Di Tella en los medios
Revista Paco
7/04/19

Una noche en El Globo con Almendra

Por Tomás Richards

Hace exactamente medio siglo, el 7 de abril de 1969, Almendra dio su segundo concierto en Buenos Aires. El primero había sido el 24 de marzo en el Instituto Di Tella. De ese recital en el Di Tella no quedó ningún registro visual ni sonoro. No eran épocas en que grabar conciertos fuese algo usual.

Hace exactamente medio siglo, el 7 de abril de 1969, Almendra dio su segundo concierto en Buenos Aires. El primero había sido el 24 de marzo en el Instituto Di Tella. Eran una banda nueva, que venía de grabar un simple el año anterior (Tema de Pototo en el lado A y El mundo entre las manos en el B) y de hacer una gira de verano. El baterista de la banda, Rodolfo García, lo contó así: “Nuestro primer laburo fue en Mar del Plata, en enero de 1969, en Matoko’s. Eso nos dio un training de tocar todos los días. En marzo la compañía nos propuso ir a tocar a un Festival de la Canción que se realizaba en Ancón, a 40 kilómetros de Lima. Volvimos e hicimos el primer concierto en Buenos Aires, en el Di Tella. Un par de semanas después tocamos en el Globo”.

La compañía mencionada era RCA, sello con el que la banda se preparaba para grabar un disco. Los Almendra eran cuatro, todos muy jóvenes. Eran pibes. Muy pibes. Desconocidos casi totales. Y venían con ganas de romper con ciertas formas del incipiente rock nacional. En una crónica de su paso por Mar del Plata aparecida en el diario El Trabajo, un anónimo periodista escribió: “El conjunto suena realmente bien. Los muchachos se llaman Carlos Emilio, Rodolfo, Teddy y Luis Alberto. Algunos tienen chivita y todos pelo largo, muy largo. Promedian veinte años y no les gusta cantar en inglés, aunque guste cómo cantan en inglés. `Se terminó la época de repetir lo que hacen los demás o de hacer traducciones y listo. Tenemos que cantarle a lo nuestro, a lo auténtico´, dicen.”

De ese recital en el Di Tella no quedó ningún registro visual ni sonoro. No eran épocas en que grabar conciertos fuese algo usual. La fecha del Teatro del Globo (cuya directora por entonces era María Luisa Bemberg) era la primera de un ciclo en el cual, entre otros, iba a tocar también La Cofradía de la Flor Solar. Esa noche apareció en el teatro Amadeo Álvarez, cantante de Los “In”, una banda beat que por entonces la había pegado. Álvarez era amigo, y cayó sin consultar con un grabador Philips de cinta abierta. El aparato era una rareza en esa época. Lo colocó sobre el escenario y puso rec. La cinta capturó todo el concierto de esa banda de principiantes en sonido ambiente. Después nadie más supo nada de esa grabación. Tampoco hubo mucho tiempo para ocuparse de ella; los dos años que siguieron a esa noche fueron meteóricos: sesiones de grabación, lanzamientos, dos álbumes y varios simples, recitales y reviente. Ascenso, auge y separación. Para fines de 1970 Almendra ya había hecho historia y también se había separado.

“Años después, Amadeo le regaló esa grabación a Litto Nebbia”, contó García mucho tiempo más tarde. “Un día me llamó y me dijo `tengo una grabación que es impresionante´. Yo ni me acordaba que existía, y escucharla fue increíble. Después se filtró por algún lado y empezó a circular en forma pirata”. Dicen que el pirata de ese concierto era lamentable. Copia de copia de copia de algo ya de por sí grabado al voleo. En el año 2004, el diario Página 12 editó la cinta junto a Almendra y la convirtió en un cd. La grabación sigue siendo precaria, lógicamente. Pero funciona. En la hora y pico que dura, se llega a apreciar muy bien el ambiente que generaba la banda en vivo en ese momento previo al estallido. Hay algo íntimo en ese clima, un orden y una disciplina rara para el rock y para la edad de los músicos. También tiene algo de sesión de jazz que se escapa del formato “recital de rock” ya estatuido por aquella época. Ni hablar de lo que hoy pensamos como show. No hay protagonismo del público ni quilombo sonoro. Y, aunque incluye el que posiblemente sea el peor solo de batería de la historia, además la grabación contiene varias canciones de Almendra que quedaron afuera de los discos como Continuación del hielo en la ciudad, Mosca muerta, Vine al planeta y Chocolate. Respecto de esta última, Spinetta mencionó: “Esa canción la hice junto a mi novia de aquel entonces, Cris, quien me ayudó con la letra. Estábamos muy enamorados, podíamos pensar casi igual. Se nota la influencia de las lecturas de Cronopios, de Julio Cortázar, y, por sobre todo, los 19 años”.

Cuando salió el disco, en 2004, Spinetta dio una nota. Refiriéndose a la grabación dijo lo siguiente: “Pareciera estar marcada para siempre. `Voy a conquistar a las naranjas… voy a ser las flores y las sillas´, comienza diciendo una letra. Es increíble lo vigente que está en el pop en castellano una frase tan inocente como ésa. Luego agrega: `Voy a hacer poner el sol temprano, las estrellas se pondrán contentas´. Hay una búsqueda poética que por momentos no repara en redundancias, también admitámoslo, pero esas partes son las menos de un todo coherente de lirismo y emoción”.

De ese año 69, de esa explosión que fue la primera época de Almendra, Spinetta contó: “No me acuerdo de nada, excepto de la sensación de entrar en el vértigo de crecer, como nos pasa a todos en esa etapa de la vida”. En el librito que viene con el disco los Almendra escribieron que se trataba de “un grupo de muchachos en estado de ensoñación musical y energía inconsciente”. En esas declaraciones hay un tono general de inconsciencia respecto del momento aquel. Sin duda, ninguno ellos sabía el significado de lo que estaban por hacer como banda. Seguramente la historia sucede casi siempre así, de manera más o menos inadvertida. En El Globo, esa noche de hace cincuenta años, todo eso que finalmente sucedió estaba apenas germinando. ///PACO