Di Tella en los medios
La Nación
17/07/21

Los líderes más conservadores son los que primero deben adaptarse

Por Andrés Hatum

El profesor del MBA y Executive MBA escribió sobre los efectos de la pandemia en los malos jefes.



La pandemia arrasó con varios paradigmas. Algunos de ellos tienen que ver con que desde casa no se trabaja. Esto es algo que muchos jefes decían y hoy, todos, incluyendo a esos jefes, están en el living trabajando. Justamente ir “de la cama al living” nos cambió la forma de pensar el trabajo y de plantear el liderazgo de la gente. Antes de la pandemia los malos jefes amaban ir a la oficina: era su reducto de poder, manejaban magistralmente el control. Pero la pandemia afectó esa forma de liderar: de controlar tuvieron que pasar a confiar, y no en la oficina, sino a la distancia.

El “jefechotismo” previo a la pandemia dejó expuestos a muchos malos jefes: los brutos, los lentos y los cortoplacistas. Los brutos, porque la gente necesitó empatía de los líderes y píldoras de humanidad: estamos liderando personas que tienen miedo producto de la incertidumbre. Los lentos y los cortoplacistas quedaron fuera de juego por su imposibilidad de reflexionar y mirar el largo plazo. Es fundamental que los líderes se animen a repensar la oficina y repensarse a ellos mismos como facilitadores de equipos y personas, que bajen del piso 40 donde tenían sus despachos: ahora tendrán que estar más cerca de todos.

Hace poco, algunos líderes de bancos norteamericanos dijeron que el home office era aberrante. Cuidado, las empresas con pensamientos paquidermos pueden perder talento ya que la pandemia impulsó una forma distinta de entender nuestra vida. Por ende, si los líderes más conservadores no se adaptan, les va a pasar como a los dinosaurios: van a desaparecer.

PhD y profesor de la Universidad Torcuato Di Tella. Autor de Infierno: Líderes y Organizaciones que matan (Editorial Vergara)


Edición impresa:


Publicado en: Opinión
Link: