Di Tella en los medios
Revista Ñ
28/07/12

Retrato de un artista radical

Entrevista Santiago Sierra: Tildado de perverso y explotador por algunas de sus obras, el artista habla aquí de su trabajo como un espejo de la brutalidad del capitalismo.

Por ANA MARIA BATTISTOZZI

Desde comienzos de los años noventa Santiago Sierra se ha desplazado por el mundo encarando proyectos de diferente tipo y escala. 

Pero a donde quiera que fuera lo suyo siempre ha tenido que ver con introducir el mundo real en el espacio del arte. Ya sea a través de acciones mínimas, como trasladar a Londres, Frankfurt, Madrid o Nueva York el sonido de un caceroleo argentino, grabado en Buenos Aires en 2002, o de hacer que gente necesitada hiciera cosas que nunca había pensado hacer, como dejarse tatuar una línea en su espalda a cambio de una suma de dinero no mucho mayor que un salario mínimo. 
En 1991 Sierra empezó instalando contenedores industriales de gran porte en talleres de artistas o espacios de arte contemporáneo de Hamburgo y Madrid; también, recortes de muro y restos de calle en diferentes galerías; autos y contenedores en el espacio público y hasta atravesó un camión y el prisma de su tráiler en los carriles laterales del anillo Periférico Sur del Distrito Federal en México. Se lo ha vinculado tanto al arte minimal, por las reminiscencias formales que exhiben sus intervenciones, como a la estética relacional por el hecho de que su obra supone la participación de otra gente. Pero lo cierto es que las diferencias conceptuales son muy profundas, ya que ninguna de las obras asociadas con uno o con la otra exhiben la radicalidad política de sus planteos. Sierra ha llegado a contratar trabajadores iraquíes para que sirvan de soporte humano a unas formas escultóricas realizadas en poliuretano sobre ellos mismos para ser exhibidas en una galería de Londres, a seis cubanos para que se dejen tatuar una línea horizontal que unía a cada uno de sus cuerpos con el de al lado por una suma significativa en términos de sus salarios. Eso mismo hizo con cuatro mujeres españolas que se ganan la vida como prostitutas y, al mismo tiempo, son adictas a la heroína, una acción que de paso puso en evidencia que para obtener el equivalente de una dosis de la droga debían redoblar lo que ofrecen en su trabajo. También les pagó a dos individuos para que se turnaran en mostrar su brazo caído a través del agujero de una pared y por esconder desempleados por varias horas en distintos puntos de Madrid. Acciones como éstas le han valido ser tildado de perverso y explotador a lo que suele responder de manera contundente. En el capitalismo la dignidad es una cuestión de dinero. Para alguien que no lo tiene, la cosa es brutal. Tan brutal como él la muestra. 

Así, nadie podrá negar que haya hecho lo posible por mantener la suya ante los reconocimientos oficiales que se le han ofrecido en su país. Cuando en 2003 fue elegido representante de España en la Bienal de Venecia, tapó con una bolsa negra el nombre de España en el pabellón nacional, con el argumento de que un país cuyas decisiones fundamentales son tomadas desde afuera no existe. Luego dispuso que el ingreso al pabellón español en la bienal estaría vedado a todo aquel que no exhibiera pasaporte español, en alusión crítica a las políticas migratorias de su país. En 2010 rechazó el Premio Nacional de Artes Plásticas que le otorgó el gobierno español, diciendo que no había hecho nada para merecerlo. Que no le habían hecho ningún favor y nada quería tener con "un Estado que dona los dineros públicos a la banca o participa de guerras dementes". 

Por primera vez la semana pasada este polémico artista llegó a la Argentina, un lugar que funcionó en su imaginario asociado a la idea de confín. "Una suerte de refugio tanto para los buenos como para los malos", definió. 
Invitado por el Departamento de Arte de la Universidad Torcuato Di Tella a dictar clases, Sierra tuvo allí encuentros cerrados con alumnos y participó de dos actividades públicas: una conversación con la crítica Graciela Speranza que abordó los aspectos políticos, éticos y estéticos, inseparables en su obra, y la presentación de su película NO, Global Tour, una de sus obras más recientes, iniciada en 2009 y definida como una road movie escultórico-anarquista que pasea un gigantesco NO por distintas partes del mundo. En su breve e intensa estadía se reservó también una visita al Museo del Holocausto y otra a la ex ESMA. 
Con Ñ mantuvo la única entrevista que dio fuera del ámbito académico, esquivó con empeño las fotografías y habló de sus convicciones, de por qué eligió el arte como forma de vida y de su método de trabajo. Cómo empieza sus proyectos y, cómo los lleva a cabo en sitios tan diversos como la frontera México-Estados Unidos, la India o Lima. 

