Di Tella en los medios
Diario Perfil
31/10/9

La prensa en el futuro inminente

Es un hecho que la prensa gráfica declina en el mundo. Los lectores migran a las versiones on line; la publicidad decrece y busca también adaptarse a los nuevos medios, en gran medida siguiendo a los lectores; los gastos no son sostenibles.

Por Manuel Mora y Araujo

Es un hecho que la prensa gráfica declina en el mundo. Los lectores migran a las versiones on line; la publicidad decrece y busca también adaptarse a los nuevos medios, en gran medida siguiendo a los lectores; los gastos no son sostenibles. Estamos asistiendo a un fenómeno que ya parece tendencia: las plantas de periodistas se reducen en los medios de prensa.

El negocio de la prensa se transforma y se redefine al mutar a los medios digitales. Una duda mayúscula es qué sucederá con la función que la prensa cumple en la sociedad y cómo se modificará el vínculo más activo que transformó durante el último siglo la vida social: la relación entre los medios de prensa y la opinión pública.

La función de la prensa, prácticamente desde la aparición de las innovaciones técnicas que la hicieron posible –la imprenta de gran tirada y el telégrafo–, ha sido triple: informar, editorializar y entretener. A partir de cada uno de esos planos, y de la interacción entre ellos, fueron construyéndose los puentes que conectaron a los medios de prensa con la opinión pública, transformaron a ésta y establecieron la estructura del espacio público que hasta hoy conocemos.

La función de entretenimiento seguirá existiendo y adoptando nuevas y asombrosas formas y soportes; de eso no cabe duda alguna. Pero el entretenimiento per se es una cosa y el entretenimiento como envase para la transmisión de información es otra. Posiblemente se profundice aún más el proceso conocido desde mediados del siglo XX, cuando la televisión comenzó a ocupar el lugar de gran medio de comunicación, apoyado ahora crecientemente por las nuevas tecnologías digitales electrónicas.

La función de editorializar no parece en riesgo. Todo aquel que desee transmitir opiniones encontrará el medio para hacerlo y buscará al público al que apunta. El medio puede ser poco relevante para esa función.

La mayor duda está en el plano de la información. Antes de la invención de la prensa gráfica la opinión pública era parroquial y no podía ser otra cosa: la gente sólo podía hablar cotidianamente de lo que ocurría en su entorno inmediato, porque del resto no sabía nada. Con la irrupción y el desarrollo de la prensa se produjo la gran transformación de la opinión pública; las sociedades occidentales establecieron el canon de la pluralidad de información y de la libertad de entrada al mercado de emisores de información. Informar sobre los hechos relevantes del mundo, ocurridos cada día, pasó a ser entonces el pilar de la construcción cotidiana de la opinión pública. “Construir la agenda”, esa función que los expertos atribuyen casi sin discusión a los medios de prensa, significó a partir de entonces el poder de decidir acerca de qué se habla cada día, en cada lugar de cada sociedad. En muchos países ese modelo ha sido resistido, pero la resistencia casi siempre ha cedido: ese modelo de sociedad de la información es demandado por todos los pueblos del mundo y los desarrollos técnicos contribuyen a desbordar las capacidades de los gobiernos de poner frenos a la circulación de información plural.

Existe hoy una corriente de opinión que concibe que las innumerables fuentes de información que surgen a través de los nuevos medios pueden abastecer las demandas informativas de la mayor parte de la gente. Sin duda, esto tiene que ver con el tipo de información que cada persona busca. Desde esa perspectiva, el ciudadano atento que demanda información cotidiana con visos de objetividad es un resabio decimonónico. Pero lo cierto es que ese tipo de información, producida cada día por una profesión que antes no existía –el periodismo– fue la matriz sobre la cual se construyó la opinión pública de las sociedades modernas.

Puedo imaginar muchas maneras a través de las cuales las sociedades seguirán buscando satisfacción a sus demandas de informarse cada día de la vida. Me cuesta más imaginar cómo la información –lo que hoy conocemos como información acerca de los acontecimientos de cada día– podrá circular con la misma fluidez que hemos conocido durante más de un siglo, si los medios de comunicación dejasen de contar con los profesionales preparados para producirla, esa especie llamada periodistas.

*Rector de la Universidad Torcuato Di Tella.

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