En los medios

TN
15/09/22

Toty Flores con Levy Yeyati: “Los planes sociales están diseñados para la dominación de la persona”

El decano de la Escuela de Gobierno y director académico del Cepe entrevistó al dirigente social y exdiputado Héctor "Toty" Flores para el ciclo de entrevistas "Pensar Distinto".

Por Eduardo Levy Yeyati


El exdiputado de Juntos por el Cambio y actual concejal de La Matanza Toty Flores conversó con el economista Eduardo Levy Yeyati sobre los planes sociales, el trabajo y la situación social en La Matanza. En ese distrito, Flores lleva adelante la cooperativa La Juanita y conoce bien el tejido social.

“Los planes sociales no están diseñados para salir de la pobreza, sino para la dominación de la persona”, es el mensaje que les da a quienes se acercan a la cooperativa, que no se maneja con fondos estatales. En este sentido, consideró que “la cultura de la sobrevivencia caló muy profundo tras la crisis del 2001″ y esto “le hizo de alguna manera bien a algunos sectores de la política”.

Por otra parte, señaló que en la Argentina “hay que recuperar la idea de que se puede ser de clase media”, pero que hay un amplio sector en el que todavía “hay que atravesar la práctica de la ayuda”.


- Toti, he recogido comentarios que me describen una cierta contradicción. Empleadores que buscan trabajadores, en costura, construcción, incluso también programadores, pero de niveles de calificación medio bajo, y no los consiguen. Luego, obviamente, tenemos mucha gente que dice “queremos trabajar”. Hay una discusión reciente muy tópica y caliente sobre la necesidad de convertir los planes pro empleo, no los planes de asistencia tipo la AUH, en trabajo genuino. La pregunta que me hago es ¿en qué medida la estructura de planes de empleo actual me explica esta contradicción de gente que quiere trabajar y gente que busca trabajo y no consigue? ¿Están compitiendo los planes con la oferta de trabajo?

Sí, sin lugar a dudas. Eso existe y eso es un problema porque tiene que ser muy buena la oferta de trabajo genuino para sacarlo de la situación de sobrevivencia porque el proceso de la crisis del 2001 ha calado muy profundo en estos sectores. Porque nosotros, los más viejos, estábamos acostumbrados a esa idea de que con el trabajo podías ascender socialmente, que podías hacer que tus hijos estudiaran en la escuela pública, en la universidad pública y engrosar la fila de la clase media. El 2001 quebró eso. Es decir que vimos a la Argentina fundirse y vimos a las empresas, aquellas empresas que tenían mucha gente, miles de personas, que también se fueron abajo, con personas que trabajaron 20/30 años, que venían del interior. Antes había una modalidad: vos te comprabas el lote por donde pasaba el colectivo porque tenías en tu cabeza que siempre ibas a trabajar en esa fábrica y tus hijos también y hasta pedías eso en lo gremial, que las empresas tomaran a tus hijos en caso que te retiraras, no solamente en caso de que fallecieras, sino que te retiraras, que te jubilaras, porque tenías esa idea.

A eso, el 2001 lo quebró y empezó a construirse una nueva cultura que era la de sobrevivir y en esa sobrevivencia el único que te podía garantizar eso era el Estado, no era la empresa, pero era lo único que tenían en ese momento. Es decir, la desocupación por centenares de miles generó eso y los que en ese momento eran jóvenes, veían a sus padres perder el trabajo y entonces había una discusión con esos propios padres diciendo: “Ah, pero trabajaste toda la vida y sin embargo te dejaron afuera. ¿Para qué voy a trabajar? ¿Para qué voy a estudiar si me va a pasar lo mismo?” La anécdota de esa época era el ingeniero que era taxista. Todas esas cosas que fueron quebrando esa idea. Y el Estado les iba garantizando y se iba formando toda una capa de pobreza, de sobrevivencia ligada al Estado que la incentivaba desde el punto de vista ideológico. “¿Por qué otros tienen mucho y nosotros tenemos poco’”... Y eso fue generando toda esta cultura de sobrevivencia, pero que le hizo de alguna manera bien a sectores de la política, que con eso lucraron con el voto para tenerlos cautivos. Eso hoy está cambiando y hay gente que busca trabajo, pero no sabe cómo es. No es que no trabajen, porque salen a la feria o la mujer que tiene que ir a las 4 de la mañana para sacar el número para el chico que está con una gripe y no lo encuentra y tiene que ir al otro día.


