En los medios

TN
26/05/22

Grobocopatel, con Levy Yeyati: “El campo debe tener un liderazgo que nos conduzca hacia el progreso”

El decano de la Escuela de Gobierno y director académico del Cepe entrevistó al productor agroindustrial Gustavo Grobocopatel para el ciclo de entrevistas "Pensar Distinto".

Por Eduardo Levy Yeyati


El productor agroindustrial Gustavo Grobocopatel protagoniza esta nueva entrega del ciclo Pensar Distinto, en diálogo con Eduardo Levy Yeyati. El empresario conversa sobre las diferencias entre la Argentina y Uruguay, sobre cuanto afectó la pandemia en su estilo de vida, y cuáles son las medidas que deberia tomar el Estado ante la producción de tierras informales, entre otras cosas.

Las entrevistas de Levy Yeyati se publican todos los jueves por la tarde en el sitio de TN y en nuestro canal de YouTube.


-Gustavo, vos hace no mucho decidiste vender una participación de tu empresa, no se si seguís vinculado o no. Y mudarte al contexto bucólico de Colonia en Uruguay. Y en este contexto argentino, hay dos o tres preguntas naturales para hacerte. Una es; ¿Por qué?. La otra es; ¿Por cuánto tiempo?, si esto va a ser reversible o de qué depende. Y la tercera es cómo comparas los contextos, contextos sociales, contextos económicos, estando tan cerca básicamente al otro lado de la orilla.

-Primera, es que es una decisión que tiene una larga data. Hace más o menos unos seis años me hice una casa en Colonia, en el campo en realidad cerca de Colonia. Buscando de alguna manera arrancar otra vida, que no necesariamente hace un corte con la anterior, sino que sigue con la anterior pero busca nuevas cosas. La pandemia de alguna manera me ayudó muchísimo, porque se empezaron a desacoplar el lugar del trabajo con el trabajo. Entonces, me pude instalar allá, y puedo seguir trabajando desde allá. Así que estoy en el mejor de los mundos. Te cuento una intimidad, que en realidad a partir de este momento deja de ser intimidad, pero las reuniones de directorio de la empresa las hago caminando por una playa. Escuchando la reunión y parezco un peripatético. Voy caminando, pensando mucho mejor, que si estuviera sentado en una silla. Y me preguntas por cuánto tiempo, y no lo sé porque no lo veo como un sacrificio, ni como Atahualpa Yupanqui que le decían “usted vive en Francia, que barbaridad, está en el exilio”. Y él decía: “No yo no estoy en el exilió, vivo en Paris porque me gusta”. Y a mi también me gusta este tema de estar tranquilos en un lugar que a mí me gusta. Poder venir a Buenos Aires, como en este caso, a visitar amigos y hacer distintas cosas y viajar al mundo, que es lo que estoy haciendo.

-No sentís que perdiste nada en el intercambio.

-No no, gané, creo que gané todo

-Es tanto mejor Uruguay para un empresario que Argentina o hay complejidades ahí.

-Lo que tiene Uruguay es la estabilidad macroeconómica, institucional. Que eso es para una vida sin turbulencias, diría yo. Tiene lo malo que es un país, que a pesar de eso, sigue siendo pocos competitivo, por diversos factores. También diría yo que la idiosincrasia del uruguayo y de la sociedad de Uruguay es diferente a la Argentina por más de que estemos muy cerca, y por más de que yo me sienta muy cómodo porque es muy parecida a la bonaerense. Pero, es una sociedad más quieta, menos dinámica, diría yo en términos de emprender, hacer, velocidad, con lo cual puede ser que te guste o puede ser que no te guste.


Gustavo Grobocopatel, secretario y fundador de la Cámara Argentina de Biotecnología dialoga con Eduardo Levy Yeyati.
Gustavo Grobocopatel, secretario y fundador de la Cámara Argentina de Biotecnología dialoga con Eduardo Levy Yeyati.


