La Argentina no parece estar frente a una de las crisis que enfrentó en el pasado, entre otros motivos por su baja deuda y la buena salud de sus bancos, pero debe encarar fuertes correcciones si no quiere seguir en el estatus de estancamiento, alta inflación y falta de inversión.
Así lo expresaron los economistas Miguel Kiguel, Mario Blejer y Lucas Llach en un debate desarrollado ayer en la Universidad Di Tella.
Allí, al presentar el libro de Miguel y Sebastián Kiguel Las crisis económicas argentinas, los especialistas, moderados por el periodista Guillermo Laborda, concluyeron que hay espacio de maniobra para evitar catástrofes similares a las que sufrió el país en el pasado y que se narran en esta obra.
Ante la pregunta sobre la posibilidad de una nueva crisis, Kiguel tomó la posta y dijo: "La Argentina vivió una crisis cada siete años desde 1975 y la última fue en 2008, así que algo debería pasar ya; no sé si será una crisis o no, pero lo que se ve es atraso cambiario fuerte, déficit fiscal importante, arriba del 6 o 7 por ciento, un problema de deuda por estar en default y una economía que hace cuatro años que no crece; en cualquier país del mundo eso es crisis". De allí surgirá "un evento: será devaluación, o algo, en un contexto no tan agudo porque no hay complicaciones financieras, ya que hay poca deuda en dólares y los bancos están bien". Blejer, asesor de Daniel Scioli y vicepresidente del BH, dijo que "no todas las situaciones de tensión son críticas: será clave generar confianza y el déficit mayor es de la inversión. Por eso se necesita un programa creíble, no alguien que diga que todo se arregla en dos semanas".
De inmediato, enfatizó que es necesario "reinsertar a la Argentina en los mercados financieros internacionales, para ganar espacio e inversión" y dijo que "el default es técnico y tendrá que resolverse". La clave, advirtió, "es no llegar tarde a la fiesta". Por su parte, Llach dijo que la posibilidad de evitar una crisis "depende mucho de lo que se haga, ya que hay que hacer correcciones; se puede manejar, pero está en una zona complicada el país, porque no sólo debe bajar la inflación y corregir el déficit fiscal". Sin embargo, aclaró que "hay una oportunidad de hacer una estabilización expansiva, para que no sea traumática".
En cuanto a la inflación, Kiguel advirtió que bajarla a un dígito será "un proceso largo, de siete u ocho años, que requiere un convencimiento previo de la sociedad sobre el sacrificio que se necesita". En cambio, Blejer dijo que "a diferencia del pasado, ahora la inflación no se espiraliza, pero es verdad que no se termina sola, hay que terminarla", y coincidió en que "no está bien percibido el costo social de bajarla".
Por su parte, Llach opinó que "hay inflación con atraso cambiario, es un feo dilema, pero bajarla puede ser un buen negocio, no un sacrificio, si se hace con un plan atrás".
Por Martín Kanenguiser