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Ámbito Financiero
7/09/23

La industria rechaza propuesta del equipo de Milei de apertura en menos de dos años

Bernardo Kosacoff, miembro del Consejo de Dirección y profesor del MBA y del Executive MBA, analizó cómo impactaría una apertura de la economía argentina en la estructura productiva.

Por Florencia Barragán


Darío Epstein, economista cercano a Milei, aseguró el viernes pasado en el Día de la Industria que en el caso de ser gobierno, se les dará a la industria “menos de dos años” y luego deberán estar “listos para competir”. Frente a los empresarios, afirmó: “Para los que están intranquilos porque creemos en una economía abierta les digo: en la situación actual si los mandamos a competir, de 400.000 pymes quedarían la mitad en el camino. No vamos a abrir en una situación de desventaja. Vamos a sacar todas las inconsistencias y en un par de años cuando haya inflación y tasas razonables, seguridad jurídica y una nueva ley laboral, habrá una apertura importante y ahí van a tener que competir. Algunas empresas y sectores no tendrán la fortaleza y otros como la agroindustria no tendrán ningún inconveniente”.


En diálogo con este diario, tres empresarios rechazaron los plazos. Walter Andreozzi, del comité ejecutivo de la UIA, afirmó: “Los industriales no tenemos ningún temor a la apertura de los mercados y a la competencia; pero claramente la competencia tiene que ser en condiciones de igualdad, y para ello debe ordenarse la macro, debe haber acceso a los insumos para poder producir, créditos a tasas razonables y no de quiebre, y legislación laboral adaptada a las nuevas condiciones de producción”.

Además, Andreozzi reclamó pragmatismo: “Una apertura basada solo en dogmatismos ideológicos será un nuevo golpe mortal a cientos de pymes, un aumento de la desocupación y un nuevo ciclo de reversión del desarrollo. Solo con un par de grandes empresas o sectores líderes es insuficiente para lograr una sociedad más inclusiva, más allá del rol estratégico de los mismos, lo que debe ser altamente valorado”.

Por su parte, Guillermo Moretti, vicepresidente regional de la UIA, opinó: “La libertad de competencia es positiva en igualdad de condiciones. Podemos competir con Europa, pero a ellos les llevó 40 años tener una sola moneda que sea estable, que es algo que acá necesitamos. O está el caso de Alemania: la industria tiene millonarias subvenciones del Estado, hay crédito para la renovación a tasa cero a 5 años con 3 de gracia, porque se considera que a los 5 años la tecnología es obsoleta”.

En la misma línea, José Urtubey, director de Celulosa Argentina, aseguró: “Cuando dicen livianamente que en dos años te tenés que poner al día porque abren la importación creo que no se entiende la dimensión del problema en el que está la Argentina. La economía tiene un problema macroeconómico y necesita fuertes revisiones. A Irlanda le llevó 10 años estabilizarse, a Israel 20 años, y hoy son modelo de competitividad y productividad. Creer que lo haremos en dos años es cuanto menos una utopía...”.

Además, el dirigente industrial aseguró que le gustaría conocer la letra chica de esos planes: “Me gustaría escuchar más el programa de cómo van a generar las condiciones para poder competir. Somos un país en vías de desarrollo, por eso ya hay asimetrías naturales. ¿Cómo se va a recuperar el crédito productivo que hoy es menos del 10% del PBI, mucho más bajo que la región, en dos años? Hay que bajar la carga impositiva, pero hay impuestos distorsivos como ingresos brutos que no son competencia de Nación. Están subestimando los problemas...”, afirmó en una entrevista en TVP.

El economista Bernardo Kosacoff, profesor de la UBA y la UTDT, opinó: “Es positivo que no se plantee una apertura inmediata integral y que se dé cuenta que se necesita tiempo. Pero hablar de plazos como 2 años es desconocer la complejidad y heterogeneidad de la estructura productiva argentina. No es lo mismo una pyme que una subsidiaria transnacional. Inclusive algunas industrias no tienen que esperar ni dos años para competir, como pueden ser Techint y Aluar”.

Antes de una apertura, Kosacoff consideró que se necesitan garantizar condiciones sistémicas: “Se requiere una macroeconomía estable, sin inflación, déficit cero, infraestructura para mejorar la logística, un sistema financiero eficiente, un instituto de tecnología para la innovación y un marco legal para contrataciones de trabajo adecuada. Lo primordial para la competitividad son los procesos de inversión, calificación de recursos humanos e innovación. Si hacen todo eso en 2 años, que comience la carrera”.

En la industria hay un descreimiento de la implementación de todas las promesas. Se reflejó en la pregunta que le hizo Diego Coatz, director ejecutivo de la UIA, a Epstein en el final de su intervención: “¿Por qué un empresario pyme que hace mucho tiempo le dicen que se van a terminar los impuestos a los débitos y créditos, que se va a terminar la litigiosidad laboral, que los municipios no van a cobrar más tasas, que va haber una simplificación tributaria en AFIP... ¿Por qué ahora seria diferente, para que en un año y medio la competitividad sea relativamente mejor para poder estar expuestos a la competencia de China o Estados Unidos?”. Epstein cerró su participación con la respuesta: “No les pido ni fe ni esperanza. Miren y después actúen”.

En el día de la industria que se festejó en Entre Ríos solo estuvo Sergio Massa de los candidatos a presidente, pero fue invitado por su rol de ministro de Economía, dado que la UIA no invita a candidatos en la celebración que realiza cada año el primero de septiembre. De momento, los otros dos candidatos competitivos (Milei y Patricia Bullrich por Juntos por el Cambio) solo hablaron en eventos relacionados al sector agropecuario, financiero y comercial, como fue en la expo de La Rural, Council of The Americas o la Expo EFI. La mirada en la UIA, que buscarán transmitirle a la política, es que no están en contra de una apertura, pero reclaman una “apertura inteligente”, donde se tengan en cuenta las asimetrías y los niveles de integración. Es que reclaman que siempre las propuestas están relacionadas a lo tributario, la macro y lo laboral, y si bien coinciden en que es clave para la competitividad, falta sumar los aspectos financieros, de logística, infraestructura, innovación y digitalización 4.0.