-Hace poco fuiste noticia, apareciste en los medios, a raíz de una reunión que tuvieron creo que en la Universidad de Córdoba, corregime si me equivoco, con Juan Grabois y alguna otra gente seguramente. Pero en particular hubo un intercambio un proyecto que está detrás de ese intercambio con Grabois, que te vincula a vos, con las organizaciones de base cercanas a Grabois. Mi entendimiento de ese proyecto, de proto proyecto, de haber hablado con Grabois hace un par de años, era que ese proyecto alimenta la visión, si se quiere, de una reforma agraria moderna, en el sentido de que mucha de esta gente que no encuentra trabajo en la economía capitalista moderna -por llamarla de alguna forma- podría encontrar trabajo en el trabajo de minifundios o minitierras al estilo de los quinteros, o los suburbios bonaerenses.

Los economistas han desechado esas ideas hace un tiempo, por una cuestión de la baja competitividad de estos emprendimientos, y vos en particular que sos un empresario has generado un modelo de gestión de la producción agropecuaria basada en la escala en muchos casos. Entonces, la pregunta natural es: ¿Cómo se reconcilia el minifundio grabosiano con tu enfoque?

-Dejame hacer una breve introducción. Trabajo hace más de tres años con gente de la economía popular, en diferentes proyectos y bajo un paraguas que integra a empresarios, a universidades, a académicos, y a los sectores sociales obviamente. Estoy vinculado no solo con Grabois sino con el Movimiento Evita, con el movimiento campesino indígena, y demás. Ese nivel de vinculación tiene que ver con esto. ¿En qué los ayudo? En temas tecnológicos. Estos proyectos ya tienen por ejemplo hidroponía o últimas tecnologías. Y los ayudo en términos organizacionales, que tiene que ver con la conformación de cooperativas, organizaciones en red, etc. Los ayudo con el tema de estrategias comerciales, para entender cómo hay que organizar la parte comercial. Y los ayudo también a ver el problema de la tierra, que el problema de la tierra es bastante localizado en Argentina. Estamos hablando de 50 mil productores de una hectárea. Son 50 mil hectáreas en los millones y millones de hectáreas que hay en la Argentina.

-Con o sin títulos..

-Con o sin títulos. En realidad son tierras donde los productores están produciendo en general en forma informal, con o sin títulos, y los que no tienen títulos arriendan también en forma informal. Y eso genera una serie de círculo vicioso, porque la gente no se hace su casa, porque no tiene estabilidad, entonces viven en forma muy precaria. No invierte en las cosas que hay que invertir, el arrendatario se lleva gran parte de eso, y estamos hablando de una hectárea por persona donde ya están produciendo. No son nuevas hectáreas que haya que producir. Me parece a mí, haciendo los análisis que por lo menos estoy haciendo, que el esfuerzo económico para el Estado realmente es bajísimo para resolver un problema que es conflictivo, y muy importante.

-¿Cómo se resolvería?

-Yo creo que el Estado tiene que hacerse de esas tierras, las tiene que expropiar y pagar lo que corresponde. Y esas tierras tienen que ser dadas en un comodato de largo plazo a esos productores que tienen que cumplir determinadas pautas, tienen que producir, tienen que hacerlo de una forma determinada. Y el estado tiene el derecho y el deber de auditar que eso ocurra. Me parece que sería de algo de muy poco esfuerzo para el estado. Ese es un problema. Después está el otro problema de gente que vive en el Conurbano que puede, y quisiera, irse a vivir al interior. Uno de los proyectos lo estamos haciendo en Chivilcoy para probar cómo estos pueblos del interior podrían recibir gente, y de qué forma, porque no es solamente que la gente va y empieza a producir sino cómo se integra a la sociedad en esos pueblos del interior y dejan de ser parias en el Conurbano para pasar a ser parias en el interior, no, esa no es la idea

-Estás trabajando en otros países en desarrollos en temas no muy distintos. Simplemente como introducción muchos de esos países en desarrollo, sobre todo africanos, tienen la mayoría de la población viviendo en operaciones, actividades de agricultura de subsistencia. Esto es un tema central. Vas a Namibia, Etiopía, casi cualquier país africano, tiene estos problemas. Entonces vas a Namibia y encontrás esta situación; la solución para esa gente por donde pasa en ese caso. ¿Impulsan el mismo tipo de salida?