"Diría que no hay un método sino varios métodos ­empezó diciendo­. En cualquier lugar primero surge lo que la gente te dice que tienes que ver. Eso de `no te puedes ir de aquí sin ver esto o aquello’, con lo que te están pidiendo `cuéntame tu visión sobre esta cuestión’. Luego está el interés propio. Antes me metía mucho más en una ciudad, en un lugar; ahora tal vez vaya más rápido, creyéndome que me sé cosas. 

Cuando fui a India quería hacer algo pero no tenía nada concreto. 
En ese caso lo fui haciendo todo por mi cuenta. Quería conocer lo más bajo de India y acabé con los que recogen la mierda porque no tienen otro remedio. Bajar a los infiernos siempre es interesante. 

Hay cosas que uno desconoce si vive tranquilo. Pero no tienes más que meterte a una de esas páginas de pornografía infantil que hay en la web y no te imaginas la brutalidad que es eso. Conocer esa 

brutalidad y pasarla al resto de la sociedad es uno de mis objetivos. 
Creo que el mundo es una cosa bastante desagradable como para que nos engañemos frente a él. 

Es interesante que justo empieces por el mundo del arte porque, aun con las estrategias reveladoras que introdujeron las vanguardias, se empeña en erigirse en un ámbito idealizado que expulsa al mundo real. 

Eso ocurre con todos los mundos; el del periodismo o el de la plomería. Es que estamos en un sistema capitalista y esa es la clave. Cualquier actividad humana inevitablemente se envilece y se vuelve genuflexa ante la usura y al poder económico. Esto pasa en el mundo del arte pero también en cualquier otro mundo. No creo que el de la literatura o el de la ciencia sean mundos paradisíacos, donde esto no suceda. En el mundo del arte hay mucha gente mala pero también muchísima gente buena. Diría que la gente más interesante que conocí en mi vida la conocí allí. De modo que tampoco voy a tirarlo todo por tierra. ¿Por qué allí? Las elecciones a estas alturas me parece que tienen que ver con que la vida te va llevando por un lado o por otro. A mí llevó por el lado del arte. No sé hasta dónde uno elige, ni qué capacidad tiene uno de elegir, sé que la voy teniendo conforme voy siendo más libre. Y el hecho de que uno sea artista puede deberse a cuestiones absurdas que no son estrictamente elecciones. 

Eso sí, siempre tuve en la cabeza que era artista, aunque nunca me enfrenté a un momento en que me dije: a ver, están todas estas carreras, puedes ser médico, abogado o cualquier otra cosa. Sólo sé que el arte es lo que siempre me interesó. 

¿Qué idea tenías de lo que es ser artista en tus comienzos? ¿Era la misma que ahora? 
Lo que me resultaba más atractivo de ser artista era no tener que trabajar. Digo: no entablar una relación de dependencia. Poder ser libre de hacer lo que te venga en gana, eso me interesaba. Tener un trabajo que te paguen por ser creativo y no por ser sumiso y dejarte humillar. Yo les recomiendo a los jóvenes artistas que no se rindan porque ser artista es una muy buena idea. Si te va bien, estás bien pagado; y si te va mal, por lo menos has hecho lo que te ha dado la gana. 

¿ Llegas te a abordar e s tas cuestiones con los alumnos de la Torcuato Di Tella
No, no he tenido ocasión todavía. En realidad, nadie me lo preguntó . 

¿Dirías que hoy los jóvenes artistas ­no todos ciertamente­ están muy excitados con la idea de aparecer? 

Pues el artista no debe aparecer, lo que tiene que aparecer es su obra. Por eso cuando me dijiste que vendría un fotógrafo a hacerme fotos, me sentí muy incómodo. Insisto, lo importante es la obra. Me parece un horror eso de las megaestrellas tipo Hollywood. 
Todos somos iguales. Figurar para mí carece de interés. 

Es que hoy todo aquello que históricamente fue impulsado por el deseo o la libertad, como la diversión, el deporte o la creación, está siendo confiscado por industrias y allí se necesita de figuras. 

