Di Tella en los medios
Infobae.com
23/02/20

A pesar de las medidas de estímulo al consumo, analistas no esperan un repunte hasta que lleguen las paritarias

Por Matías Barbería

El Índice de Confianza del Consumidor (ICC), elaborado por el CIF, arrojó una baja del 0,7% respecto a enero. Mientras que en la comparación interanual, el índice muestra una mejora de 18,6%.



El eje de la estrategia del Gobierno para “encender” a la economía tiene foco en el estímulo al consumo, en particular con transferencias de recursos a los sectores de menor poder adquisitivo y la baja de la tasa de interés para impulsar al crédito. Sin embargo, como supo advertir el presidente Alberto Fernández, el interruptor no funciona de inmediato.

Los primeros datos privados de consumo masivo, el sector que en principio debería ser el primero en sentir los aumentos de ingresos que intentó generar el Gobierno a través de la Anses y el Ministerio de Desarrollo Social con la distribución de tarjetas de alimentos muestran que todavía falta para ver un repunte. O incluso un piso.

Un análisis de la consultora Nielsen sobre 70 categorías de productos vendidos en supermercados mostró que en enero hubo una caída en el consumo del 4,8% en comparación con mismo mes del año pasado.

En la zona metropolitana de la Ciudad de Buenos Aires y el Conurbano, el retroceso de las compras en supermercados es mayor: llega al 6,1%, mientras que en el interior es del 4,2%.

La tendencia a una reducción en las compras en ese canal, que explica alrededor del consumo masivo, se mantiene desde junio de 2018, aunque desde los últimos meses de 2019 ese retroceso desacelera.

A mediados del año pasado, las caídas interanuales medidas por Nielsen superaban los dos dígitos, pero la desaceleración en el bajón para el consumo todavía no permite ilusionarse con un piso. La base de comparación tan baja de la que se parte –en enero del año pasado ya los salarios sentían el golpe de la crisis que empezó en abril de 2018- simplemente hace más difícil que las variaciones se agranden. Sobre todo en los productos más inelásticos –los que menos ven caer sus ventas, por ser esenciales- como almacén y bebidas, que cayeron 4,1% y 4,3% en enero.

Datos de la consultora Scentia que incluyen también autoservicios, dan un poco más de detalle aunque no números mejores.

“Si bien se observa una desaceleración en la caída registrada en diciembre, continúan los indicadores negativos en términos de consumo. El primer mes del año tuvo una retracción de 4 puntos respecto a enero de 2019”, dijo Osvaldo Del Río de Scentia a Infobae.

En la medición de Scentia, las ventas en supermercados caen más que en los autoservicios: 6% y 2,4%, respectivamente.

“Algunas posibles causas de este fenómeno podrían ser un mayor turismo interno volcado en canales informales en interior y un enero 2020 sin promociones del Banco Provincia para el canal formal”, explicó Del Río. Otra posible causa es que la base de comparación es más baja en el caso de los autoservicios, ya que las ventas en ese tipo de comercios habían retrocedido 11% en enero 2019 en comparación con mismo mes de 2018.

Electrodomésticos, a la espera del repunte

Además de los bonos para los salarios privados y estatales, jubilaciones y AUH, el intento por estimular el consumo también toca al sistema financiero. El Banco Central no ahorró esfuerzos ya no sólo por bajar la tasa de referencia sino también por forzar a los bancos a que acompañen esa baja con las tasas de sus préstamos (por ejemplo, con un tope a las tarjetas de crédito y el impulso a los préstamos personales). También estimula Ahora 12 permitiendo que los bancos reduzcan sus encajes a cambio de financiar más ventas en cuotas. Y la Anses acompaña con agresivos créditos para sus beneficiarios.

Uno de los sectores que deberían poder sentir ese estímulo crediticio es el de los bienes durables más baratos, como los electrodomésticos. Pero las medidas son todavía muy recientes. En los tickets de los comercios todavía no se percibe una mejora.

La consultora GFK tiene el dato más reciente y es de diciembre. El 2019 cerró con una caída del 24% en ventas de electrodomésticos, que siguió a otra caída del 25% en el año 2018.

Al menos, los datos del BCRA muestran que los préstamos personales crecieron en enero después de 9 meses consecutivos de caídas nominales y auguran una posible reacción a la baja de tasas.

Y el Índice de Confianza del Consumidor de la Universidad Torcuato Di Tella también adelanta al menos una mejor predisposición de los consumidores que puede repuntar las ventas de electrónicos. Si bien el índice mostró otra caída en febrero, un subíndice que se enfoca sobre bienes durables revela que a nivel nacional la predisposición para la compra de ese tipo de bienes fue un 6,8% mejor en enero respecto del mes anterior, en la comparación contra febrero de 2019 esa predisposición crece casi 30%

Al mirarlo por región resalta el cambio en el Gran Buenos Aires, la zona geográfica de más relevancia electoral para el Gobierno, la que más golpeada resultó durante los 4 años previos y principal blanco de las medidas de estímulo al consumo. En el conurbano, la predisposición para la compra de electrodomésticos mejoró 33,4% entre enero y diciembre, 46,7% si se lo compara con datos de un año atrás.

Derrame a la inversa

“Son los sectores que deberían ver un repunte, sobre todo a nivel micro. Consumo masivo, sobre todo bienes esenciales, y los bienes durables más económicos, como los electrodomésticos. Inmuebles y autos estamos viendo que no repuntan y es esperable que no lo hagan pronto”, dijo Soledad Pérez Duhalde, directora de operaciones de Abeceb.com.

“Como las medidas están orientadas a los niveles socioeconómicos más bajos, que son los que tienen mayor propensión al consumo porque tienden a necesitar gastar el 100% de sus ingresos casi sin ahorro, eventualmente vamos a tener algún impacto en consumo”, agregó Pérez Duhalde a Infobae. “La pregunta es qué va a pasar una vez que ese gasto ya esté hecho y la inyección de dinero pase a los comercios, las empresas, con mayor propensión al ahorro. Van a tener que decidir si ante la mayor demanda aumentan los precios o las cantidades, y eso va a depender de qué tanta confianza tengan en que hay posibilidades de crecimiento. De otra manera, si sólo va a precio, el impacto del consumo en la actividad va a ser menor”, concluyó.

“Es si se quiere una teoría del derrame invertida, el Gobierno espera que el consumo en los sectores más bajos impulse al resto del mercado interno”, dijo Guillermo Oliveto de consultora W a Infobae. “Pero estamos en una situación en la que vamos a tener que tener mucha paciencia para ver resultados, a lo sumo vamos a ver un piso en el mediano plazo para una caída del consumo que viene de muchos meses. Es esperable que el consumo sienta el estímulo, pero no va a ser algo inmediato porque la capacidad adquisitiva viene muy dañada y aunque los congelamientos de tarifas ayudan, el aumento de tarifas de los últimos años hizo que el 11% de los ingresos de las familias pase a estar tomado por esos pagos, cuando unos años atrás prácticamente era nulo el peso de ese rubro”, agregó.

“Además estamos, como todos los años a esta altura, todavía con precios nuevos y salarios viejos. Hasta que no lleguen las paritarias y mejoren en algún nivel los ingresos reales, un proceso que en los últimos años se retrasó hasta mayo en muchos ramos, no vamos a poder ver un repunte pleno. Y mucho va a depender de lo que pase con la macro, renegociación de la deuda y estabilidad en general, porque no hay nada que correlacione tanto con el consumo como el dólar, cuando el dólar salta los consumidores se retraen”, concluyó Oliveto.