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Ámbito Financiero
10/03/21

Enseñanza "mixta": la nueva normalidad de la educación superior

Por Matías Ortega

Juan José Cruces, rector UTDT, fue consultado sobre el futuro de la educación presencial en la Universidad.


Durante siglos el concepto del aula como lugar principal de enseñanza se ha mantenido prácticamente inalterado. Pero la pandemia, como a todo, vino a romper, por necesidad, los modelos tradicionales, entre ellos los de la educación. Con escuelas y universidades imposibilitadas de brindar clases presenciales, las instituciones debieron adaptarse al contexto de crisis sanitaria.

A lo largo de todo 2020 las aulas estuvieron vacías. Pero gracias a la tecnología la enseñanza siguió su curso con nuevos modelos virtuales, con clases vía Zoom, y tareas y exámenes en modo digital. Ahora, a medida que el mundo intenta transitar el camino hacia la nueva normalidad, las instituciones educativas reacomodan sus métodos combinando la virtualidad con un lento retorno de los alumnos a la presencialidad.

La pandemia obligó a las universidades a reconvertirse aceleradamente, abrazando la tecnología para continuar con su actividad y que los alumnos no pierdan tiempo de estudio. Se utilizaron estrategias como aulas virtuales, plataformas web de interacción entre docentes y alumnos, y comunicación vía herramientas digitales y redes sociales. Sin embargo, la nueva etapa se perfila, al menos por ahora, en un modelo mixto de semipresencialidad, combinando el online con la asistencia a los salones. Una reconversión obligada que plantea aún desafíos hacia adelante hasta que la crisis quede en el pasado.

“La crisis generada por el covid-19 sentó un precedente que impactó de lleno en las estrategias de educación superior. Fue un turn-over no sólo en las estrategias de enseñanza sino en los contenidos de valor”, afirma Jorge Barrientos, director del MBA de la Universidad de Belgrano. “La enseñanza que la pandemia nos dejó es que la educación ha cambiado para siempre. Hemos sido obligados a explorar nuevas formas de enseñar”, agrega Antonio Marín, vicerrector y director de la Escuela de Negocios de UCEMA.

Pero más allá de haberse adaptado, algo que resaltan todas las fuentes consultadas como una experiencia positiva y exitosa, las universidades ya se prepararon para un 2021 en el que el regreso a las aulas será paulatino, según lo permita la situación sanitaria. Miguel Ángel Schiavone, rector de la Universidad Católica Argentina, destaca que en esa institución “la educación virtual ya existía como una estrategia educativa” y que cuando se determine el regreso a las clases presenciales “seguirán complementándose con educación virtual”. Afirma que la virtualidad llegó para quedarse en el aula: “Con el fin de la pandemia no vamos a descartar la educación virtual. La dosificaremos en un justo equilibrio con la presencialidad y el contacto humano tan necesario en estos días”. En la misma línea, desde UADE su rector Ricardo Orosco recuerda el lema de la institución: “Aprendé Haciendo”. “La relevancia del aspecto vivencial es sumamente relevante en la práctica formativa de nuestros alumnos. En tal sentido, creemos profundamente en el valor de la educación presencial”, sostiene.

Y es que si algo dejó en claro la virtualidad es que la interacción en el aula, con profesores y compañeros, permite experiencias que el sistema remoto dificulta. Uno de los principales escollos con los que se encontraron los alumnos fue que ante la imposibilidad de encuentros con sus pares los trabajos en conjunto fueron no menos que un dolor de cabeza ante la falta de experiencia de la modalidad remota, sin posibilidad de hacer un intercambio fluido de ideas.

“En la Di Tella creemos en la superioridad de la educación presencial por la dinámica de interacciones personales que se dan en el contacto cara a cara. Aspiramos a retomar la presencialidad ni bien esté permitido, sea seguro y tengamos confianza en que no se sufrirán interrupciones del cronograma de clases que nos hagan volver atrás”, dice Juan Cruces rector de esa casa de estudios.

Repensar la enseñanza

En cambio, otras universidades convocan a repensar la asistencia a las aulas y profundizar las herramientas digitales para la enseñanza. “Los aprendizajes del año pasado nos permiten reevaluar la presencialidad entendiéndola como un complemento de los recursos tecnológicos. La elección está en el estudiante”, expresa Laura Rosso, secretaría general Académica y de Desarrollo de Siglo XXI. Por su parte, Rodolfo Rivarola, decano IAE Business School considera que con los sistemas remotos “nos imaginamos un mapa aún más grande, tanto geográfico como de alternativas de formatos”.