-Son muy diferentes porque el contexto es diferente, porque por ejemplo en Ghana donde trabajé mucho con pequeños productores, no hay derecho romano. O sea, los títulos de la propiedad de la tierra no son, no hay un código civil, son los dueños de las tribus, o de los pueblos originarios. Entonces hay que hacer arreglos con los pueblos originarios. Son negociaciones diferentes, pero no solamente eso, sino que lo que te quiero decir es que vayas a donde vayas hay un deseo de progreso. Puede ser un poco más rudimentario, un poco más sofisticado. Y Argentina dentro de ese mapa, y los problemas que tenemos en Argentina y los lugares más vulnerables, son muy sofisticados en relación a los que hay en otros lugares pobres de la tierra.

-O sea podrían ser más productivos.

-Por supuesto. Deberían ser más productivos, debería haber más progreso, debería haber un futuro para los hijos mucho mejor. Ahora, si ese sector está aislado, si el sector de la economía popular no tiene contacto con la economía global, los vamos dejando a un costado, o sea, se van aislando cada vez más.

-¿Qué pensás que debería hacer el sector del campo? De vuelta, sabemos que es muy heterogéneo, pero el campo como sector en términos de su integración en la vida pública, y su participación política, ¿necesitaría tener representación política?, ¿Tractorazos de vez en cuando? ¿Lobby? O sea, ¿cuáles son las formas en que vos ves como más fructífera la integración y la discusión de políticas públicas de este sector?

-Primero voy a empezar por algo que considero más básico, porque después todo lo demás se construye a favor de una idea, y de un propósito. Yo creo que el campo en Argentina nuevamente tiene que tener un liderazgo que conduzca a la Argentina hacia el progreso. No digo que sea el único, pero es un sector que le encontró la vuelta a la globalización, que se puede integrar al mundo, que es competitivo, que genera un montón de cosas. Entonces, la obligación no termina solo en pagar impuestos, o en crear puestos de trabajo. Sino tener una visión de país, de nación, hacia donde ir. Esa integración con la economía popular es un camino.

-Te hago la última, un poco en línea con nuestro común amigo Ricardo Hausmann, él ha hablado muchas veces de que la integración o la industrialización de la ruralidad, como se hablaba en una época, en realidad no es hacia adelante o hacia atrás, sino muchas veces hacia los costados. Más allá de toda la tecnología que ya tiene incorporado el campo, la pregunta que te hago es: ¿En qué medidas se da esto en la Argentina?

Y lo explico rápidamente, el ejemplo que siempre da Hausmann es el de Finlandia con sus grandes extensiones de selva, que empezaron talando árboles y después hicieron máquinas. Luego hicieron máquinas herramientas, y por último hicieron tecnología digital. Entonces, en el campo sería hacer tractores, hacer máquinas para el campo, autos, herramientas. ¿Cuánto se da de eso?

-Muchísimo, y te diría yo muchísimo más que en Finlandia. Solo que no logramos tener Nokia. Bueno, ahora por ahí tenemos Mercado Libre que no es exactamente un producto del campo. Pero sí, el campo argentino tiene desarrollos en la metalmecánica de primer nivel mundial, exportables. Argentina es líder mundial, hay una empresa en Argentina que es la líder en Brasil, y creo que es la número dos o número tres en el mundo de semillas de soja. La industria de los microbiológicos. La empresa más grande de Río Grande en Tierra del Fuego, es la de silobolsas, no es la de línea blanca.

-¿Y exportamos?

-Exportamos silobolsas a todo el mundo, es una tecnología que se exporta. Y la otra cosa es el know-how que lo podemos exportar a través de consultorías, es decir, el conocimiento tácito que dice Hausmann que lo podemos hacer y se está haciendo.

-Por ejemplo, con la siembra directa

-El ejemplo más impresionante de transmisión de conocimiento tácito fue Uruguay. En el 2013 hacían 50 mil hectáreas de soja, en el 2013 se hacía un millón y medio de hectáreas de soja. También en Brasil, en el 2013 de 10 empresas más grandes de Brasil, siete estaban gestionadas por argentinos. Ahora hay muchas empresas argentinas que empezaron a trabajar en África. Si Argentina no tuviera algo que es competitivo a nivel mundial, no podría atraer ninguna otra cadena de valor, por más que esté fuera del sector.

-Muchas gracias

-Un gusto



La entrevista completa: