Di Tella en los medios
La Mañana
12/10/12

La inflación, según el paso de las décadas

TODAS LAS VOCES

En el siglo pasado, Argentina fue el país de mayor tasa de inflación del planeta. Es bueno recordarlo a varios dirigentes de la oposición, que se manifiestan muy preocupados con las actuales tasas de inflación que serían "normales" si se las compara con las que ellos tuvieron cuando les tocó ser gobierno.

A continuación les brindo datos obtenidos de un libro escrito por los economistas Lucas Llach (su padre formó parte del equipo de Cavallo) y Pablo Gerchunoff que fue funcionario del gobierno de De la Rúa, ambos docentes de la Universidad Torcuato Di Tella. Se trata de las tasas de inflación promedio por década, con el agregado de que se informa en algunos casos, las mayores tasas anuales.

En la década del 50 el promedio anual fue del 31,3% siendo el año récord con la presidencia de Arturo Frondizi y con el inefable Álvaro Alsogaray como ministro de Economía, el año 1959 con el 125% anual.

La década del 60 tuvo un incremento promedio anual del 22,8% y el mayor guarismo fue en 1966 con el 32% anual cuando comenzó el gobierno de facto del general Juan Carlos Onganía.

La década del 70 es preciso y necesario diferenciarla, como lo hacen los autores mencionados, en dos períodos por las grandes diferencias de los guarismos.
Desde 1970 a 1975 el promedio anual fue del 38,3%, debiendo destacar que el lustro mencionado gobernaron los militares y su récord fue el año 1975 con el famoso Rodrigazo. Desde 1976 a 1979 el promedio anual saltó a la importante cifra del 227%, período gobernado por la dictadura militar y con Martínez de Hoz como ministro de Economía, que aplicando las recetas liberales como la tablita que produjo un fenomenal aumento de las importaciones y ayudado por la nueva ley de entidades financieras que le dejaba al BCRA la única función de "preservar el valor de la moneda", debieran haber ayudado a contener el aumento de los precios, sin embargo logró los mayores índices de la historia económica argentina, hasta ese momento.

En la década del 80 el promedio anual fue del 565%, donde gobernaron la dictadura militar, el radicalismo durante casi 6 años y el comienzo del menemismo.
Queremos detenernos en esta década por su proximidad y por ser la década del mayor promedio anual de inflación de la historia argentina, decenio en la cual la mayoría de los años tuvieron tasas de tres dígitos (más del 100%) excepto el año 1986, luego de implementado el Plan Austral donde la tasa fue del 90%. Por ello, llama la atención observar hoy a dirigentes de la oposición escandalizarse por las tasas actuales que van del 20% al 25% anual, según quien la mida.
El año 1983, cuando finaliza el gobierno militar y Raúl Alfonsín asume la presidencia, la tasa de inflación ascendió al 300% anual, los años siguientes 1984 y 1985 con el mismo gobierno la tasa de inflación anual ascendió al 600% cada año, luego el ya mencionado 1986 con el 90%, posteriormente en 1987 y 1988 volvimos a las andadas, a pesar de los planes Primavera I y II de José Luis Machinea con tasas del 300% anual. Pero nos estábamos preparando para lo peor que era la hiperinflación, que anticipó la retirada del presidente Alfonsín y que significó en julio de 1989 (asunción de Carlos Menem) una tasa en este caso mensual del orden del 200%, lo que valió que en todo el año 1989 la tasa de inflación fuera del 3079%.

Para ser gráficos, un producto determinado que el primero de enero de 1989 costaba $ 1 a fines de año pasó a costar aproximadamente $ 30.

Pero eso no fue todo, luego de implementado el Plan Bonex de Erman González bajo el gobierno de Menem se desencadenó la segunda híper, lo que produjo en el año 1990 una tasa de inflación anual del 2.314%.

Luego llega la década del 90 que tuvo una drástica reducción de la tasa de inflación, como consecuencia de la implementación de la convertibilidad que abarataba los productos importados permitiendo tasas de inflación bajas (alimentos e indumentaria baratos), a expensas de la destrucción de la industria nacional y con la encomiable ayuda del remate de todas las joyas de la abuela, algunas supervaliosas como YPF, Somisa, Segba, Entel, las reservas petroleras rematadas a precio vil, etcétera, etcétera y el impresionante ingreso de capitales golondrina que entraban a hacer grandes diferencias con las tasas de interés y que produjeron el fenomenal endeudamiento público y privado que Menem dejó como herencia a la Alianza.
En este período, la tasa de inflación fue decreciendo por varios años (1992 el 25%, 1993 el 11%, 1994 el 5%, 1995 el 4% y la menor tasa en 1996 solamente el 2% anual), hasta que luego de la reelección de Menem y la continuidad de la convertibilidad desoyendo la opinión de varios economistas heterodoxos que recomendaban la flotación del tipo de cambio, ya que la deuda crecía fenomenalmente, el saldo comercial era cada vez más deficitario, se comenzaba a vislumbrar un proceso recesivo y la tasa de inflación comenzaba a crecer lo que hacía cada vez menos competitivo el tipo de cambio.

El año 1998 llegó con un descenso del PBI que llevó a la economía a decrecer hasta 2001 más del 20%, el desempleo crecía rápidamente, la recesión era cada vez más importante y se generaba una pesada herencia para el nuevo gobierno.
La Alianza que fue formada exclusivamente para ganar una elección, al poco tiempo naufragó con la renuncia del vicepresidente y los medios hegemónicos comenzaron a presionar a un presidente débil y sin carácter y lo obligaron a nombrar a Cavallo como ministro de Economía, éste lejos de rectificar el rumbo, siguió cometiendo los mismos errores, los economistas ortodoxos que hoy se llenan la boca criticando las políticas vigentes, en ese momento opinaban que todo estaba perfecto y así llegaron el corralito, el corralón y demás hechos que desencadenaron el trágico 21 de diciembre de 2001 con más de 30 muertos y el presidente De la Rúa huyendo en helicóptero.

Esta revisión histórica sirve para hacer conocer que la historia inflacionaria de Argentina tiene más de 60 años, lo que significa que está muy internalizada, incorporada y lamentablemente considerada como algo normal, en cada unos de los argentinos, aunque las causas hayan ido cambiando durante el transcurso del tiempo.
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