Di Tella en los medios
Clarín
22/04/20

Los índices de confianza en el Gobierno dejan lecciones

El profesor investigador asociado analizó los nuevos valores del Índice de Confianza en el Gobierno (ICG), publicados por la Escuela de Gobierno de la UTDT, que mostraron un aumento del 48,2% en el mes de abril. Sostuvo que la confianza de los ciudadanos "es un recurso político invalorable para Alberto Fernández".


16/4/2020. El presidente Alberto Fernández junto a la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner y el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, durante los anuncios sobre renegociación de la deuda. Foto EFE/ Esteban Collazo/Presidencia de la Nación/

El Índice de Confianza en el Gobierno (ICG), producido mensualmente desde 2001 por la Escuela de Gobierno de la Universidad Torcuato Di Tella, registró un notable crecimiento durante este mes. El salto del 48,2% entre el valor de marzo (2,22, en una escala de 0 a 5) y el de abril (3,29) lleva al ICG a su segundo más alto registro histórico: en solo una de las 221 encuestas nacionales realizadas en los últimos 19 años la confianza en el gobierno fue mayor. Ocurrió en febrero de 2004, durante el primer año de la presidencia de Néstor Kirchner (3.32).

En algún sentido se trata de un resultado paradójico. La mayoría de los argentinos vive hoy peor que en marzo: sus ingresos han caído y su libertad de reunión y circulación está fuertemente restringida.

Se trata, sin embargo, de un fenómeno bien conocido en los estudios sobre opinión pública: el efecto “rally ‘round the flag”, o “unirse en torno a la bandera”. Ocurre cuando una repentina crisis internacional –típicamente una guerra– conmueve a la nación y produce dos efectos: que los ciudadanos se sientan emocionalmente cercanos al gobierno, y que las fuerzas opositoras decidan estratégicamente privilegiar los apoyos por sobre las críticas.

El resultado es un fuerte, abrupto y “contracíclico” (dada la situación objetivamente crítica) crecimiento en la aprobación popular del Gobierno.

El ICG mide algo más amplio que la popularidad de un presidente. Incluye 5 preguntas que evalúan diversos aspectos de la gestión nacional. Esto permite explorar los motivos de lo ocurrido. Los dos subíndices que más aumentaron durante este mes fueron la evaluación del gobierno en general (+70,5%) y la orientación a beneficiar a la mayoría por sobre los intereses sectoriales (+58,4%).

Los subíndices de menor crecimiento, en cambio, fueron los vinculados a la capacidad para resolver problemas (+35,6%) y a la (des)honestidad de los funcionarios (30,3%).

No es difícil inferir una relación entre los resultados de estos dos subíndices y dos hechos recientes de alta visibilidad: la desordenada convocatoria a jubilados a cobrar sus haberes en los bancos (¿es el Gobierno capaz?) y las compras de alimentos con sobreprecio por parte del Ministerio encabezado por Daniel Arroyo (¿son los funcionarios honestos?).

Ambos eventos ocurrieron en los primeros días del trabajo de campo de la encuesta, y activaron las voces opositoras. La opinión pública parece haber tomado nota.

¿Qué puede esperarse de aquí en adelante? La experiencia internacional y argentina muestra que los picos de apoyo a un gobierno generalmente no son duraderos. El primer gobierno de Cristina Kirchner perdió en sus cinco meses iniciales más de un punto en el ICG, en medio de su cruzada contra los productores agropecuarios. El gobierno de Cambiemos cedió casi un punto y medio entre noviembre de 2017 (inmediatamente luego de su triunfo en las elecciones legislativas) y abril de 2019, cuando los efectos de la crisis cambiaria y económica se hacían sentir fuerte.

La confianza de los ciudadanos es un activo central para cualquier gobierno. En el contexto actual es también un recurso político invalorable para Alberto Fernández, un presidente hasta mediados de marzo desdibujado dentro de una coalición heterogénea y de liderazgos diversos.

Los desafíos de la pandemia, la deuda, la postración económica, la pobreza crónica y la coordinación de la coalición gobernante son formidables. Y los mecanismos democráticos de control –el Congreso, el Poder Judicial, los partidos opositores, la prensa independiente– típicamente se reactivan pocas semanas luego de iniciada una crisis. A futuro, la confianza deberá ser ganada más arduamente: a fuerza de gestión exitosa y comunicación efectiva.

Edición impresa: