Di Tella en los medios
La Nación
19/06/19

La familia argentina que vive viajando para darle alegría a los más carenciados

Por Cecilia Acuña

Ignacio Masjuan es graduado de la carrera de Economía Empresarial de la UTDT y junto a su familia viven la aventura de recorrer el continente para llevar cultura y alegría a los pueblos más carenciados de Latinoamérica sin pedir nada a cambio.

Ignacio Masjuan (43) es licenciado en economía empresaria recibido en la Torcuato Di Tella. María Cárdenas (36) es actriz. Y lejos de la idea de productividad capitalista donde lo único que vale es trabajar para producir dinero y más dinero, Ignacio y María se subieron con sus tres hijos - Francisca (11), Josefina (7) y Amadeo (2) - a la aventura de recorrer todo el continente americano para llevar cultura y alegría a los pueblos más carenciados de Latinoamérica sin pedir nada a cambio más que sonrisas y abrazos del alma.

Una aventura anunciada

En noviembre de 2018, la familia Masjuan se subió a Astor, un pintoresco colectivo Mercedes Benz modelo 1977 acondicionado como motor home para que pueda ser habitado por cinco personas. Iniciaron su viaje en la localidad de Mercedes, el lugar que habían elegido en búsqueda de una vida más serena que la de la Ciudad de Buenos Aires. Vivían allí desde hacía cinco años. "Para nosotros no fue un salto al vacío como podría verse desde afuera, era algo que ya teníamos pensado desde que nos conocimos y sentimos que por la edad de nuestros hijos era el momento ideal para hacerlo. Estamos de viaje desde el 28 de noviembre del año pasado que es cuando alquilamos la casa y nos fuimos a vivir al colectivo, diez días antes de salir. A Astor le hicimos una instalación eléctrica solar. Es nuestra casa. Al principio, cuesta porque son veinte metros cuadrados y somos cinco, pero después se acomoda, te acostumbrás, como a todo. Y tu jardín pasa a ser el lugar donde estacionamos el colectivo", cuenta Ignacio por teléfono contemplando un paisaje natural en algún lugar de Colombia.


Con una vocación de pura generosidad, el objetivo del viaje no es turístico sino social. Astor y sus ocupantes viajan por pequeñas localidades de Latinoamérica con Alaska como punto final donde según el show que montan en cada escuela que visitan el viejo colectivo se encontrará con su novia. Si bien tienen un itinerario, cuentan que no pueden programar más allá de dos semanas porque todo el tiempo los están llamando de distintos lugares para pedirles que vayan. "Tenemos preproducción, pero el recorrido se reproduce exponencialmente. En un pueblo de Ecuador, por ejemplo, tocamos y de ahí salieron seis municipios que querían que fuéramos. Y de cada uno de esos seis salieron tres más. El itinerario se empezó a multiplicar. Hasta ahora hemos ido a alrededor de ochenta escuelas. Lo que siempre hacemos es ir por las aulas con una propuesta más íntima para cada grupo con juegos y canciones y después terminamos con el show grande para todos en la cancha de fútbol, en el terreno baldío, en la iglesia o donde sea", relata Ignacio.

El show donde son ellos con sus hijas los que escriben, dirigen, actúan y tocan los instrumentos es una obra de teatro musical y de juegos para niños llamada "Astor y los Caracoles Presenta!", que repasa las aventuras por los países que visitaron, las distintas costumbres, animales y comidas. La otra actividad clave de la visita del colectivo es la capacitación a cargo de María para los docentes de primera infancia, que es el trabajo que ella tenía cuando vivía en Mercedes.


Pagar las cuentas

Ni los Masjuan viven del aire ni tampoco son millonarios. Todos los meses reciben el alquiler de la casa que tienen en Mercedes, eso es el ingreso seguro que los mantiene. La venta de postales que es a voluntad y puede variar entre dos pesos y cien dólares, las donaciones que reciben por Internet y lo que cobran por presentarse en instituciones privadas es lo que les permite sentirse un poco más cómodos.


Para irse, Ignacio dejó su empresa constructora de casas en Pinamar con cien empleados y María renunció a su trabajo en los centros de primera infancia de Mercedes. "Tenemos una base segura y el resto confiamos en esta suerte de financiación al azar. Las postales nos dan de comer siempre: ganamos diez dólares por día. Lo más caro es la nafta, es el mayor gasto. Nosotros nos vamos haciendo camino al andar", cuenta Ignacio.

Educación online

"La escuela de las chicas fue lo primero: ellas van a la escuela a distancia que depende del Ejército. Hoy los chicos que están fuera del país cursan a distancia a través de esa plataforma online. Todos los días hacemos escuela a la mañana, de 9:00 a 12:00 hs. Estamos muy involucrados en la educación de los chicos, eso fue uno de los grandes impulsores de nuestro cambio de paradigma: el poder participar directamente en la educación de nuestros hijos", dice Ignacio. A Amadeo de dos años todavía le falta un tiempo para ser escolarizado.

Se van turnando para las clases para que siempre quede alguno de los dos con el más chiquito. Ignacio hace de maestro los lunes, miércoles y viernes, mientras que María se ocupa los martes y los jueves. Si ya saben que un día actúan por la mañana, las clases se pasan a la tarde sin objeciones.

La huella que marca el colectivo



Nadie sale indemne de un viaje así donde la mirada se encuentra con realidades diferentes que, al final, terminan siendo parecidas. Y el caso de los caracoles de Astor no es la excepción: "Con el paso del tiempo, se empiezan a romper las barreras de lo que uno conoció. Cuando estás con gente de otras culturas se te borra el rígido y no cuenta nada ni la nacionalidad, ni lo que estudiaste, ni lo que tenés, se cae todo. Es hermoso que pase eso", confiesa Ignacio.

Los caminos del viaje son también circunstancias para hacer amigos que están embarcados en aventuras similares. "Hay una comunidad de viajeros con los que nos vamos ayudando, nos cruzamos, nos juntamos a comer, conversamos y nos hacemos amigos. Es un vínculo muy de familia el que se establece. Hay mucha más gente buena de lo que se piensa."

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