El turno escolar incide en el rendimiento de los alumnos
"Recomendamos atrasar el horario de ingreso escolar", dijo Andrea Goldin, integrante del CEPE y el Laboratorio de Neurociencia, que publicó una investigación sobre el tema en la revista Nature Human Behaviour.
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Andrea Goldin, investigadora del Conicet en el laboratorio de neurociencia de la UTDT e investigadora asociada del CEPE, participó de un estudio que determinó que el turno escolar tiene incidencia en el rendimiento de los alumnos.
Si el alumno tiene un cronotipo nocturno y va al turno mañana, tendrá peores notas que si fuera al turno tarde o noche, y viceversa.
El cronotipo es una característica personal, que tiene un componente genético importante y que, además, se va adaptando con los hábitos de vida y los hábitos culturales. Es básicamente lo que solemos llamar como “matutino” o “nocturno”.
“Efectivamente, (los alumnos argentinos) son muchísimo más nocturnos que los estudiantes que hay reportados en otros países, son los más nocturnos de los que hay conocimiento en el mundo”, indicó Goldin a Cadena 3.
Y explicó: “Así como nosotros somos más nocturnos (nos da sueño y nos vamos a dormir más tarde), la escuela empieza temprano igualmente que en otros lugares que son más diurnos, entonces, ahí hay un problema porque termina sucediendo que los chicos y los docentes duermen muchos menos”.
“Para los estudiantes del turno mañana, los viernes y lunes es como que estuvieron yendo y volviendo de Europa”, ejemplificó.
Y agregó: “Los que están terminando el secundario son más nocturnos que los que están empezando. Hay interacción entre la edad, turno de la escuela y el cronotipo y eso afecta el rendimiento académico”.
“Las notas se van a ver afectadas por tu edad y si sos más nocturno o diurno según el turno escolar al que vayas”, completó.
“Lo que nosotros recomendamos es atrasar el horario escolar, entendemos que es muy difícil de hacer por cuestiones de idiosincrasia; (…) pero tal vez se puede hacer que los primeros años del secundario sean en el turno mañana y los últimos años en el turno tarde, porque en esta etapa somos más nocturnos por biología”, precisó.
En este sentido, señaló: “Los adolescentes duermen muy poco, el mínimo debe ser de 8 horas y los que van al turno mañana ni siquiera contando las siestas llegan a ese tiempo, tratan de recuperar el sueño fin de semana, y no se logra, y hay una falta crónica de sueño”.
Esto se relaciona con el deterioro cognitivo, porque este desfasaje entre lo que se duerme los días de semana y el sábado y domingo es equivalente a ir y volver a Europa todos los fines de semana.