Di Tella en los medios
Clarín
2/12/19

Un mundo en ebullición urbana

El profesor invitado del Dpto. de Ciencia Política y Estudios Internacionales se propone analizar el "fenómeno hiper-mediatizado de la ebullición de sociedades disconformes". Pérez Llana sostiene que "es posible identificar algunos paralelismos y semejanzas" entre las protestas, y señala el hecho de que "son los jóvenes los que lideran la contestación" como la característica saliente.

Un arco de rebelión une a ciudades y países muy diversos: Hong Kong; Teherán; Beirut; Argel; Bagdad; Quito; Bogotá y Santiago de Chile. Ese fenómeno, hiper-mediatizado, muestra la ebullición de sociedades disconformes, pero esta contestación sólo tiene algunos puntos en común.

Una primera lectura destaca que en el mundo islámico las rebeliones ocurren en países no democráticos. En Argelia, la calle demanda elecciones libres para terminar con la tutela militar; en El Líbano e Irak, la calle reacciona contra la corrupción y la injerencia creciente de Irán; finalmente, en Teherán lo que está en juego es la sobrevivencia de la teocracia shiíta.

En Hong Kong las demandas son muy concretas: que se cumpla el Tratado firmado -en 1997- por Londres y Pekín, basado en un contrato que garantiza una precaria autonomía a la ciudad y sintetizado en una idea: un sólo país, China, pero con dos sistemas. En cambio, en América Latina las movilizaciones se producen en países democráticos.


Hong Kong (China), 29/11/2019.- Protestas pro-democracia siguen agitando las calles de las ciudades en numerosos países asiáticos. (Foto: EFE/EPA/JEROME FAVRE)

Sin embargo es posible identificar algunos paralelismos y semejanzas. El primero está a la vista: son los jóvenes los que lideran la contestación. Más allá de las diferencias sociales de este subconjunto, los une una evidencia: tienen un futuro por delante, pero se trata de un futuro biológico.

Ellos comparten un diagnóstico: desde el punto de vista económico, político y social, no tienen futuro. La posibilidad de incorporarse y de ser protagonistas es muy baja. Una segunda semejanza gira en torno a una realidad: la corrupción. Este flagelo, obviamente, está muy presente en los regímenes rentistas generalmente asociados a la ecuación “Corán/petróleo”. En estos casos el autoritarismo garantiza el statu quo, muchas veces apelando al integrismo religioso y a la evocación de un pasado mítico.

La tercera semejanza está asociada a la utilización de las nuevas tecnologías que les permiten a los jóvenes ensayar una guerrilla urbana del siglo XXI en base a Google Maps. El desplazamiento de los manifestantes y la detección los movimientos de las fuerzas del orden, le otorga ventajas cualitativas a la protesta. También apelan a máscaras, que impiden la identificación, y utilizan rayos láser que anulan a los drones policiales, técnicas probadas con éxito en Hong Kong y en Santiago de Chile.

Cerrando con los paralelismos: en casi todos los casos la ebullición de la calle se inició con un disparador movilizante.

En Hong Kong, el gobierno local, un apéndice de Pekín, quiso imponer una ley de extradición que permitía el juzgamiento en China de los delitos cometidos en el proto-estado local.

Fue, sin duda, un gran error. Los ciudadanos hongkoneses sabían que sus libertades corrían peligro. En Irán y Ecuador, el disparador provino del incremento de los precios de los combustibles. En Santiago, el aumento del Metro fue el origen de una protesta hoy desmadrada, ya que la violencia anárquica es incompatible con el Acuerdo alcanzado entre gobierno y oposición en torno a una nueva Constitución. En Bogotá, la “gota que llenó” el vaso estuvo ligada a las leyes que impulsa el gobierno vinculadas a la legislación laboral, en un contexto agravado por la masiva presencia de inmigrantes venezolanos.

Una primera conclusión se impone: cada país es un caso pero existen algunas semejanzas. Una primera lectura podría establecer que en el mundo musulmán, de Argelia a Irán, lo que está en crisis es el régimen político mientras que en América Latina lo que está en debate es el régimen económico. Un dato a señalar: Chile fue presentado como modelo y Colombia es la economía que más crece en la región. Hubo crecimiento, pero no desarrollo.

Desde una perspectiva geopolítica también existen paralelismos. En el mundo musulmán las protestas interpelan a la hegemonía iraní sobre una geografía que conecta a la vieja Persia con el Mediterráneo. La religión no explica todo, en Irak el shiismo es mayoría, pero el nacionalismo iraquí rechaza la tutela iraní.

Lo mismo sucede en Líbano, la crisis económica es total, poniendo en evidencia el fracaso de un régimen loteado según las líneas religiosas. Concluyendo, la ebullición social en esa región básicamente amenaza la hegemonía de la teocracia iraní. Mientras en Hong Kong está en juego el liderazgo chino. En las recientes elecciones locales los candidatos apoyados por Pekín fueron derrotados, la protesta logró imponerse.

En poco tiempo, el presidente Xi, involucrado en la pulseada estratégica planetaria con los EEUU, estará en un dilema: poner en evidencia global que no es capaz de mantener el orden o restablecerlo a través de una manera brutal, la memoria de Tiananmen. Si reprime China debería olvidarse del softpower y tal vez de Taiwan.

Decididamente, el fortalecimiento y la imagen de algunos modelos están siendo juzgados en las calles. El debilitamiento interior está a la vista en Irán y en China. También es cierto que hubo mucho de marketing en esos liderazgos. Irán, en definitiva, no puede sobrevivir a las sanciones económicas de Trump. China tampoco puede salir indemne de las guerras comerciales que le declaró Washington.

En lo que hace a las democracias latinoamericanas, las frustraciones que generan las desigualdades crecientes también ponen en evidencia la inconsistencia de lo que hasta hace poco tiempo era considerado “el ranking del éxito”. Un dato es cierto: nada será igual.

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