Di Tella en los medios
TN
24/07/21

Trabajar cuatro, descansar tres: cómo es el esquema laboral que consigue adeptos entre el sindicalismo y los legisladores

Por Sofía Terrile

Darío Judzik, director del área de Formación Ejecutiva en Políticas Públicas y profesor de las Licenciaturas en Historia y Ciencias Sociales, fue consultado sobre la posibilidad de implementar la semana laboral de cuatro días en diferentes sectores de la economía.


Desde el punto de vista del empleado, trabajar cuatro días por semana y descansar tres deja más espacio para el ocio y reduce el agotamiento. (Télam)

A veces el futuro del trabajo se parece más a lo conocido que a lo innovador: la discusión sobre lo que se viene pasó de la inteligencia artificial a algo mucho más elemental, la posibilidad de instalar una semana laboral de cuatro días en lugar de la clásica de cinco. Parece disruptivo, pero el debate se da hace años en sociedades tan dispares como la neozelandesa, la surcoreana y la española. En la Argentina, tomó un nuevo impulso a raíz de algunos experimentos en Europa y ya cosecha adeptos en el sindicalismo y algunos legisladores y detractores en el mundo empresarial.

Este mes, el caso islandés ocupó titulares de los medios locales. Entre 2015 y 2019 unos 2.500 trabajadores públicos redujeron su jornada laboral, pero sin modificar su sueldo. ¿El resultado? La productividad se mantuvo o mejoró y los empleados sintieron menos burnout o agotamiento, según los resultados de la investigación.

El senador oficialista Mariano Recalde compartió una nota sobre el caso y luego dejó bien clara su postura: “Trabajar cuatro días no es menos trabajo. Es repartir mejor el empleo. Es aumentar la productividad. Es disminuir los accidentes de trabajo. Y es el futuro”. Con la etiqueta #SL4D, el legislador siguió compartiendo noticias sobre debates similares en la región.

La intención de reducir la semana (o la jornada) laboral también tiene el visto bueno de otros diputados oficialistas, como Fernanda Vallejos y Hugo Yasky. El titular de la CTA de los Trabajadores presentó un proyecto para reducir la cantidad de horas semanales de 48 a 40 horas.

TN.com.ar contactó a una decena de referentes del cuerpo legislativo, del sector público y del privado, del sindicalismo y de la academia para entender si la propuesta de reducir la semana laboral es viable y si podría ir más allá del ruido “twittero”.

En primer lugar, las bases jurídicas. Una modificación así es viable legalmente, explica el abogado laboralista Juan Carlos Cerutti, director de Derecho de Trabajo de PLAN A: “Habría que modificar la ley 11.544 que es la que establece el máximo de horas por día y por semana que puede trabajar una persona; hoy en términos generales es de 48 horas semanales con un máximo de nueve horas diarias”, explica.

Mientras tanto, señala, hay un trabajo más artesanal que se puede hacer. La apertura para modificar ciertos elementos del contrato de trabajo “se puede dar en las relaciones paritarias, al modificarse los Convenios Colectivos de Trabajo, y que la jornada laboral sea un elemento más que se pueda cambiar para fortalecer determinados sectores”.

En principio, hay sindicatos en los que se está empezando a dar la discusión, aseguraron fuentes que están al tanto del mundo sindical, pero la CGT aún no se pronunció sobre el tema. En los ministerios de Trabajo de la Nación y de la provincia de Buenos Aires todavía no hay nada sobre la mesa.

Mientras tanto, empieza a haber cierta incomodidad en el sector privado (Foto: Reuters / Albert Gea)

La opinión de los empresarios

Mientras tanto, empieza a haber cierta incomodidad en el sector privado. Un ejecutivo que prefirió preservar su identidad se preguntaba cuál es el sentido de dar este debate en la Argentina, si está relacionado con “más ocio o más puestos de trabajo“ y acotaba que esto no resolvería los problemas de fondo en el mercado laboral formal.

“Me preocupa que estos temas de debate se conviertan en un proyecto legislativo: vemos cuestiones como las de las licencias que intentan ser impuestas por ley y en realidad son temas que pertenecen a la negociación colectiva para el sector privado”, admite Daniel Funes de Rioja, presidente de la Unión Industrial Argentina (UIA).