Toty Flores con Levy Yeyati: “Los planes sociales están diseñados para la dominación de la persona”


Eso de “la gente que está rascándose todo el día” es un estereotipo, eso no real.

No, sí pasa en el caso de algunos jóvenes más marginales. Y en algunos barrios más marginales donde vos no sabés si realmente es porque se acostaron muy tarde o porque también el miedo por la inseguridad hace que los negocios abran a las 9 de la mañana cosa que antes vos lo tenías a las 7 de la mañana. Cuando ibas a trabajar, tomabas el colectivo, tenías algún boliche para comprar algo, hoy no existe. Tiene que generarse una política muy fuerte de incentivación, que con el trabajo se puede mejorar la calidad de vida, tiene que haber un plan que realmente sea de impacto, por supuesto que el ordenamiento macroeconómico es fundamental. Tiene que haber trabajo, tiene que haber garantía de que si vos invertís, podés tener ganancia.

En La Matanza, se produce un fenómeno muy llamativo, faltan talleres de confección textil, es impresionante lo que falta. Un importador de tela me dice: “Yo podía agregarle valor y confeccionar 100.000 prendas por mes, porque tengo para venderle a las grandes marcas. A mí, no me sirve vender el rollo que importé. Tengo telas, pero no consigo talleres”. Esto tiene que ver con la cuestión macroeconómica. Fundamentalmente, estaban los talleres de confección textil de los hermanos bolivianos y peruanos que se fueron, no podían mandar las remesas de dinero para mantener a sus familias y con el cambio, no podían mandar pesos porque perdían. Terminaron yéndose a Chile o Uruguay, que están mejor. Pero se fueron y quedó toda esa rama que ofrece enormes posibilidades.

¿Por qué el argentino o la argentina no quiere trabajar en esos puestos donde sí trabajaban los bolivianos?

Había toda una idea de sobreexplotación y de bajos precios que la tenían fundamentalmente los que vendían en La Salada, porque competían con precios y perdía la calidad. Pero se puede competir si vos tenés un taller ordenado que tenga la capacitación para que eso sea sustentable. No es solamente saber coser a máquina sino cómo van las distintas piezas, se va haciendo todo lo que tiene que ver con lo que no sabe una costurera que hace solamente un pedacito. Para armar un taller, necesitás saber cómo es el ensamble, en qué momento ponés tal máquina y qué máquina necesitás, qué máquina no necesitás para determinadas cosas, si cosés plano, punto, lo que sea. Eso es lo que necesita capacitación.

Vos sos un dirigente político de La Matanza que quiere gobernar La Matanza. Se dice que son tres matanzas, el primer cordón, de clase media; el segundo cordón, de clase baja, y el tercero, marginal. Dejando el primero, que es más fácil, ¿qué le decís a cada uno, al segundo y al tercero?

En el caso del segundo cordón, es la idea de que la Argentina se puede recuperar, porque ahí era una clase media que está perdiendo todo. Son personas que han tenido negocios. Se había instalado como un espacio de posibilidades de armar a algunos negocios que era la organización de fiestas que ya no se hacían, cumpleaños de 15 en la casa, porque los clubes de barrio no están para eso, están para otras cosas, para jugar al fútbol, etc. Entonces había gente que había organizado empresitas familiares de organización de eventos. Esos se fundieron. Cuando se recupera la cuestión de la presencialidad, pudieron volver a recuperar eso. La otra cuestión es recuperar la idea de que en la Argentina se puede ser de clase media. Entonces, ahí mi discurso es más fácil. Después te dicen “sí, pero cómo se va a hacer con el dólar a tanto”, y ahí el ordenamiento macroeconómico es fundamental. La aspiración sigue existiendo. Les demuestro con lo que hacemos que no es una promesa ni nada.

