Di Tella en los medios
Brando
10/01/13

El laboratorio mas grande del mundo

Apuntes: economía POR MARTÍN LOUSTEAU Y SEBASTIÁN CAMPANARIO: Los economistas están apelando cada vez más a "experimentos naturales" para ganar la batalla de la credibilidad. El caso de los títulos de propiedad en la localidad de Francisco Solano, Quilmes

A MEDIADOS DE LA DÉCADA DEL 70, LA "economía del crimen" (que analiza la tendencia de las personas a cometer delitos según determinados incentivos) iniciaba un período de auge. Por aquel entonces Isaac Ehrlich. economista y profesor en la Universidad de Chicago, publicó un estudio que aseguraba que entre 1950 y 1970 la pena de muerte había sido efectiva para disuadir a los potenciales criminales. El argumento resultó fundamental para que los tribunales de los distintos estados de la principal economía del mundo se manifestaran a favor de la pena capital. Hasta ahí. nada para destacar, salvo un detalle: recientes revisiones, con mejores técnicas, mostraron que en realidad la relación entre pena de muerte y disuasión es casi nula, o muy débil. De haberse sacado mejor las cuentas, se podrían haber evitado centenares de ejecuciones. Las metidas de pata de los economistas por mal uso de las herramientas analíticas llegan, en ocasiones, a niveles bochornosos. Muchas veces, estudios que postulan determinados resultados son refutados por otros conducidos casi en simultáneo. 

Un caso afecta directamente a un economista ¡cónico de estos tiempos: Steven Levitt, el autor de Freakonomics. Junto con John Donohue, ambos de la Universidad de Chicago, Levitt llevó adelante una investigación de la que se hizo eco el Chicago Tribune en 1999, en una nota titulada "Descubren relación entre los abortos y la reducción del crimen". Según el trabajo, la drástica disminución del delito que tuvo lugar en Estados Unidos a fines de los 90 estaba directamente relacionada con la legalización del aborto, que había tenido lugar a principios de los 70. La legalización del aborto llevó a que nacieran menos "hijos no deseados". Y, con el tiempo, ello implicó menos gente en actividades ilegales. El tema escaló en los medios y detonó una gran cantidad de estudios. Los cientos de análisis realizados tendieron a rechazar la hipótesis de Levitt-Donohue, y a poner más el foco en el descenso del consumo de crack como factor explicativo principal de la fenomenal baja de la criminalidad en la era Clinton. 

Quizá sea por ello que el libro de texto de economía más vendido en Amazon en 2011 se titula Econometria casi inofensiva (Mostly Harmless Econometrics), escrito por Joshua Angrist. Carismático y de hablar pausado, Angrist es uno de los economistas del momento. Este profesor del MIT cree que la economía necesita un "shock de credibilidad" para sobreponerse a los papelones. 

Desde hace algunos años, los economistas han ido detectando situaciones del mundo real -y fuera de cualquier laboratorio- en las que algún evento azaroso plantea un antes y un después, o bien diferencias muy marcadas entre grupos. Uno de los campos donde esto se ha vuelto más relevante es el análisis de políticas públicas. A veces, como consecuencia de restricciones presupuestarias, las intervenciones estatales están dirigidas a algunas personas y dejan de lado a otras. También una nueva legislación puede generar un cambio sustancial que se use como divisoria de aguas, a los efectos de la comparación. 

En Argentina trabaja un economista con un ojo especial para detectar experimentos naturales. Ernesto Schargrodsky, el actual rector de la Torcuato Di Tella, es el único investigador local con un estudio comentado a página completa en el semanario británico The Economist. Fue, justamente, por un experimento natural que le permitió medir qué efecto tiene convertirse en dueño de una propiedad, una cuestión muy debatida entre los cientistas sociales y los expertos en planes de viviendas. 

La historia a la que apeló Schargrodsky es fascinante. Sobre el final de la última dictadura militar, unas cuatro mil familias ocuparon 280 hectáreas de superficie en la localidad de Francisco Solano, en Quilmes. Se instalaron en los baldíos pensando que se trataba de tierras fiscales, pero el terreno, en realidad, pertenecía a trece propietarios privados. En plena dictadura, se mandó a reprimir y a desalojar a las familias. Hasta hubo un sitio militar y una resistencia social de características épicas. Con la vuelta de la democracia se aprobó una Ley de Expropiación, por la cual el Estado les compraba los terrenos a los propietarios y se los vendía a las familias ocupantes en condiciones ventajosas. Algunos dueños de los grandes terrenos aceptaron la propuesta, pero otros no y fueron a juicio. En forma completamente azarosa, el 60% de los ocupantes pudo acceder a su título de propiedad, y el restante 40% no. Tener o no tener el título fue así una cuestión aleatoria, que nada tiene que ver con la riqueza previa de las familias. 

El episodio le sirvió a un grupo de investigadores de la Di Tella para medir el impacto económico que tiene en la gente la posesión de un título de propiedad, a través de encuestas a 600 familias. El estudio detectó que aquellas con título generaron a lo largo del tiempo mayor riqueza que las que no lo poseían. Esto se pudo ver en indicadores como nutrición, escolaridad y embarazos adolescentes. 

En América latina, el copyright de esta hipótesis acerca de la importancia de ser propietario legal lo tiene el economista peruano Hernando de Soto, que en los 90 fue el principal impulsor internacional de la hipótesis de que los títulos de propiedad mejoran la calidad de vida de la población. El trabajo de la Di Tella corroboró esta idea, aunque no detectó el "canal de transmisión" propuesto por De Soto en su trabajo, que tiene que ver con la multiplicación del acceso al crédito si se cuenta con un bien para presentar como garantía. Es que en Argentina el mercado de créditos para las capas más pobres de la población -aun si tienen título de propiedad- es casi inexistente. 

El atentado contra la AMIA en 1994 proporcionó a Schargrodsky otro cambio de condiciones azaroso para determinar el efecto de la presencia policial en la cantidad de robos en una zona. Habitualmente, ambos aspectos están muy mezclados, porque si hay más delitos se mandan más agentes, y la comparación parece indicar que más policías no reducen los ilícitos. Pero la bomba en la sede de la mutual de la comunidad judía en Argentina fue un evento no relacionado con robos que propició la decisión de llevar más policías a la zona, y permitió concluir que el efecto sobre los delitos contra la propiedad es alto. Sin embargo, el impacto disminuye mucho a medida que nos alejamos de donde esté destacado el policía, incluso si hicimos apenas una cuadra. Ergo, darle solución a este problema con policía en la calle es efectivo pero carísimo. 

La tribu de los "experimentalistas" en economía no para de crecer. Y la historia que están escribiendo recién empieza. 

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Ilustracionn de Tony Ganem
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La economía necesita un "shock de credibilidad"
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CAMPANARIO Y LOUSTEAU SON ECONOMISTAS. UNO TRABAJÓ EN CLARÍN Y EL OTRO FUE MINISTRO DE ECONOMlA DE CRISTINA. IGUAL, SON AMIGOS Y JUNTOS ESCRIBIERON OTRA VUELTA A LA ECONOMÍA
 
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