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Radio Nacional
22/04/19

Martín González Rozada: "Hay ciertas reglas sociales que orientan a las mujeres a trabajar en los sectores con menor remuneración"

Por Alejandro Katz y Mariano Schuster

Martín González Rozada, profesor e investigador del Dpto. de Economía UTDT y especialista en temas de pobreza y desigualdad de ingreso, participó del programa El Zorro y el Erizo con Alejandro Katz y Mariano Schuster donde dialogó sobre la feminización de la pobreza y la desigualdad de género en el ámbito laboral y educativo.

Martín González Rozada, economista y especialista en temas de pobreza y desigualdad de ingreso participó del programa El Zorro y el Erizo con Alejandro Katz y Mariano Schuster.

González Rozada comenzó por explicar elementos básicos: “Lo primero que uno se pregunta es cuántas mujeres son pobres y la respuesta es que, si bien es muy relevante, es un número muy difícil de medir. Las mediciones de pobreza tienen como unidad de análisis al hogar por medio de la Encuesta Anual de Hogares. Es decir, el ingreso que uno toma para saber si una persona es pobre o no, es el ingreso del hogar donde vive”.

El economista agregó: “Si uno detecta que un hogar es pobre, se considera que todos los individuos que integran al hogar son considerados pobres por igual. En otras palabras, la medición por hogar oculta las diferencias de distribución del ingreso dentro del hogar”.


Este tema, entonces, presenta muchas problemáticas metodológicas. “Para poder analizar la pobreza en las mujeres, tampoco se puede utilizar el ingreso por género. Tomando el ingreso de las mujeres, se puede cometer el error de mezclar a las amas de casa de sectores acomodados con mujeres que están solas o con hijos y trabajan. Es decir, no se pueden tomar los ingresos individuales, por eso se toman los familiares, explicó el profesor de la UTDT .

Una de las primeras mediciones que trata de diferenciar al género en la pobreza es la que toma hogares conducidos por mujeres y hogares conducidos por hombres. “Cuando uno analiza de esta forma, el porcentaje de mujeres pobres que viven en hogares conducidos por mujeres es más grande que el porcentaje de mujeres pobres que viven en hogares conducidos por hombres”, analizó González Rozada.

Otro elemento que intersecta con la pobreza es la edad de los sujetos. “Las mujeres tienen una tasa de pobreza bastante más alta que la de los hombres en el rango de edad que corresponde a la mayor productividad en el mercado de trabajo. Esta edad coincide con la edad reproductiva y es el rango de entre los 25 y 39 años de edad. La explicación tiene que ver con que, por normas sociales o familiares, las mujeres son las que hacen el mayor trabajo doméstico y crían a los hijos”, comentó el especialista.

“Las mujeres tienen una tasa de desempleo más alta que los hombres. La búsqueda de trabajo de las mujeres, por cuestiones tradicionales de hacerse cargo del trabajo no remunerado doméstico, está orientada a empleos más flexibles con respecto a las horas laborales, que muchas veces implica que tengan que aceptar un salario más bajo que el de los hombres. No es que las mujeres por si solas quieran trabajar en los sectores de menor remuneración, sino que hay ciertas reglas sociales que las orientan hacia estos sectores”, agregó González Rozada.

Existe una batería de políticas públicas diseñadas para enfrentar la pobreza. “Estas medidas van desde la instalación de guarderías en los lugares de trabajo, hasta políticas para grupos focalizados para tratar de mejorar la inserción de las mujeres en el mercado laboral. Sin embargo, son políticas necesarias, pero no suficientes. La política pasa por otras medidas que quizás no tienen el efecto deseado dadas las condiciones del mercado de trabajo”, opinó acerca de este punto el economista de la UTDT .

“La mujer no solo pierden frente al hombre, sino que además es más difícil que la empresa financie alguna capacitación específica para esas mujeres y es más fácil que las facilite para los hombres”, añadió.

Finalmente, el economista comentó las políticas de discriminación positiva para la inserción de mujeres o minorías al mercado laboral. “En política ha funcionado tener una misma cantidad de mujeres y hombres determinadas. El punto es que en la política el ingreso no es méritocratico. En otros trabajos, donde el acceso es más meritocrático, no sé si el tema de las cuotas funcionaria como en la política”, concluyó González Rozada.

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