Di Tella en los medios
Clarín
30/03/20

Iván Petrella: “Al creyente le cae mal, pero en las religiones hay mucho de construcción humana”

Por Ezequiel Viétez

El profesor de la Escuela de Negocios, que acaba de publicar el libro “Dios en el siglo XXI”, hace un repaso por las grandes tradiciones de fe y sus desafíos contemporáneos.



Poco antes de que estallara la crisis mundial por el coronavirus, el doctor en religiones por la Universidad de Harvard y magíster en teología Iván Petrella acababa de publicar Dios en el siglo XXI, una suerte de manual breve -ameno, de divulgación- que sintetiza la historia de los grandes credos y algunos conflictos que protagonizaron. Petrella propone que es necesario comprender estas tradiciones de fe para dialogar con el otro -en especial, en cuestiones de geopolítica-. Y asegura que el mundo se está volviendo más religioso. ¿De verdad? Hay un ejemplo posible acá nomás: Brasil. Los evangélicos tienen un grupo nutrido de legisladores y pesaron en el triunfo de Jair Bolsonaro. En los Estados Unidos, desde hace tiempo un candidato a presidente debe dar muestras claras de su fe para ser "viable", recuerda.   

Petrella fue director académico de la Fundación Pensar (think tank del macrismo), legislador de la Ciudad por el PRO y secretario de Integración Federal y Cooperación Internacional del Ministerio de Cultura nacional entre 2015 y 2017. ​"Este libro es para personas curiosas, pero el creyente también se va a llevar sorpresas -promete-. Por ejemplo, que los especialistas dicen que Jesús era una persona (usa la palabra persona) que pensaba que el fin del mundo venía 'la semana que viene, ya' o que el concepto de 'hinduismo' como religión unificada fue una invención del Imperio Británico", atajo para categorizar creencias múltiples en lo que era un territorio colonial. El especialista también señala que "el Corán, en su época, fue un texto feminista" y en Dios en el siglo XXI amplía que ese libro sagrado "hizo de la educación de las mujeres una obligación y les dio el derecho de poseer y heredar propiedad".   

Vía Skype, en tiempos urgentes en que el susto nos rodea, dos personas aisladas en sus departamentos comienzan la conversación. Gran momento para hablar del más allá. Petrella se reconoce agnóstico, pero eso no impide que hable de las religiones con pasión.  

-En el prólogo decís que "Dios está de regreso", sin embargo en las grandes ciudades se observan otras cosas: la vida en torno a la tecnología y el consumo. ¿Por qué estaría de regreso? 

-Hay datos empíricos, muchos estudios. Tal vez el más serio es del Pew Research (un thnk thank norteamericano que realiza investigaciones de campo) que señala que alrededor del 80% de la población mundial tiene identificación religiosa, que es más que decir "creo en algo". Es: “Yo soy musulmán”, “yo soy evangélico”, “yo soy hindú”, etcétera. En la Argentina, hay un trabajo del Conicet que dice que el 80 por ciento de la población cree en Dios. En nuestro pequeño circuito intelectual vemos a Europa occidental como una especie de paradigma global y en realidad es casi la única parte del mundo donde la creencia disminuyó notablemente en las últimas décadas y que es realmente secular.

-Pero en la vida cotidiana se tiene la sensación de que la gente va menos a los templos, y está más conectada con la tecnología, con el consumo. Tal vez sea un sesgo...

-Es un sesgo, no sé cuánta gente en tu círculo social es evangélica. Y no solamente van al templo, sino que la creencia particular y privada impacta en lo público. Brasil es un caso clarísimo. El auge de los evangélicos en la discusión del aborto en la Argentina fue un indicio de eso. Y por otro lado no necesariamente hay que hacer una división entre tecnología y expresiones de religiosidad: vos podés ser una persona religiosa y usar las apps. Eso empezó en los años 50, 60 y 70 en los Estados Unidos con los tele-evangelistas. Hoy eso lo tenés vía Skype, vía YouTube, vía Twitter o Instagram con las cuentas de pastores. Si uno se pone a indagar, lo virtual está lleno de contenido religioso.

-En el marco de una crisis tan seria como la del coronavirus, y sabiendo que la creencia muchas veces funciona como refugio, ¿puede haber un rebrote de ciertas interpretaciones místicas? Asustaría pensar en alguien que hable de este mal como un "castigo divino".

