Di Tella en los medios
Clarín
7/06/7

Venezuela, en el juego estratégico de Brasil

<DIV><DIV>DEBATE : La política exterior de Lula es un ejemplo de realismo: utiliza a Chávez para contener a EE.UU. y a Washington para limitar la influencia regional de Caracas.</DIV></DIV>


Un principio tradicional del pensamiento realista de las relaciones internacionales afirma que los Estados dotados de mayores capacidades materiales y/o un rol relevante en agendas estratégicas de las grandes potencias tienen mayores márgenes de maniobra para aplicar dobles estándares en sus políticas exteriores y llevar a cabo acciones y declaraciones que acarrearían altos costos a otros actores.

Esta advertencia milenaria se constituye en un útil instrumento para analizar la relación del Brasil y la Argentina con el gobierno bolivariano de Venezuela y también para observar los últimos cruces verbales entre Caracas y Brasilia.
Sin adentrarnos en la paradoja que representa el elevado y aún hoy creciente flujo económico comercial entre dos "enemigos íntimos" como lo son Washington y Caracas, hecho reflejado en el consumo por parte de la superpotencia de cerca del 65% del total de exportaciones petroleras del país sudamericano, la presencia de varias poderosas empresas petroleras estadounidenses explorando nuevos yacimientos en las tierras de Chávez y el aumento a lo largo del 2006 del intercambio comercial en productos no petroleros, el caso brasileño también presenta elementos muy ilustrativos.
Nos referimos por ejemplo a la activa presencia en Venezuela de la principal empresa petrolera del Brasil, la visita de Lula a tierra chavista en el 2006 en plena campaña electoral de Chávez y la alocución del mandatario brasileño pidiendo al pueblo venezolano el voto para su actual gobernante por luchar contra la pobreza y la marginación social.

En el campo de la defensa y la seguridad nacional, cabría recordar que desde hace ya casi una década el Ejército de Brasil tiene incorporado a su doctrina el desarrollo de capacidades destinadas tanto a lucha contra fuerzas irregulares (guerrillas, narcos, etc.) como a plantear respuestas asimétricas/guerrilla frente a "la eventual ingerencia de una superpotencia extrarregional" en la zona amazónica.

En el 2005, un general brasileño con mando de tropas en dicha región evitó el anterior eufemismo para hablar directamente de los EE.UU. como hipótesis de conflicto. Recientemente, el embajador de Washington en Brasilia tuvo un duro cruce con funcionarios del Brasil y de la principal petrolera estatal de ese país por el creciente rol de la misma en diversos contratos de exploración y explotación en el Golfo Pérsico y el Mar Caspio en asociación con empresas de Irán.

Por último, desde el mismo cuerpo diplomático brasileño han surgido advertencias sobre la relación con la administración Bush. En este sentido, hasta el hace poco meses embajador de Brasil en Washington criticó al canciller Amorim por el contenido "antiestadounidense" de muchas de sus políticas.

Este somero listado pone en evidencia que el saber convencional actual sobre la relación idílica entre Brasil y Washington, y su contracara en supuestas insuperables tensiones de Lula con Chávez, dista de reflejar los matices y complejidades de la realidad.

Volviendo al principio, las diferentes capacidades ayudan a explicar la brecha entre lo fáctico y las percepciones. Tal vez un paso positivo en reducir esta brecha sea el reciente artículo de Mark Falcoff, reconocido especialista del Partido Republicano de los EE.UU. y conocido por sus posturas conservadoras, cuando advierte que es errado ver a la Argentina como un país influido sustancialmente por Chávez.

Tan errado como esto sería no ver el interesante juego estratégico que lleva adelante Brasil: usar a Venezuela para contener un poco más a los EE.UU., y utilizar su relación con esta superpotencia para limitar a Chávez y sus petrodólares.

Fabián Calle
PROFESOR DE RELACIONES INTERNACIONALES (Universidad Torcuato Di Tella-UCA)
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