Así, pese a la experiencia positiva de la virtualidad, la presencia en las aulas universitarias, aunque lenta, se retomará en medio de protocolos sanitarios.

“Más allá de los programas, las metodologías online y blended irán mutando. Y seguramente el criterio de selección de qué quiero y puedo tomar online, versus qué quiero y puedo tomar presencial también variará”, opina Carolina Dams, directora académica y de Innovación de IAE Business School.

En tanto que Barrientos, de la UB, resalta que en 2020 “el desafío pasó por la velocidad y no tanto por la instrumentación”. “Reconvertir el contenido para mantener la dinámica participativa; equilibrar el mix de encuentros sincrónicos, videos on demand y variedad de casuística más cercana a la realidad actual”, añade.

Rosso, de Universidad Siglo XX, afirma que “cada vez son más las personas que eligen modelos educativos con mediación tecnológica o modelos híbridos para su formación”. Las causas de este fenómeno están vinculadas a que se encuentran en zonas geográficas alejadas, pero también porque este tipo de aprendizaje les permite a quienes trabajan poder continuar con su formación.

María Clara Zamora, vicerrectora de Investigación e Innovación Académica de la UCA, opina que “dado el giro que dio la educación es importante preparar docentes más tecnológicos y con nuevas pautas pedagógicas”.

¿Qué carreras se imponen?

Hoy más que nunca, dado a los cambios en el mercado laboral, están surgiendo nuevas profesiones que dejarán a otras en el camino. Sin embargo, muchas de las tradicionales están tan o más en auge como antes.

Las carreras vinculadas a la salud y al cuidado de los mayores, dado el aumento en la expectativa de vida, son elegidas y demandadas.

Gabriel Curi, director del Departamento de Ingreso de la UCA, indicó que este año siguen destacándose las carreras clásicas: medicina, abogacía, odontología, administración de empresas, ingeniería civil e industrial, relaciones internacionales; y por otro lado se imponen las digitales: ingeniería en informática y licenciatura en Comunicación Digital e Interactiva.

Mientras que Zamora señala que el Estado tendría que impulsar carreras relacionadas con el desarrollo y fabricación de vacunas, como biotecnología, biología, ingeniería. “Tenemos que estar preparados para responder rápido ante una nueva pandemia”, indica.

A su vez, también se perfilan carreras vinculadas a medio ambiente y a energías renovables, al turismo, y por supuesto a la tecnología y a los negocios digitales. Por caso, no es novedad la necesidad de personal en el sector del software, donde cada año quedan no menos de 5.000 puestos de trabajo sin cubrir.

Un ejemplo es que este año la Di Tella comenzó a dictar la Licenciatura en Tecnología Digital, una carrera de grado conceptualmente nueva para formar profesionales expertos en tecnologías y sus aplicaciones. Desde UCEMA y IAE destacan también aquellas más soft, que proporcionan habilidades que el mundo de los negocios y equipos requieren, como ser coaching, liderazgo de equipos. A éstas, en UADE suman Global Business Management (GBM) e Ingeniería en Informática, entre otras.

En tanto, Rosso considera que “es absolutamente necesario que el Estado despliegue mecanismos que fortalezcan el desarrollo de ciertas áreas. Desde la perspectiva del proyecto país que se defina, deben inexorablemente surgir las políticas vinculadas a educación”.

La educación pospandemia

Como vimos, las universidades ponderan los resultados de la experiencia que dejó el obligado vuelco hacia la virtualidad que generó la pandemia, pero esperan retomar mayoritariamente a la presencialidad apenas lo permita la situación sanitaria.

No obstante, incluso en modelos fuertemente presenciales, existe un perfil de materias, donde los modelos virtuales, por ser asincrónicos, aportan mucha libertad a los alumnos para autogestionar el conocimiento y el aprendizaje.

Así, se anticipa que en adelante las herramientas digitales tendrán mayor protagonismo en los modelos educativos, dado que el resultado muestra que no solo es posible sino que muchas veces es ventajoso. La virtualidad llegó para quedarse en todos los ámbitos de nuestras vidas y la educación no es la excepción.


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