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TN
16/03/19

Venezuela: ¿Hasta cuándo?

Bruno Binetti, profesor del Dpto. de Ciencia Política y Estudios Internacionales analizó la crítica situación venezolana. "Tarde o temprano, Maduro va a caer. La incógnita es si lo va a reemplazar una transición a la democracia o una tragedia humana de proporciones incalculables", advirtió.

Por Bruno Binetti
Venezuela quedó a oscuras, casi una metáfora del autoritarismo y la crisis en que está hundido el país. El apagón se extendió durante días y agravó una situación ya calamitosa: colapso de los hospitales, falta de medicamentos y alimentos, episodios de violencia generalizada y saqueos. También desnudó la corrupción e incapacidad absoluta del régimen de Nicolás Maduro, que culpó a un supuesto sabotaje que no creyó nadie.

Caracas en la oscuridad. (Foto:AFP)

La falla eléctrica también mostró los límites del desafío de Juan Guaidó, el líder de la oposición y presidente de la Asamblea Nacional. Aunque Guaidó fue reconocido como presidente interino de Venezuela por casi 50 países, en la práctica no tiene ninguna capacidad de aliviar el desastre diario que sufren los venezolanos. Presionado por la necesidad de mostrarse activo constantemente, en las últimas semanas, intentó ingresar suministros desde Colombia sin éxito; hizo una gira regional con pocos anuncios destacados, y tuvo que dar marcha atrás cuando sugirió la posibilidad de pedir una intervención armada para remover a Maduro. Puede que la misión de Guaidó sea imposible, pero la falta de resultados concretos ya está generando tensiones entre las varias facciones opositoras. También puede generar cansancio entre la población: la presidencia de Guaidó es simbólica; los problemas de los venezolanos, no.

Aun contra las cuerdas y presionado por todos los frentes, el régimen de Maduro sigue ejerciendo el poder real en Venezuela. La cúpula militar está íntimamente involucrada en el manejo de lo que queda de la economía y el estado, y también participa en el contrabando y el narcotráfico. Por eso, los intentos de Guaidó por dividir a los militares prometiendo amnistía a los que abandonen al régimen no dieron resultado. Maduro ,además, cuenta con los “colectivos”, grupos armados chavistas que circulan por las calles atacando opositores y periodistas, que para el régimen son lo mismo.

El régimen chavista tampoco está aislado en el mundo: Turquía, Rusia y China siguen brindándole apoyo, aprovechando la desesperación del régimen para hacer negocios, acceder a las reservas petroleras venezolanas e irritar a los Estados Unidos en su zona de influencia. Cuba, mientras tanto, le brinda asistencia en materia de inteligencia y vigilancia, además de su invalorable experiencia en resistir a pesar de la oposición de Washington y la ruina económica.

Todo esto no significa que el régimen sea invulnerable. Al contrario, puede haber empezado su final definitivo, a partir de la decisión del gobierno de Donald Trump de cortar las compras de petróleo venezolano. Hasta ahora, más del 40% de las exportaciones de petróleo venezolanas se dirigían hacia los Estados Unidos. A pesar de las denuncias de Hugo Chávez y Maduro contra del “imperialismo yanqui”, fueron las compras de petróleo de Washington las que financiaron la revolución chavista todos estos años. Con el final de estas compras, el régimen de Maduro perderá una de sus principales fuentes de ingresos. Además, la presión de Estados Unidos puede impedir que otros países, como la India, aumenten sus compras de petróleo venezolano.

La asfixia financiera que producirán las sanciones petroleras de Estados Unidos va a debilitar todavía más a Maduro, y pueden ser el punto de quiebre en su relación con las fuerzas armadas. Pero también va a multiplicar las penurias del pueblo venezolano: sin recursos, la escasez de productos básicos va a ser todavía peor. El apagón de los últimos días podría ser solo el principio de más calamidades. Las Naciones Unidas anticipan que para fin de este año ya serán cinco millones los venezolanos que emigren hacia otros países, un éxodo sin precedentes en la historia latinoamericana y que puede colapsar la capacidad de países como Colombia de recibirlos.

Tarde o temprano, Maduro va a caer. La incógnita es si lo va a reemplazar una transición a la democracia, como espera gran parte de los venezolanos y como promete Guaidó, o una tragedia humana de proporciones incalculables.