-La primera respuesta es sí. Cuando ocurrieron los atentados del 11 de septiembre de 2001 en los Estados Unidos, dos figuras importantes de la elite religiosa norteamericana, Jerry Falwell y Pat Robertson, tipos que tenían programas de radio que escuchaban millones de personas, abiertamente decían que los atentados habían ocurrido porque Dios había levantado el telón de protección que le daba a los Estados Unidos. Y lo había hecho, según ellos, porque se había convertido en un país de homosexuales, de lesbianismo, de valores anticristianos. En las religiones como el judaísmo, el cristianismo y el islam, hay una larga tradición de interpretar cosas malas que le pasan al ser humano como castigo de Dios. Esa interpretación ha ocurrido una y otra vez. En el hinduismo y en el budismo, tu lugar en la vida y lo que sufrís o no, tiene que ver con tu karma de las vidas previas. De alguna manera lo que te está pasando ahora surge por tu conducta anterior. No me sorprendería que para algunas personas esto vuelva a entenderse de esa manera.

-Entonces, también deberíamos estar atentos a que no crezcan discursos fundamentalistas. 

-Hay que marcar una diferencia entre religión, por un lado, y teología por el otro. Una teología es una interpretación de una religión. En el judaísmo, en el cristianismo, vos tenés varias teologías que son interpretaciones con diferencias de esa misma religión. Y la religión en sí es un fenómeno ambiguo, vos agarrás la Biblia o el Corán y te da tanto para justificar la esclavitud como para abolir la esclavitud. Por un lado hay que estar atento al posible surgimiento de fundamentalismo, pero por el otro lado también puede pasar que, con los mismos textos, siguiendo las mismas religiones, surjan interpretaciones de solidaridad, hermandad y de apoyo al vecino que sufre, porque esto también es esencial al judaísmo, el cristianismo, el islam, el hinduismo y el budismo. 

-No necesariamente el fenómeno religioso tiene que tender al dogmatismo

-No, estaríamos todos en el horno: el 80 por ciento de la humanidad es religiosa... El hinduismo puede ser una religión que busca marcar una diferencia firme y hasta la persecusión de los musulmanes o puede ser el ejemplo de Gandhi. El cristianismo puede ser Martin Luther King o puede ser el Ku Klux Kan, que se fundó en una Nochebuena. El islam puede ser el talibán o los cientos de clérigos musulmanes que cada vez que hay un atentado salen a marchar en contra de la violencia. Depende, y parte del problema creo yo es que el mundo es religioso y no estamos educados para eso, para entenderlo: lo único que vemos es el cliché, que es la violencia y el dogmatismo. Nos perdemos un abanico más amplio del fenómeno religioso. Es la religión donde yo creo que el combate al prejuicio se da de la manera más urgente. Una inmensa parte de la población mundial es musulmana y no entender la diversidad que hay dentro de cada religión es un problema de convivencia global. Muchas veces por ignorancia terminamos reforzando una visión fundamentalista del islam.

-¿Cómo evitarlo?

Lo primero es no dar por hecho la visión fundamentalista. El famoso libro de Samuel Huntington El choque de las civilizaciones en el que pone el dedo en el conflicto entre lo que él llama la civilización occidental y la islámica es un ejemplo. Incluso dice algo así como que las fronteras del islam derraman sangre. Esa postura tiene dos problemas: uno es que la división entre Occidente e islam es una frontera muy difusa. Occidente se nutrió de muchos conocimientos del islam en cuanto a ciencia, organización de universidades (en la época medieval), hay vínculos, pero por otro lado esa visión de Huntington básicamente es la misma visión de Bin Laden o de un líder del Estado Islámico. Creen exactamente lo mismo: que hay un conflicto ineludible. Entonces, vos en tu argumento reforzás el fundamentalismo en lugar de desarmarlo.  

-Pero, ¿el autoritarismo no está en las bases de algunas religiones?

-Hay un gran ensayista rumano, Cioran, que dice algo como que “en el suspiro del místico se encuentra el hacha de la guillotina”. Pero ahí volvemos a la diferencia entre teología y religión. Todo depende de la interpretación que se le da. En los Estados Unidos, por ejemplo, la derecha religiosa está de manera muy fuerte en contra del aborto y siempre busca maneras de limitarlo. Al mismo tiempo, también tenés figuras y sacerdotes de lo que se podría llamar un cristianismo progresista, que buscan que siga siendo legal. Y ahí se da un choque entre teologías. El judaísmo ortodoxo, por ejemplo, cree que el alma entra al cuerpo recién cuando se produce el nacimiento y no antes. Por eso yo creo que es un error hablar de las religiones, incluso en el caso del aborto, como necesariamente "antiderechos". Dentro de ellas mismas hay una diversidad. Conocer esa diversidad es importante. 

