia intelectual continua es la única receta que asegura el mantenimiento del cerebro y la prevención de Alzheimer y otras enfermedades que provocan pérdida de memoria o deterioro de funciones cognitivas. Los cálculos y el ejercicio de la memoria contribuyen a mantenerlo en forma.
–¿Cuáles son las estrategias para entrenar al cerebro?
–No hay atajos, y esto es importante. El entrenamiento cerebral, la perfección, la creatividad y la genialidad no se pueden adquirir a través de fórmulas mágicas. Hay que hacer un esfuerzo permanente, leer mucho, educarse y seguir algunas verdades simples. ¡Y que no decaiga! Porque si eso ocurre los beneficios disminuyen rápidamente.
–¿A qué atajos te referís? ¿A las técnicas de lectura veloz, por ejemplo?
–Sí, tal cual. O a la fantasía de aprender idiomas mientras dormís, que fue muy popular en otras épocas. No hay drogas ni magia para ser más inteligentes.
Woody Allen contaba que había hecho un curso sobre lectura rápida leyendo La guerra y la paz en veinte minutos (el libro de León Tolstoi de 1840 páginas).
Y su conclusión fue que decía algo de Rusia. Estas promesas de aprendizaje rápido en un corto plazo existieron siempre y van a seguir existiendo. Sin embargo, el ejercicio particularmente provechoso para la transferencia cognitiva, cuya práctica hace que todas nuestras capacidades cerebrales se incrementen, es la lectura. Iván Izquierdo, investigador latinoamericano sobre temas relacionados con la memoria, explica que al leer, uno ejercita su memoria visual, su memoria verbal, la memoria de los sinónimos. Uno lee la palabra “árbol” y pasan por su cabeza infinitas imágenes de árboles. La lectura es la forma que evoca más tipos de memoria.
Leer mucho y tener buenos niveles de escolaridad también ayuda a prevenir o mitigar los síntomas del Alzheimer. Para aquellos que no tienen vista para leer, el escuchar a alguien contando una historia también es excelente.
–¿Cómo impacta la inteligencia artificial en este aspecto?
–No va a cambiar el foco del esfuerzo y la concentración que requiere el cerebro para aprender y estar en forma. Porque el aprendizaje depende de las rutas neuronales que activa el cerebro cuando cambia su estructura de acuerdo al conocimiento.
Pensalo desde los conceptos de reciclaje y plasticidad neuronal: porque en el aprendizaje, las neuronas que se encienden juntas se cablean por orden de la corteza prefrontal que gestiona las conexiones.
Pero después de incontables veces, la forma “A” activará todas las regiones cerebrales necesarias sin que intervenga la corteza prefrontal: es cuando leemos ya sin esfuerzo. De tanto repetir la tarea, las áreas del cerebro necesarias se encienden juntas en forma automática gracias a que se han conectado físicamente, y la corteza prefrontal ya no necesita intervenir. Ahí podemos realizar sin esfuerzo la tarea que aprendimos.
–¿Cuánto influyen los vínculos afectivos en el cuidado de la mente?
–Las relaciones sociales representan uno de los grandes pilares que benefician al cerebro, junto con el ejercicio físico y la buena alimentación, temas de los que ya hay suficiente evidencia científica. La soledad y el deterioro cognitivo van de la mano. Es clave que el cuidado y el afecto estén presentes, como en las ciudades conocidas como “zonas azules”, donde viven las personas más sanas y longevas del mundo (están en Costa Rica, Grecia, Japón, Estados Unidos e Italia). Allí se detectan sociedades donde el cuidado es tan importante como la salud y la alimentación, lo que favorece la reserva cognitiva.
–¿Cómo es tu propia técnica para resolver cálculos complejos sin calculadora?
–Es simple, pero requiere práctica para obtener resultados correctos. En principio la técnica fundamental es hacer las cuentas de izquierda a derecha. Al revés de lo que aprendimos en la escuela, donde ubicábamos una cifra debajo de la otra para las operaciones que hacíamos con lápiz y papel. Es la regla número 1: sumar en sentido inverso a lo que muchos de nuestra generación estábamos acostumbrados. En mi caso yo entrené una hora durante dos años.
–¿Y para ejercitar la memoria qué sugerís?
–La creación de imágenes visuales. Por ejemplo, para una lista de compras en el supermercado, la clave es relacionar y asociar imágenes: café, azúcar, manteca y aceite son los cuatro productos que tengo que comprar. Entonces me imagino haciéndome un café con azúcar y después un pan de manteca con un chorro de aceite. Queda un asco esa imagen, pero esa es la historia visual que me va a ayudar al momento de recordar la lista.
–¿Cuánto afecta el uso continuo del celular en la vida cotidiana?
–Hay evidencia que indica que el celular atenta contra la capacidad de atención. Es un peligro para todos, pero más para los adolescentes, porque el impacto de las redes sociales redunda directamente en su salud mental.
En mis clases suelo mostrarles a los alumnos el famoso video del chimpancé que escrolea Instagram eligiendo imágenes lo más bien. Va y viene de las publicaciones aplicando un uso correcto de la red. Por eso escrolear no es ejercer la humanidad, no es aprender algo nuevo ni construir reserva cognitiva. El celu solo promueve la procrastinación sin esfuerzo. No implica ningún esfuerzo mental.