Sí, todo es suyo, del estado o del capital. Parece que ya nada pudiera existir por fuera. 

¿Tu formación política? Se ha hablado mucho de tu anarquismo... 

En realidad no tengo una formación política, lo que se dice una escuela política. 

Me refiero a fuentes, lecturas adhesiones.... 

La gente con que he estado rodeado en el mundo del arte es gente a la que no le tiraba para nada el anarquismo; más bien, lo consideraba una suerte de infantilismo. Eran de formación marxista y yo siempre me he puesto del lado de la contra. Por otro lado, nunca me interesó el comunismo que considero otra dictadura de Estado. Pienso que ni el Estado ni el capital debieran existir. Cada sociedad debería organizarse como para que cada uno pueda vivir conforme a sus necesidades, convicciones y posibilidades y eso, más que una posición política, es puro sentido común. Los comunistas al fin establecieron un estado totalitario. Estoy en contra de los dictadores, de los demócratas y también de los comunistas. En contra de cualquiera que quiera gobernarme. No necesito a nadie que me gobierne. 
¿Piensas que quienes gobiernan no tienen la capacidad? 
¡Qué va! ¡Ojalá no tuvieran la capacidad! ¡Nos tienen acorralados! 
Me refería a la capacidad de satisfacer las necesidades de la gente. 

Es que creo que la gente debiera adueñarse de su vida. Hacer lo que quiere y no delegar en nadie. 
Es una cuestión de responsabilidad y una cuestión muy seria porque es la vida de uno. No quiero que nadie me diga lo que tengo que hacer. Por una cuestión de entrañas no soporto a nadie por encima de mí ni por debajo de mí. ¿Por qué tengo que decirle a un tipo que va armado quién soy, dónde vivo y a dónde voy? ¿Sólo porque está armado? Las armas me repugnan y esto es un sentimiento muy popular en todo el mundo. A cualquiera le repugnan las armas. Si alguien debería estar en la cárcel, es un traficante de armas y eso que no creo en las cárceles. Así, es como tú ves violencia por todas partes, degradación del ser humano por el negocio de unos tipos. Para eso sirven los gobiernos; para llevarnos a ese estado en que lo humano ya no se reconoce como tal. 

¿Dirías que el NO de Global Tour apunta a amplificar ese clamor de resistencia que hoy surge en muchas partes? 
Bueno, cuando la hice no estaba ocurriendo eso. Era 2008-2009 y esa era mi rabia, que no ocurría, no por una cuestión proselitista sino por una cuestión personal. 
Había ref lejos de No por todas partes pero todavía no se había hecho presente en el estallido social. Luego en México me pidieron el NO para usarlo en las marchas contra el nuevo canalla que han puesto en la presidencia del gobierno. He podido ver en los periódicos que efectivamente lo habían fotocopiado y ya era otro NO. 
Eso me ha llenado de orgullo. 

Allí la marca de autor se disolvía en lo colectivo. 

Es que el autor es colectivo; de una obra lo que me interesa es lo conectado con la realidad, lo que tomo de todas partes. Yo me hago responsable de ello, pero no me interesa para nada esgrimir la cuestión de la originalidad. En verdad hoy el autor aparece como un ser despreciable y vil. Sobre todo ahora que se usa el derecho de autor para perseguir a los africanos que venden películas de Hollywood en la calle. Me parece terrible que un pobre tipo tenga que ir a la cárcel para que Madonna no deje de cobrar sus dividendos. 
Pienso que cualquier cosa que se hace pública debe pasar a formar parte del acerbo cultural de la humanidad, que cualquiera pueda usarla. Una cosa es que yo haga una fotografía y la venda y otra, que impida que la imagen circule. En ese sentido mi obra es muy poco original. Toma de los demás pero también se ofrece. Por lo tanto, está allí para tomarla y usarla como el NO. 

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SIERRA BASICO 
MADRID, 1966 ARTISTA PLASTICO 
Licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid. La radicalidad política de sus planteos y de sus obras conceptuales, que intentan visibilizar la perversidad de las tramas de poder, la explotación, la injusticia del capitalismo y la inequidad subyacente en los flujos migratorios lo convierten en un artista difícil de clasificar. Entre 1995 y 2006 vivió en México. Ha expuesto en importantes museos, centros de arte y galerías de todo el mundo. En 2010 rechazó el Premio Nacional de Artes Plásticas de España. 
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