Con lo que hicimos en La Juanita, con alrededor de 200 personas trabajando en distintos lugares y capacitando para empresas importantes, con toda la cuestión de la economía del conocimiento o trabajando en el taller de costura para marcas importantes, demostramos que se puede hacer. ¿Te afecta la cuestión macroeconómica? Sí, pero se pueden enganchar nichos y asociaciones con otros que te permite bancar esas situaciones. La gente que trabaja en la cooperativa no recibió ni un IFE, lo hicimos todo desde la sustentabilidad porque no queríamos, porque estamos convencidos que los planes sociales no están diseñados para salir de la pobreza, sino para la dominación de la persona. Cuando vos recibís y o negocias con el Estado y te provee las cosas, siempre estás dependiendo de eso, el clientelismo político se instala ahí. Esa idea de libertad que tenemos es lo que le transmitimos a los que vienen nuevos a la cooperativa. Para ser libre, vos tenés que tener tus emprendimientos autosustentables y negociar con quien quieras. Algunos te salen bien, otros no. Experimentás, aprendés, siempre es un proceso de aprendizaje y no creas que porque hoy te va bien algunos meses en el negocio te va a ir bien siempre. Verlo en términos de proceso es importante, tenés que sostenerlo siempre, pero la Argentina nos permitió eso.


Toty Flores con Levy Yeyati: “Los planes sociales están diseñados para la dominación de la persona”


El call center, que es uno de los mejores emprendimientos que tenemos, cuando comenzó la pandemia, se empezó a trabajar desde la casa. Trabajan mujeres fundamentalmente que en su mayoría realizaban las tareas domésticas y tenían que venir a Ramos Mejía, Olivos, Vicente López o la Ciudad de Buenos Aires. Podían trabajar desde su casa con un box que les hicimos nosotros con los que teníamos mucha ayuda de las empresas con las que trabajamos. Y la importancia que tiene eso también es tremenda, porque el hijo ve a la madre o al hermano trabajando en una computadora. Antes, decíamos que el que trabajaba con una computadora, no trabajaba. Antes, el trabajo era manual, ahora no. Eso de trabajar con una computadora, que no tiene que estar ahí ensuciándose las manos ya es un modo de ascenso social y un aliciente para el hijo. “Tenés que estudiar esto, tenés que saber de esto”. Algunas cosas suceden muy en pequeño, pero si tenés una política que desde el Estado incentive, pueden ser muy importantes.

En el caso del tercer cordón, tenés que todavía atravesar una práctica que es la de la ayuda. No podés ir solamente con promesas. No podés ir con lo que le va a la gente de clase media que se está recuperando. Ahí tenés que ir con algo, tenés que llevar en principio para la subsistencia, la bolsa de comida, absolutamente necesaria. No necesitás pagarles a los comedores, porque las madres organizadas que tienen los chicos pequeños son las que arman esos comedores y van y tienen a sus hijos con la comida garantizada. Lo que tienen que tener es buena alimentación. Es decir, en la crisis de la hiperinflación de Alfonsín, que yo estaba también ya viviendo en La Matanza, no tenía problema porque trabajaba, pero ayudaba a algunos comedores que tenían nutricionista, que te daban indicaciones de cómo hacer la comida. Yo me acuerdo una vez que había dicho la nutricionista: “Es muy importante que los chicos algún día en la semana o cada 15 días coman huevos”. ¿Por qué lo dijo? Porque la comida que nos llegaba eran alimentos secos. Conseguíamos la verdura, íbamos al Mercado Central a buscarla. Sacamos un volantito que decía “La Juanita pone huevos”, y era que los vecinos pusieran dos, tres huevos toda la semana, nosotros hacíamos comida con huevo. Porque ser solidario, con un huevo, no le cuesta nada a nadie, pero tenés que tener una política. No es tirar la bolsa de comida en un camión y que se arreglen.

¿Existe la posibilidad de alentarlos, de reincorporarlos, de que cuando vos le decís “hay una vida mejor”, te tomen en serio, en vez de decir “todo el mundo viene y me dice lo mismo y no sirve para nada”? ¿Hay una esperanza?

Tenés que trabajar mucho, pero mucho la cuestión de la autoestima y la necesidad de construcción de comunidad. Solo no salís. Eso sí, tenés que explicarles, porque eso te lo dicen. “No, yo intenté mil cosas, no sirvo”, y eso está instalado porque el Estado viene, te tira tres máquinas de coser y te dice “ahora vas a hacer un gran emprendedor” y no te enseñan ni siquiera a enhebrar... He ido a las casas que tenían dos o tres máquinas nuevitas y la gente decía “se me cortó el hilo, ¿cómo hay que hacer?”

¿Quién tiene que hacer eso?

Ahí entra el rol del Estado de capacitar, pero que la actividad privada se juegue a que esa gente sirve todavía.

Bueno, Toti, muchas gracias.

No, gracias a vos.



La entrevista completa: