Di Tella en los medios
Ámbito Financiero
10/06/11

"Ningún país del mundo afecta 20% de sus importaciones con licencias"

LO DIJO JULIO NOGUÉS. «TAMPOCO NINGUNO PUSO BARRERAS DIRECTAS A LAS EXPORTACIONES», SOSTUVO EL ECONOMISTA

«El abuso que se hizo con el otorgamiento de las licencias no automáticas es fabuloso. La Argentina despunta en este tipo de cosas». La definición pertenece a Julio Nogués, economista especializado en comercio e historia. En diálogo con este diario, explicó que la Argentina recurre a imponer medidas proteccionistas como un resultado de los enfrentamientos entre los sindicatos y la industria. Según dijo, éstos se dan luego de unos años de un tipo de cambio fijo y con inflación, dos de las características de la economía argentina. Ésta es una de las cuestiones que abarca en su reciente libro «Agro e industria».

Nogués estudió en la Universidad Católica Argentina y se doctoró en la Universidad de Minnesota. Además, fue representante económico y comercial del país en Estados Unidos y funcionario del Banco Mundial. Actualmente, es consultor y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella.

«Lo de la Argentina está fuera de serie», sostuvo de manera determinante con respecto a las medidas proteccionistas. En ese sentido, este integrante de la Academia Nacional de Ciencias Económicas señaló que «sólo favorecen a las grandes empresas y sesgan la distribución del ingreso».

Periodista: Usted escribió en su libro que es la puja distributiva lo que lleva a nuevas crisis.
Julio Nogués: No ocurre así en todos los países. Si bien el conflicto entre capital y trabajo existió siempre y en todas las sociedades, en la Argentina se agravó con lo pronunciados que fueron los ciclos. Hay un factor constante que es la frustración. Por ejemplo, el incremento en los salarios que hubo después de la devaluación generó unas expectativas irracionales. Pero el problema es que la sociedad no tiene para responder. A Hugo Moyano se le termina la cuerda, porque no va a tener más aumentos salariales en términos reales. Sí va a seguir presionando, y ahí se genera otra crisis, porque el país no puede pagar esas remuneraciones.

P.: ¿Cree que se avecina una crisis?
J.N.: Hablo de tendencias. Estamos viviendo momentos únicos, en términos históricos. Si se miran los precios de los productos agropecuarios, hay que remontarse al 73 o al 74, con la primera crisis de petróleo en la que hubo un primer boom de los precios. Hoy, en términos reales, están sólo un poquito más abajo que en ese momento. Es un momento único en términos de intercambio favorable para la Argentina. Y da la sensación de que puede perdurar.

P.: ¿Cómo se llega entonces a cerrar la economía?
J.N.: La Argentina tiene una tradición de tipo de cambio fijo, y otra, de inflación. Entonces cuando se devalúa, se benefician los sectores exportadores y los que compiten con las importaciones. Pero luego la inflación empieza a comer el tipo de cambio y los industriales comienzan a pedir mayor protección, que es lo que está pasando ahora. Esto ya pasó unas 15 veces desde la época de Perón. Siempre es la misma historia.

P.: ¿Sirven las medidas proteccionistas?
J.N.: Lo que hacen es postergar la crisis, como también lo hacen los altos precios internacionales. Pero finalmente la caída del tipo de cambio real es tan acentuada por la inflación, que se va protegiendo cada vez más, como por ejemplo ahora con las licencias no automáticas.

P.: ¿Ya se habían utilizado antes?
J.N.: En la crisis de 2001, lo que hicieron Domingo Cavallo y Fernando de la Rúa fue aumentar el arancel externo común del Mercosur, con una discusión muy poderosa y aguda con Brasil. Entonces, desde la Argentina fueron a la OMC y encontraron lo de las licencias no automáticas. El abuso que se hizo en su otorgamiento es fabuloso. La Argentina despunta en este tipo de cosas. Se vio que había un espacio en la OMC para que Guillermo Moreno pudiera controlar las exportaciones agrarias y se prendieron de eso. Esto es literal: no hay ningún país del mundo que esté afectando cerca del 20% de sus importaciones con licencias no automáticas. Tampoco hay ninguno que haya puesto barreras sobre las exportaciones directas como los puso la Argentina. Algunos lo hicieron en situaciones de excepción. Pero acá se la adoptó como una política de Estado.

P.: ¿Por qué se las utiliza?
J.N.: No hay muchos más bolsillos donde meter la mano. El hecho de atar las importaciones a las exportaciones es señal de que no están entrando capitales y las ventas al exterior se están planchando. Entonces se empieza a hacer abuso del comercio administrado. Moreno está tratando, de esta manera, de mejorar los ingresos de divisas al Banco Central y de sustituir importaciones. P.: ¿Funcionará la sustitución de importaciones, que ya se intentó en otras oportunidades?J.N.: No. Sabemos qué va a pasar. El tema es que ahora, con precios favorables, puede tirar más tiempo. Si se miran las licencias no arancelarias, venían creciendo de manera muy suave desde 2006. Pero en 2010 y 2011 aumentaron un montón. Este año le dieron un sacudón importante. Además, si se miran las últimas cuatro que agregaron, son de automóviles.

P.: ¿Qué vendrá entonces, una nueva devaluación?
J.N.: Todo depende de hasta dónde empuje este viento de buena suerte. El Gobierno puede seguir usando la recaudación del campo y quizá puede intentar con otros impuestos a este sector. Creo que tienen más decisión para esto que para llevar a cabo un ajuste. Sin embargo, si de repente hay dos años de malas cosechas, se tira todo por la borda.

P.: Pero medidas proteccionistas se aplicaron en distintos países en los últimos años.
J.N.: Lo de la Argentina está fuera de serie. Si se mira el último informe de comercio para el G-20, que salió hace una semana y está preparado por la OCDE, la UNTACD y la OMC, hay un balance de las medidas proteccionistas donde la Argentina se lleva el 35% de ese resumen.

P.: ¿Qué opina del último acuerdo con Brasil?
J.N.: Hay un acuerdo con respecto al stock, de lo que está en Aduanas. Pero el futuro todavía tiene que negociarse. Con Brasil siempre hubo roces, pero lo nuestro fue muy burdo y discrecional. Estas políticas sólo favorecen a las grandes empresas y sesgan la distribución del ingreso. Entrevista de María Iglesia

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