Di Tella en los medios
El Argentino
17/10/11

Reforma constitucional y reelección indefinida: los "cucos" de la oposición

Elecciones 2011 / La casi segura victoria de Cristina Fernández de Kirchner en las elecciones generó denuncias opositoras que incluyeron hasta una posible "reelección indefinida". ElArgentino.com habló con cuatro politólogos que desmenuzaron cada una de ellas.

Por Marina Giacometti
@giacometti_m


Luego del resultado de las primarias y con la victoria de la actual presidenta Cristina Fernández de Kirchner casi asegurada, la discusión política durante el tramo final de la campaña parece haberse trasladado a cómo serán los próximos cuatro años de gobierno y a cómo quedarán conformadas ambas Cámaras del Congreso.

En este sentido, los candidatos de la oposición, muy lejos del primer puesto, decidieron volcar sus últimos esfuerzos a asegurar el ingreso de sus legisladores al Parlamento, impulsando el corte de boleta y alzando la bandera del equilibrio de poderes.

"El único voto seguro para quienes no quieran la reforma constitucional y la reelección indefinida es a los diputados y senadores de la Coalición Cívica que ya dijeron que no van a facilitar los dos tercios para habilitar la reforma. La gran cuestión es cómo se detiene la instauración de un poder absoluto del kirchnerismo", sostuvo Elisa Carrió.

Por su parte, Ricardo Alfonsín, candidato presidencial por UDESO, afirmó: "La sociedad sabe que es necesario equilibrar el poder" y añadió que "si un partido controla el Ejecutivo y al mismo tiempo el Parlamento, puede haber riesgo institucional".

Editorialistas y columnistas de distintos medios de comunicación llegaron a hablar del problema que representaría que Argentina pase a estar dominado por un partido único, similar al del Partido Revolucionario Institucional (PRI) mexicano, en el poder desde 1929.

ElArgentino.com entrevistó a cuatro especialistas en Ciencias Políticas con el objetivo de analizar la viabilidad de conjeturas como la reforma constitucional, la reelección indefinida y hasta el viraje a un sistema parlamentario de gobierno.


Mayoría parlamentaria, ¿es sinónimo de riesgo institucional?

"La idea del ‘debilitamiento de las instituciones parlamentarias’ que fomenta la oposición tiene que ver con una estrategia discursiva tras las primarias. Tratan de generar un argumento para obtener, al menos, el voto para sus legisladores", explicó Philip Kitzberger, doctor en Filosofía e investigador del CONICET.

"No me parece un peligro real. Incluso con un muy buen resultado para el Gobierno, va a ser difícil que el oficialismo obtenga mayorías que no se hayan constituido en otro momento de la Argentina. Incluso, me parece poco probable que obtenga una mayoría absoluta en la Cámara de Diputados", agregó.

El 23 de octubre se elegirán 24 senadores y 130 diputados. Si la Presidenta obtiene el mismo porcentaje de votos que en las primarias (50,24%), se estima que obtendría 119 bancas en la Cámara de Diputados. Sin embargo, debería mejorar entre 4 ó 5 puntos porcentuales para lograr quórum propio.

En la Cámara de Senadores, el oficialismo ya detenta la mayoría, con 37 bancas, y podría obtener 38, tras los comicios.

"Las mayorías parlamentarias son, en general, instrumentales al proyecto de gobierno, pero lo que hay acá es una operación política. Es no entender que el kirchnerismo contempla una serie de acuerdos con distintas fuerzas y que a su vez, cada senador o diputado, tiene distintos mandatos locales que atender", consideró el politólogo Sergio Meza.

Por su parte, Sebastián Etchemendy, director de la Maestría de Ciencia Política de la Universidad Torcuato Di Tella, sostuvo: "Se trata de descalificar y de sacar ventajas políticas, a partir de conceptos erróneos. Un montón de democracias tienen mayorías parlamentarias, el tema es que las elecciones sean limpias y que se respete la independencia de poderes".

"En el país, afortunadamente, hay condiciones de competencia electoral. No hay que culpar al FpV por ganar elecciones con mucha diferencia, ni interpretar ese resultado como una amenaza institucional", consideró Marcelo Leiras, director de la Carrera de Ciencia Política de la Universidad de San Andrés.


