Mario Blejer habló brevemente sobre cuanto está aconteciendo en la economía local e internacional. Fue ayer en la presentación en la Universidad Di Tella, junto con Lucas Llach, del libro "Las crisis económicas argentinas", escrito por Miguel y Sebastián Kiguel. La pregunta era obvia: ¿deberán escribir una segunda parte de ese libro en el corto plazo? Sobre todo en lo doméstico, Blejer redondeó que la situación "de una manera u otra se resuelve". Sí fue más prudente con lo internacional: "El riesgo es llegar tarde a la fiesta", en alusión al mundo de tasas bajas y Bolsas récord. El economista venía de Brasil, donde estuvo reunido con funcionarios de Dilma, otro frente de tormenta.
La devaluación de China ayer sacudió a los mercados. Pero peor, puso a inversores en pausa. Súbitamente se llega a la conclusión de que la economía mundial crece, pero poco. China, la segunda potencia, dejó al desnudo sus problemas domésticos y optó por devaluar como mecanismo para retomar el fuerte crecimiento. La Unión Europea se sigue arrastrando. Los países emergentes dejaron de ser las vedettes de inversores y menos con la caída de los commodities. Brasil va rumbo a abandonar el selecto club de países "investment grade" definidos por las calificadoras de riesgo. Estados Unidos es la única excepción. La moda es devaluar o "pasala y que no vuelva". Suiza en enero se había sumado a la cadena de devaluaciones. China había reducido en doce oportunidades la tasa de interés. Ahora devalúa. El 16 de septiembre se reúne la Reserva Federal y puede disponer la primera suba de las tasas de interés desde 2006. Quizá lo postergue ante las tensiones financieras fuera de sus fronteras.
Quien asuma el 10 de diciembre deberá hacerlo con los deberes hechos. Un mundo con crecimiento económico escaso no permite extensas lunas de miel. Déficit fiscal con presión impositiva elevada deja sólo al gasto público como la única variable de la ecuación para jugar. Y para hacer correcciones graduales, el obtener financiamiento interno y externo se convierte en la avenida a transitar para el próximo Gobierno. Por eso, las expectativas para 2016 del fin del juicio de los fondos buitre a la Argentina. No importa demasiado quién gane el 25 de octubre o si hay balotaje. Un arreglo es visto por gran parte del mercado como un hecho para 2016. El Discount en dólares bajo ley Nueva York, es decir, bajo los designios de Thomas Griesa y, por ende, con los pagos bloqueados, se opera a 102 dólares con alza del 5% en agosto y del 13% en el año. Las versiones sobre un pedido de aceleración de pagos de los bonos canjeados hoy en default -el reclamo del 100% lo adeudado y no sólo los cupones impagos- no cuentan con demasiado sustento y menos cuando al gran árbitro, Paul Singer, de Elliott, no le convienen esos movimientos. En septiembre habrá demasiada liquidez en los mercados emergentes por la amortización de gran cantidad de papeles. Hay fondos extranjeros que incluso, dado la situación en Brasil, prefieren apostar algo a la Argentina antes de sumergirse en el país vecino. Quizá se aproveche algo la fiesta. Y, si la situación se maneja correctamente, no haya necesidad entonces de un segundo libro de los Kiguel.
Por Guillermo Laborda