-Pero acá, cuando se discutió el aborto, las iglesias se encolumnaron en contra de la ley

-A mí me sorprendió un poco que en la discusión no haya habido voces religiosas discutiendo con argumentos a favor. Por otro lado, que nadie saliera con un argumento a favor desde la libertad religiosa. Dentro de las religiones hay una diversidad de posturas sobre el aborto, cuando vos la prohibís no estás contemplando vertientes de distintas religiones, del judaísmo o del hinduismo, por ejemplo. Pero es cierto que el crecimiento de la religiosidad que se da en el mundo en las últimas décadas es mayormente de visiones conservadoras. Las versiones más progresistas de la religiosidad vienen perdiendo fieles.

-¿El surgimiento del papa Francisco no es una excepción?

-Desde mi punto de vista donde el papa Francisco acierta es en su foco en los pobres, los inmigrantes, los refugiados, los olvidados. En eso es fiel a lo que sabemos del mensaje de Jesús. Al mismo tiempo, no vemos grandes cambios en temas de sexualidad y género bajo su liderazgo. Ahí el Vaticano no parece haber modificado sus posturas. Y mientras que su mirada económica y su critica al capitalismo parece progresista es, en realidad, profundamente conservadora por al menos dos razones. En primer lugar, es la misma retórica simplista de la teoría de la dependencia de los años 60 y 70, como si no hubiera evolucionado el pensamiento sobre sistemas económicos y como si los modelos de economía de mercado de Dinamarca, Francia, Estados Unidos o India fueran todo lo mismo. No hay matices ni diferenciación. En segundo lugar, la idea del capitalismo como un sistema que abarca todo -desde la economía hasta nuestras propias emociones y formas de interactuar- termina haciendo imposible la imaginación de alternativas. El resultado, entonces, es profundamente conservador. 

-¿Cuánto de "literatura" hay en las religiones?

-Es imposible saberlo con exactitud. Lo que se puede decir con certeza es que hay muy poca información que uno pueda verificar de los fundadores de la religiones. Los evangelios no fueron concebidos como textos biográficos (se escribieron entre 35 y 65 años después de los hechos que narran), fueron concebidos para impartir un mensaje. Está claro que en las religiones hay mucho de construcción humana. Eso al creyente tal vez le cae mal. Desde la academia, podés ir indagando, podés ir haciendo un trabajo arqueológico, lo que jamás podés mostrar es si esa construcción humana tuvo cimientos de inspiración divina. 

-En uno de sus libros, el consultor Jaime Durán Barba decía algo parecido a que todas las grandes instituciones están muriendo, entre ellas la autoridad de la Iglesia, y el eje está puesto en el individuo. El nuevo Dios es Google. ¿Esa mirada no es contradictoria con la tuya?

-Por un lado, es cierto que globalmente se da un fenómeno de "caída" de las figuras de autoridad. Ahora, yo creo que también hay un nuevo elector religioso, al que no se le ha prestado mucha atención acá. Es un fenómeno nuevo, pero en los Estados Unidos ocurre desde hace décadas: el Partido Republicano tiene mucho éxito porque se vincula con ese elector. Por otro lado, en el caso de las religiones en particular yo veo menos una caída de las figuras de autoridad y más una reconversión. ¿Qué está pasando en América latina en particular? Sí, cae el número de fieles católicos, pero tenés un auge de los evangélicos, o sea que ahí tenés una reconversión y no una caída. Y otro elemento es el fenómeno que se da en algunos casos de la juventud en las grandes ciudades, donde vos tenés personas que arman su propia religiosidad: toman elementos de distintas religiones para armar una espiritualidad a medida. Personas que creen en la reencarnación, pero que a la vez pueden cumplir con algún rito católico. O comen kosher, pero hacen meditaciones budistas. Tal vez en el futuro tengamos por un lado el auge de las visiones conservadoras y, al mismo tiempo, un creciente movimiento de personas que tiran abajo las paredes entre distintas religiones.