En la industria, dice, el planteo sería que al reducir la cantidad de horas o días trabajados se hagan turnos más cortos y, por ende, se contrate a más gente. (Foto: Noticias Argentinas)

El dirigente de la principal central fabril conoce bien el mundo de las leyes laborales, ya que durante años ejerció como abogado de esta rama. Para Funes de Rioja, no está claro que una semana laboral de cuatro días genere más productividad ni más empleo, dos de los argumentos principales que utilizan sus defensores.

En la industria, dice, el planteo sería que al reducir la cantidad de horas o días trabajados se hagan turnos más cortos y, por ende, se contrate a más gente. “¿Pero si reparto el trabajo, reparto el salario?”, cuestiona, y añade que en cuestiones de productividad industrial la Argentina todavía está retrasada con respecto a otras economías más fuertes.

¿Es viable la semana laboral de cuatro días o no?

Darío Judzik es director de Formación Ejecutiva en Políticas Públicas de la Universidad Torcuato Di Tella y estudia la semana laboral de cuatro días en función de la productividad. “La factibilidad es muy heterogénea entre sectores: en servicios profesionales es posible plantearlo, quizás el trabajo creativo o analítico puede aumentar la productividad por hora con más descanso o espacio para otras actividades y generar lo mismo en menos días laborales”, destaca.

En cambio, apunta, en sectores como la construcción, la gastronomía o el transporte terrestre, “si el mercado es competitivo, es complejo que el trabajo rinda lo mismo en cuatro días por semanas, o que las empresas puedan sostenerse pagando iguales salarios por menos horas de trabajo”.

Desde el punto de vista del empleado, trabajar cuatro días por semana y descansar tres deja más espacio para el ocio y reduce el agotamiento. Los defensores de este esquema aseguran, además, que ayuda a que más mujeres se inserten en el mercado laboral (porque favorece el equilibrio con la vida personal) y que reduce la contaminación del medioambiente.

Hace tres años, una compañía inglesa llamada Synergy Vision hizo una prueba piloto y luego encuestó a sus empleados: la mitad declaró sentirse “muy feliz” en el trabajo y el 88% aseguró que tenía suficiente tiempo para sus tareas personales. Pero claro que todo conlleva su esfuerzo: los trabajadores de empresas que probaron modelos de este tipo tuvieron que recortar “el momento del cafecito”, la charla en la fotocopiadora y otras instancias de distracción durante el día.

Desde el punto de vista del empleado, trabajar cuatro días por semana y descansar tres deja más espacio para el ocio y reduce el agotamiento. (Foto: Adobe Stock) Por: milanmarkovic78 - stock.adobe.com

“El sistema económico cuando es competitivo remunera el trabajo en relación a su productividad, esto es, proporcional a la capacidad de generar valor agregado. Con lo cual la jornada laboral de cuatro días es factible -a salario constante- si los trabajadores están dispuestos a generar un valor agregado similar trabajando un 20% menos del tiempo por semana”, concluye Judzik.

Por el momento, explica Cerutti, más allá de las discusiones puntuales de pruebas piloto, “todavía no se han aprobado cambios por leyes generales de la jornada laboral”. En este momento, señala, “los niveles de desempleo generalizado que atormentan a Europa tornan a destiempo la discusión”.

Uno de los casos más resonantes en los últimos meses fue el español: la semana de cuatro días comenzará a probarse en 200 compañías. Sin embargo, un estudio reciente de la consultora Adecco en el país ibérico detectó que solo el 12% de las firmas estaría dispuesta a reducir el tiempo trabajado manteniendo el sueldo actual.

“En nuestro país, dada nuestra coyuntura y la pandemia, sólo alguna de las empresas más innovadoras podrían llegar a pensar en implementar la jornada de cuatro días”, señala Alexandra Manera, directora de Recursos Humanos de Adecco para Argentina y Uruguay.

“Quizás sería más factible en las industrias que no se vieron afectadas por la pandemia o en algunas compañías tecnológicas, por ejemplo, como sucedió en España con una empresa de software”, dice, en línea con lo planteado por Judzik. Pero entonces, ¿una propuesta así tendría probabilidades de prosperar en las empresas? “Es interesante el debate y su posible factibilidad en el futuro, aunque todavía no lo veo que sea aplicable en el país en un futuro muy cercano”, concluye la especialista.