Di Tella en los medios
LATAM Noticias
10/04/19

Melanie Waingarten contra el bullying en Los Ángeles

Por Mex Dugarrie

Melanie Waingarten, graduada de la Licenciatura en Arquitectura de la UTDT, cuenta cómo evolucionó su vida en California, donde desarrolla un programa de Teatro Educativo, que hace un tour por diferentes escuelas del estado creando conciencia sobre problemas sociales.

Melanie se graduó de la Universidad Torcuato Di Tella en Buenos Aires con una licenciatura en arquitectura y una maestría en diseño de performance del Instituto de Artes de California. Actualmente está triunfando en Estados Unidos, en Los Ángeles, participando de un programa de Teatro Educativo, que hace un tour por diferentes escuelas del Sur de California creando conciencia sobre problemas sociales, entendiendo el teatro no sólo como un medio artístico sino como un dispositivo de transformación social.

Melanie Waingarten

El programa de “Kaiser Permanente” Respalda los Estándares de Contenido de Educación de la Salud para las Escuelas Públicas de California en las áreas de salud mental, emocional y social; prevención de lesiones y seguridad; y crecimiento, desarrollo y salud sexual.

El programa está diseñado como un trampolín para discusiones entre estudiantes, maestros, padres y otros adultos de confianza. También modela formas para que los estudiantes busquen ayuda (para ellos o para sus amigos) en caso de que la necesiten.

PALABRAS DE MELANIE – SER ARTISTA EXTRANJERA EN LOS ESTADOS UNIDOS

Hace 4 años que vivo en Los Angeles, llegue en el 2015 para hacer una maestría en escenografía en CALARTS que duró 3 años. Ahora trabajo como escenógrafa freelancer. Fue interesante la transición de la “academia a la vida real” para empezar a descubrir qué significa ser artista, y artista extranjera en Estados Unidos.

Empecé haciendo proyectos de teatro y danza con pequeñas productoras y en simultáneo llegó esta oportunidad de aplicar a este programa de teatro educativo. Fueron 6 meses de entrevistas y propuestas de diseño hasta que finalmente me eligieron. Este proyecto me permitió pensar el arte desde otra perspectiva, empezar a preguntarme qué hacemos y para qué y qué impacto tienen las historias que contamos.

Recuerdo cuando estaba en Argentina, ya me preguntaba porque llega el arte a algunos pocos, a los que acceden a un museo, a una entrada de un teatro. Empecé a visitar villas y llevaba actividades artísticas para hacer con los chicos, pintar, dibujar, hacer collage. Fue una experiencia trascendental, volver a casa y recordar esas caras de esos niños felices de por primera vez haber agarrado un lápiz de color, una plasticola, una tijera. Entendí que mi amor por el arte no solo era la pura creación, sino el placer de conectar con otro, de entrar en un mundo paralelo, de abrir canales de exploración.

Comencé a trabajar en este proyecto sobre Bullying y visitar escuelas y ver la reacción de los niños y recordé todas mis experiencias en Argentina. También porque fui aquella niña que a los 10 años sufrió Bullying en el primario. Este proyecto se transformó en una desafío intelectual, artística pero también muy emocional y personal. Pensar el teatro como un dispositivo de transformación social y no solo como medio de entretenimiento cambió la forma en que me relaciono con mi trabajo y mis procesos creativos. Hoy vivo en un país de primer mundo, con abundancia en recursos y dinero, pero los problemas sociales son universales.

Tener la posibilidad de trabajar en proyectos tan diversos es un gran desafío. Diseñar un show asistiendo un escenógrafo en un musical de Broadway y luego pensar en los elementos que se necesitan para contar una historia sobre bullying en una escuela en la mitad de un suburbio californiano explica la incierta, sorpresiva y  adrenalínica vida del artista.