Di Tella en los medios
Diario Perfil
14/10/12

Síndrome rentista-autoritario en las provincias

Por Carlos Gervasoni. Profesor Investigador. Departamento de Ciencia Política y Estudios Internacionales. Universidad Torcuato Di Tella.

Si "la democracia es un sistema en el que los partidos [oficialistas] pierden elecciones" (A. Przeworski), entonces ocho de nuestras provincias son dudosamente democráticas: en Formosa, Jujuy, La Pampa, La Rioja, Neuquén, Santa Cruz y San Luis ha gobernado el mismo partido desde 1983, es decir, durante ocho períodos consecutivos. En Santiago del Estero una intervención federal condujo a una alternancia, pero nunca el oficialismo perdió una elección para gobernador.


En varias de estas provincias existen cláusulas de reelección laxas que permiten a ciertos individuos controlar la gobernación por muy extensos períodos (el formoseño Gildo Insfrán mantiene el cargo desde hace 17 años; ejemplos anteriores incluyen a Néstor Kirchner y los hermanos Rodríguez Saá). No es raro que los oficialismos triunfen con más de dos tercios y hasta con el 90% de los votos, lo que ha ocurrido más de una vez en Formosa, La Rioja, San Luis, Santa Cruz y Santiago del Estero. Tales hegemonías no ocurren en Mendoza o Río Negro, y serían impensables en democracias muy bien gobernadas como Canadá o Finlandia. ¿Qué explica estas (sospechosas) hazañas electorales? La pobreza se ofrece como una hipótesis plausible, pero encuentra límites empíricos: San Luis está lejos de ser una provincia pobre y Santa Cruz está entre las más prósperas del país.

Federalismo fiscal. Parte de la respuesta reside en nuestro (complejísimo y arbitrario) federalismo fiscal. Una parte clave del sistema son las transferencias de impuestos recaudados por el Gobierno nacional hacia las provincias (a través de la coparticipación y otros regímenes), las cuales financian la mayor parte del gasto público provincial.
Ocurre que algunas provincias (las demográficamente más pequeñas) reciben muchísimo más de lo que aportan, al punto de convertirse en verdaderos estados rentistas, suerte de "emiratos subnacionales" que en vez de vivir de rentas petroleras viven de generosos subsidios federales. Provincias como Formosa, La Rioja y Santa Cruz reciben de cinco a siete veces más recursos coparticipables per cápita que Buenos Aires.
Los gobernantes de las provincias rentísticas disfrutan entonces de los beneficios de un alto gasto público sin enfrentar los costos de cobrarles impuestos a sus votantes. No casualmente, la proporción de empleados públicos provinciales es altísima en esos distritos. Empresarios y medios también dependen fuertemente de los contratos y la pauta publicitaria provincial. En palabras del ex gobernador menemista (y luego kirchnerista) Angel Maza: "La Rioja es como Cuba: lo que no es del Estado no existe".
Diversos indicadores que he desarrollado durante mis investigaciones muestran que Formosa, Jujuy, La Rioja, San Luis, Santa Cruz y Santiago del Estero están entre las provincias menos democráticas del país: los medios locales son mayormente pro-oficialistas, los empleos y contratos públicos dependen frecuentemente de las opiniones políticas, y los controles legislativos y judiciales prácticamente no existen.

Incompatibles. Diversas investigaciones recientes en Ciencia Política han destacado la escasa compatibilidad entre rentismo y democracia, vinculando el predominio autoritario en Medio Oriente al efecto de las rentas petroleras. La evidencia estadística de las provincias argentinas confirma la idea: cuanto mayor es el nivel de "rentas del federalismo fiscal", menor es el nivel de democracia provincial.
Afortunadamente el rentismo y los déficits democráticos afectan agudamente sólo a unas pocas y pequeñas provincias. Sin embargo, su rol en la política nacional es mucho mayor al que podría esperarse: aquéllas están muy sobre-representados en el Senado (por disposición constitucional) y también en la Cámara de Diputados (gracias a un claramente inconstitucional decreto-ley de la dictadura militar). Más aún, estas provincias han estado también muy sobre-representadas en la Casa Rosada.
Es muy posible que la forma centralizada, decisionista e irrespetuosa de muchas instituciones democráticas con las que el menemismo y el kirchnerismo han ejercido el poder provenga de vicios desarrollados anteriormente en la gestión provincial. Quien se acostumbró a gobernar disfrutando de rentas y legisladores, jueces y medios adictos, difícilmente cambie una vez instalado en Balcarce 50.
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