Di Tella en los medios
La Nación
7/11/7

“El Presidente mira mucho el corto plazo”

<STRONG>Fernando Rocchi</STRONG> es economista e historiador. Cursó las dos carreras en la Argentina, simultáneamente, en los años 80. Después hizo un doctorado en los Estados Unidos (Universidad de California, Santa Barbara) y un posdoctorado en la London School of Economics, de Inglaterra.

A diferencia de muchos de sus colegas del mundo académico, Rocchi se le anima al presente con audacia: considera a Duhalde el gran piloto de tormentas después de la crisis de diciembre de 2001 y lo compara con Carlos Pellegrini. No ahorra elogios al momento productivo actual, pero tilda de irresponsable al gobierno del presidente Néstor Kirchner por privilegiar el corto plazo.

En la Universidad Torcuato Di Tella ( UTDT ) Rocchi dirigió hasta el año pasado el Departamento de Historia, y en la actualidad es director de los posgrados en Historia y director académico del Máster en Periodismo de La Nacion y la UTDT .

El campo de acción de Rocchi ha sido la historia económica (los comienzos de la industria, los cambios en el consumo, la historia de la política económica), aunque tiene un vasto conocimiento de diversas épocas y contextos históricos. Ahora está apasionado con el estudio del idioma chino, porque da clases en la Universidad de Pekín. A comienzos del año próximo se publicará su último libro, escrito con Pablo Gerchunoff y Gastón Rossi, sobre la crisis de 1890.

-¿Cuándo empezó la industria en el país?

-Se dice que en el país no hubo industria hasta la década del 30 del siglo XX, cosa que es un disparate. La semana trágica empieza en unos talleres metalúrgicos, en 1919. La política hacia la industria no era proteccionista, pero tampoco librecambista. Se protegían ciertos sectores, se liberaban otros.

-¿Son incompatibles el campo y la industria?

-Es otra de las falsedades argentinas. Yo demostré que el agro y la industria no tienen intereses contrapuestos. Hasta la década del 40 convivieron perfectamente. El problema vino después, porque surgió la idea de que hay que industrializar con transferencia de recursos. Lo hizo el peronismo, quitándole dinero al campo, hasta que llegó la crisis. Perón no quería destruir el campo, pero tenía que sacar los recursos de algún lugar, y ahí se perdió una década entera. La idea de castigar al campo para darle a otro sector fue un fracaso absoluto.

-Después de la crisis de 2001, ¿cambió el modelo económico?

-Ha terminado un ciclo de producción en la Argentina que empezó con Martínez de Hoz y siguió con Menem. Martínez de Hoz hizo el peor ministerio de Economía de la historia. No hay nada rescatable. La tablita era insostenible: era una guillotina. La gestión de Menem fue diferente. Como quería parar la inflación, puso el uno a uno, pero la Argentina nunca ha crecido con tipo de cambio bajo. Los servicios mejoraron muchísimo: pensemos lo que hubiera sido Internet con Entel. Había una corrupción espantosa, se cruzaban las comunicaciones, un departamento con teléfono era más caro. El problema vino ahora, porque el actual gobierno quiere desconocer la ley de los precios relativos. Es un engaño decir que las tarifas no aumentan: están aumentando por el deterioro del servicio.

-¿En qué sentido hay un nuevo ciclo productivo?

-La Argentina productiva está mucho mejor. En el interior hay un boom que no se veía desde hacía mucho tiempo. Hay zonas que desde la década del 70 no estaban tan bien. Y esto se debe a varias razones: una es el tipo de cambio. La devaluación fue la clave. La segunda razón es el contexto internacional. Por último, creo que en los 90 hubo mucha destrucción, pero también mucha creatividad, mucha importación de maquinaria. El gobierno de Kirchner no vuelve a los años 50 o a los 60. La economía no se ha cerrado. De hecho, tenemos cada vez menos superávit comercial.

-¿Qué lugar va a ocupar Duhalde en la historia?

-Debería ocupar un lugar muy importante. La forma en que hizo frente a la crisis, los planes sociales, animarse a la devaluación -aunque no había otra salida-, anunciar elecciones después del asesinato de los piqueteros Duhalde fue un piloto de tormentas. Lo compararía con Carlos Pellegrini. Si uno piensa en el país a la llegada de Duhalde y a su salida, ve dos Argentinas distintas. La Argentina productiva ya estaba en marcha con Duhalde, y Lavagna acompañó mucho.

-Los dos gobiernos de la poscrisis, el de Duhalde y el de Kirchner, tuvieron un gran viento de cola. ¿Cuáles son los desafíos para la próxima gestión?

-No podemos seguir así con las tarifas. Hay que segmentar la demanda. No puede ser que la falta de gas haya repercutido tanto en la industria y nada en el consumo residencial. Ha habido un aumento grande del gasto. ¡No se puede prohibir la exportación de carne! En algunos sentidos, éste es un gobierno muy irresponsable, que mira mucho el corto plazo. Pero sospecho que Cristina no es tonta y va a saber ver esto. Hay que afinar más el lápiz...

-¿Tiene buenas expectativas sobre Cristina Kirchner?

-Ella tiene alguna ventaja sobre Néstor. Le gusta viajar, tiene una idea de política internacional y en economía puede pensar en el futuro. En términos institucionales, no entiendo por qué viven enojados.

-Hoy, los partidos políticos están desdibujados. ¿Hay antecedentes de esta fragmentación política y de la eclosión del sistema de partidos?

-Esto es nuevo en la Argentina moderna. Este gobierno tuvo niveles de corrupción que nadie esperaba, pero no se entiende lo que trataron de hacer Carrió y López Murphy. Es peligroso, porque es muy difícil pensar en una democracia institucional sin partidos políticos.

-¿Cómo le cae la divulgación histórica, que se instaló en la Argentina?

-Divulgación hay en todo el mundo. Siempre hubo libros, películas históricas, pero ahora en el mundo la historia está ocupando un lugar importante. En China están revalorizando su idea de nación, y hay una gran cantidad de películas históricas. En la Argentina, la gente que compra estas cosas no compraría historia académica. Son dos mundos distintos. El mundo académico no debe enojarse.

-¿No hay una manipulación de la historia, un uso de ella para dar batallas del presente?

-Historiador puede llamarse cualquiera. El peligro que veo en esta divulgación es su determinismo: estamos mal por esto o por aquello. El que lee esos libros tiende a sentirse aliviado, porque total la culpa la tuvieron Saavedra, Roca o los ingleses. El riesgo es que este enfoque inmoviliza, quita la posibilidad de pensar y de hacer cosas. En eso es enormemente peligrosa. El taxista dice: yo puedo pasar el semáforo en rojo porque Sobremonte se llevó toda la plata...

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