Los grandes "cucos": reforma constitucional y reelección indefinida

A pesar de que el oficialismo se dedicó a negar rotundamente que esté pensando en una reforma constitucional para perpetuarse en el poder, distintas voces de la oposición denunciaron esta posibilidad durante la campaña electoral.

Sin embargo, hay que tener en cuenta que para poder plantear una reforma constitucional, se necesita una mayoría especial, que consiste en los dos tercios de ambas cámaras, lo que significaría tener la adhesión de 171 diputados y 48 senadores.

"Me parece que hablar de reforma constitucional es absurdo, ya que el oficialismo requeriría una mayoría calificada que, aún con el mejor resultado electoral, sería imposible que obtuviese en estos comicios", señaló Kitzberger.

"La oposición no tiene en cuenta que hubo muchos países donde el mismo grupo gobernante se mantuvo durante muchos años y a nadie se le ocurrió pensar que era antidemocrático. El Partido Liberal Demócrata japonés gobernó 30 años seguidos, lo mismo pasó con el Partido Social Demócrata sueco que gobernó desde los ‘30 hasta mediados de los ’70. Además, yo pondría en duda si la Presidenta quiere una reforma constitucional para continuar en el poder, eso no está garantizado", explicó Etchemendy.

Si gana Cristina, ¿vamos hacia un sistema de partido único?

Los posibles doce años de kirchnerismo, si Cristina Fernández resulta reelecta, dieron pie a que diversos medios y voces de la oposición hicieran circular la hipótesis de que Argentina va rumbo a un sistema de partido único, similar al del PRI mexicano.

Meza, politólogo especializado en política mexicana, consideró que la comparación entre el FpV y el PRI es "forzada y ahistórica", ya que tienen orígenes políticos diferentes. "El PRI fue el corolario de una revolución social que lo precedió y que institucionalizó la imposibilidad de un bipartidismo. Además, el kirchnerismo es un conglomerado de distintas fuerzas, no es unívoco como lo era el PRI", agregó.

Por su parte, Kitzberger sostuvo que la comparación con el PRI "es errónea y está ideológicamente cargada de intencionalidad", ya que desconoce que el sistema mexicano logró perpetuarse en el poder a través de la manipulación electoral.

"En el caso de Argentina, lo que hay es un partido que predomina, pero en un ambiente competitivo y sin fraude", explicó.

En ese sentido, Etchemendy remarcó que en Argentina "funciona un sistema judicial independiente y espacios de la sociedad civil, así como la prensa, que el gobierno no controla, lo que lo diferencia de la experiencia mexicana".

Por el contrario, Leiras advirtió sobre el problema a mediano plazo de que "cualquier político con aspiraciones presidencialistas tenga que pasar por el PJ".

"Un sistema más equilibrado necesita de una oposición con chances creíbles de ganar elecciones", sostuvo. "La oposición no consiguió reducir la cantidad de candidaturas y constituyó, desde 2009, una confrontación intransigente, pensando que eso iba a asegurarle más rédito electoral del que terminó dándole", agregó.

La opción del sistema parlamentario de gobierno

Durante la campaña electoral, el que se pronunció a favor de cambiar el sistema presidencialista por uno parlamentario, en el que el Congreso designe a un representante encargado del Ejecutivo, fue el candidato del Frente Amplio Progresista, Hermes Binner. "Un sistema parlamentario es altamente más democrático que uno presidencialista y con menos riesgos. Siempre hay un fusible para recomponer y reencauzar un gobierno", sostuvo.

La osadía llevó a que Elisa Carrió lo acusara de facilitar una suerte de "Pacto de Olivos II" que ayudaría a la reelección indefinida de Cristina Fernández.

"Los sistemas parlamentarios no tienen limitación de mandatos, entonces el oficialismo podría considerarlo como una posibilidad. Sin embargo, me parece poco verosímil que el Gobierno esté barajando esa opción sólo para mantenerse en el poder", explicó Kitzberger.

"Un sistema parlamentario plantearía un cambio de política radical, con dinámicas muy distintas, y Argentina tiene muy arraigado el sistema presidencialista. Para todos los actores sería una situación de mucha incertidumbre. Sería un cambio muy drástico", agregó.

"Me parece que para que el debate político pueda ser un poco más sano, hay que dejar de quejarse de los resultados electorales y empezar a discutir sobre las políticas", concluyó Leiras.
A días de las elecciones, las hipótesis sobre el futuro de la Argentina están en el centro del debate.
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