Di Tella en los medios
La Nación
31/10/22

El presupuesto educativo y la pasión por la ignorancia

La profesora de las Especializaciones y Maestrías del Área de Educación de la Escuela de Gobierno escribió sobre cómo el presupuesto 2023 enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso impacta en la educación.

Todos los problemas son problemas de educación, sentenció Sarmiento, al inaugurar la idea de una educación heroica sobre cuyas espaldas se construiría una nación. Su gesta y la de aquella Argentina de fines del siglo XIX lo consiguieron. Aún con polémicas internas, la máxima dirigencia política de entonces creyó que el sistema educativo era la clave para la formación de una sociedad dinámica, democrática y con progreso económico. La educación era la condición de posibilidad de un proyecto de país y la sociedad asumió que el esfuerzo de educarse era un valor.

En las primeras décadas del siglo XX esa Argentina lograría reducir el analfabetismo a ritmo vertiginoso, superando a España e Italia, y conseguía una movilidad social ascendente sin precedentes. Para aquella dirigencia política, la educación no era un mero relato sino el arma más potente para enfrentar los problemas, creía en ella, invertía en ella, la impulsaba con ideas innovadoras y, en el caso de Sarmiento, sobre todo, planificaba cada detalle con apasionada obsesión.

La trama sarmientina de ideas poderosas y acciones eficaces está en el ADN de nuestra historia educativa. Pero hay un problema, la historia no tiene ADN, no existen instrucciones precisas de transmisión genética hereditaria en las sociedades. Todo queda en la memoria que, como se sabe, incluye el olvido, como bien lo recuerda Borges.

El reciente debate acerca del presupuesto educativo para el año próximo es una muestra de que la dirigencia política prefiere olvidar. El presupuesto 2023 enviado por el Poder Ejecutivo al Congreso implica un importante recorte para educación que, según estimó el Observatorio de Argentinos por la Educación, expresa un ajuste de más del doble que el promedio aplicado para el resto de la administración pública nacional y se suma al ajuste que ya se había anunciado para el presupuesto de este año. Nos propone una educación más pobre.


La asignación de recursos a la educación define prioridades
La asignación de recursos a la educación define prioridades

La Cámara de Diputados, amparada en la complicidad de sindicalistas e intelectuales que practican la retórica nacional y popular, aprobó, con intervención de parte de la oposición, el presupuesto del ajuste educativo, introduciendo a último momento medidas cosméticas y discrecionales. Se faculta (es decir se le da permiso) al gobierno nacional para que si lo considera pueda reasignar partidas presupuestarias de otros programas.

Este debía ser justamente el presupuesto que asumiera los costos de reconstruir el sistema educativo después de la debacle producida por el cierre de escuelas durante la pandemia, que en la Argentina superó el promedio de América Latina. Pero resultó ser el presupuesto que asegura profundizar esa catástrofe.

En su libro “La pasión por la ignorancia” Renata Salecl analiza la crisis de la pandemia y concluye que el miedo y sus consecuencias sobre la libertad y la verdad marcará el rasgo distintivo de esta experiencia. Por negación de las evidencias o bien por elección acrítica de informaciones dispersas, las sociedades optaron por la ignorancia como “estupidez protectora”, recordando esa facultad descripta por Orwell en “1984″ que permite desconocer o rechazar toda idea o argumento que contradiga al poder o conduzca a una posición divergente.

La estupidez es la estrategia que sigue aquí y ahora el negacionismo militante de los efectos educativos de la pandemia y el desentendimiento de la política para contenerlos.


Efectos de la crisis escolar

El Banco Interamericano de Desarrollo (BID) acaba de hacer un dramático llamado a invertir en educación para hacer frente a la crisis de aprendizajes agravada por la pandemia. El Informe del Banco recuerda los efectos de la interrupción de la educación escolar en niños y jóvenes en cuanto a pérdidas de aprendizaje, abandono de la escuela, embarazo temprano y deterioro de la salud mental. Y advierte que existen consecuencias no tan evidentes en el corto plazo, pero que tendrán un impacto muy alto en los futuros adultos y las siguientes generaciones si no se mitigan los daños: la pérdida de ingresos futuros y de la movilidad social. Será la destrucción letal de la trama sarmientina de las oportunidades que la educación otorga.

Existen diversos estudios sobre las pérdidas de ingresos futuros si no se logra reparar la caída de aprendizajes. El BID estimó que jóvenes de América Latina dejarían de ganar un 11% de sus ingresos laborales a lo largo de su vida. Otra investigación publicada por CEQ, de la Universidad de Tulane, que estimó la pérdida de aprendizajes como efecto de la pandemia en 17 países de la región, señaló que para estudiantes cuyos padres completaron al menos la educación secundaria, la disminución de aprendizajes sería de casi el 10 por ciento. Para aquellos cuyos padres cuentan con menor nivel educativo, la pérdida llegaría al 60% y la tasa de terminación de secundaria podría disminuir en un 20%, lo que afectaría la movilidad educativa y social.

Hasta hace un tiempo existía un debate acerca de si más inversión en educación conllevaba mejores resultados educativos, pero hoy las evidencias permiten afirmarlo: más inversión si se relaciona con mejores resultados. Siempre que existan políticas educativas inteligentes, que se distribuyan los recursos con criterios de equidad territorial y condicionada al cumplimiento de metas y que estén acompañadas de medidas de transparencia que reduzcan la corrupción e introduzcan incentivos para que todos los actores del sistema emprendan un camino de mejora.


La educación, en una encrucijada
La educación, en una encrucijada / Santiago Hafford - LA NACION

Desfinanciamiento sostenido

En la Argentina el desfinanciamiento de la educación se sostiene en el tiempo. Durante los últimos 10 años, entre 2011 y 2022, se incumplió la inversión del 6% del PBI que establece la ley y esto responsabiliza no sólo al Estado nacional, sino también a los gobiernos provinciales. Y no existe un sistema de incentivos claros que traccionen la mejora. Da igual si una provincia logra disminuir el abandono escolar o lo aumenta, si un director promueve un clima escolar sin conflictos o se suma a la toma de escuelas, si un intendente crea una docena de jardines maternales de excelencia o usa el dinero para pagar a sus punteros, si un docente se capacita e implementa mejoras significativas en su práctica o falta a clase.

El conflicto central de las políticas educativas es comprender que desarrollar más y mejores capacidades en los sistemas educativos exige, a su vez, más y mejores capacidades en las políticas. Entre ellas, la capacidad para desarrollar una gobernanza multinivel apoyada en una lógica de planificación de largo plazo, tomar decisiones en base a conocimiento fundamentado e implementar una gestión situada, eficiente y eficaz en diálogo con las culturas del contexto en el que operan.

Hoy es infrecuente el compromiso real y sostenido de la política con la educación, probablemente porque los costos políticos de cualquier acción transformadora son vistos como inmediatos, mientras los resultados se perciben como inciertos y tardíos. Se requiere coraje cívico y generosidad para involucrarse con los temas educativos, algo que distinguiría la labor de los políticos virtuosos.

Las soluciones a los problemas educativos del presente no están en el pasado, no hay que buscarlos por allí. El pasado educativo de la Argentina enseña, no en un sentido literal, sino simbólico. La confianza en la educación y la generosidad que implica trabajar con una mirada larga, en la cual los frutos no son inmediatos, es lo que podemos rescatar del legado sarmientino, pero también del esfuerzo de nuestros abuelos inscripto en nuestras biografías individuales. No deberíamos olvidarlo.

La autora es doctora en educación, profesora e investigadora de la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella.