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Infobae.com
9/03/19

Mariano Narodowski: "No podemos pensar que la escuela es para siempre"

Por Maximiliano Fernández

Mariano Narodowski, profesor del Área de Educación de la Escuela de Gobierno, y Cristina Carriego, integran un proyecto que se propone pensar futuros posibles para la educación. En una entrevista con Infobae, plantearon: "La escuela sin adultos no existe y estamos en una cultura que cada vez desvaloriza más lo adulto".

Dicen que el proyecto surgió por una necesidad: empezar a trazar escenarios futuros en la educación; un espacio que, por las urgencias de lo inmediato, no estaba consolidado. Cristina Carriego (CC) y Mariano Narodowski (MN), ambos especialistas con larga trayectoria en pedagogía, son dos de los confundadores de Pansophia Project.

El proyecto ya está en funcionamiento hace dos años, pero el martes harán su lanzamiento oficial. Presentarán líneas de investigación y cursos. Su objetivo, aclaran, es responder preguntas: ¿qué va a pasar con la escuela?, ¿es una organización que sirve o que va a quedar obsoleta?, ¿es capaz de asimilar las innovaciones tecnológicas?, entre otras. Aunque siempre, "lo único innegociable", el ideal pansofiano como bandera: "Todo el conocimiento humano para todos los humanos".

Mariano Naradowski y Cristina Carriego, cofundadores de Pansophia Project (Santiago Saferstein)

-¿Con la educación del futuro hay más chances de que todo el conocimiento humano sea para todos los humanos o de que sea para cada vez menos?

MN: Ese es el punto de nuestro debate. La escuela siempre fue un instrumento para que todos los humanos puedan aprender todo. Nunca alcanzó ese ideal, pero se evolucionó mucho. Hace 100 años era imposible tener tanta gente educada. Ahora la tecnología nos abre ese interrogante pansofiano. Nosotros no tenemos una respuesta certera porque el futuro no es conspirable. Se va armando. Hay algunos escenarios alentadores y otros muchos que generan peligro.

-¿Qué modelos educativos implicarían un futuro deseable para el ideal pansofiano y cuáles, por el contrario, generarían una mayor brecha entre ricos y pobres?

MN: Uno puede pensar que podemos tener escuela por mucho tiempo más, pero sería una escuela degradada para los chicos más pobres: una gran guardería donde aprenden muy poquito, pero están controlados. Mientras los de clases media y alta se educan con otras tecnologías. Ese escenario ya está sucediendo, por caso en Argentina: escuelas empobrecidas para los más pobres.

-Haciendo un poco de futurología, ¿la escuela va a dejar de existir? ¿O por lo menos el concepto de "escuela" va a empezar a hacer referencia a otra cosa?

CC: La escuela no existió siempre y puede dejar de existir. Pero también pensamos que en los escenarios futuros puede haber escuelas en una situación de degradación, más allá de cada vez son más las fuentes de acceso al conocimiento.Entendemos a la escuela como una tecnología y como tal tiene sus limitaciones. Todos queremos mucho a la escuela, pero el quererla nos hace comprender sus límites. Observar en qué medida la escuela obstruye mejores formas de distribución.

-La escuela está muy arraigada en el ideario cultural. ¿No es difícil que sea reemplazada por otra organización educativa?

MN: Es cierto que la escuela está muy arraigada, pero hace muy poco tiempo. Si vos le decías a un campesino de la provincia de Buenos Aires hace 100 años que su hijo iba a dejar de acompañarlo en las tareas rurales para ir obligatoriamente a la escuela te iba a decir: "Estás loco". Esa idea es muy reciente. No podemos pensar en que la escuela es para siempre. Hemos dejado de usar teléfonos de línea, hemos dejado de usar el correo tradicional.

-La gente se acostumbra a los cambios.

MN: La gente se acostumbra, claramente. En 1996 si alguien te hubiera dicho que ibas a poder ver una serie con tu teléfono celular, no lo hubieras creído. Es posible que con la escuela pase lo mismo. Decimos que es posible porque no es que queremos que pase, pero analizamos distintos hechos y vemos que es probable. Lo único que no negociamos es el ideal pansofiano: todo el conocimiento para todos. La escuela no es un fin en sí mismo. Hasta ahora no existe un modelo que no sea escolar. Lo que hay que pensar es si la escuela sirve para lograr ese ideal o si son más bien un obstáculo.

-Cuando uno piensa en cambios en educación, lo primero que se suele imaginar es educación plenamente digital, a distancia. ¿Va por ahí el futuro o es solo un parche momentáneo? ¿Es una buena solución?

MN: En algunos casos ayuda y en otros degrada. Por ejemplo, en Salta, a través de la televisión satelital e internet, es posible dar educación bilingüe y multicultural a los aborígenes para que terminen la secundaria. ¿Ahí hay escuela? Me parece que no. Ese es un ejemplo positivo, pero también hay otros que no lo son. Sobre todo los paquetes tecnológicos de educación a distancia que tienen poca calidad, que lo único que produce es una inflación de títulos. Ahora todo el mundo tiene un diploma, pero valen cada vez menos.

CC: Cuando planteamos esto a docentes y directores, la pregunta es: "¿cómo van a socializar los chicos?". Nadie se pregunta por la distribución del conocimiento o la enseñanza. Es curioso porque el sentido esencial de la escuela tiene que ver con aprender.

-Y le pregunto yo: ¿dónde van a socializar?

CC: Siempre existieron otros espacios de socialización. El club, la parroquia, la plaza. Hoy los chicos pasan tantas horas en la escuela que parece que todos esos espacios hubieran desaparecido. Pero nos llama la atención que no se pregunten por otras cuestiones más allá de socializar.

MN: Y no se lo preguntan porque saben que el conocimiento se puede adquirir en otros lados. Antes para aprender algo estaba solamente la escuela. Hoy tal vez para la lectoescritura, los fundamentos de la matemática sigue haciendo falta escuela, pero ya a partir de cierta edad incluso chicos pobres se las rebuscan para poder aprender más por medio de la red. La socialización va a ser más que nada digital. Ya lo es en parte.

Mariano Narodowski, pedagogo y profesor universitario (Fotos: Santiago Saferstein)

-Hoy justamente parecería que la escuela es el refugio contracultural, que invita al chico a salir de la casa e internet. ¿No sería preocupante que fuera todo digital?

MN: A mí me preocupa porque lo digital está manejado por gobiernos y corporaciones que están alejadas de la pansofía. Efectivamente la escuela es contracultural y si pudiese mantenerse así, sería un escenario interesante. Si uno pensara: la escuela es el único lugar donde no hay redes sociales, donde hay relaciones cara a cara, donde hay pedagogía de la espera mientras afuera es todo inmediato. Si fuese exitosa en eso, sería en buen escenario. Pero tampoco lo está consiguiendo. La escuela está desbordada.

CC: Es una presencialidad conflictiva. No es armónica. Supone una serie de jerarquías, de obediencias, de organización que va en contra de lo que hoy los jóvenes están dispuestos a aceptar. Está en crisis la estructura. Hay un montón de procedimientos propios de esta tecnología escolar que no están dando resultados.

-Desde hace años, se habla mucho mas de innovación educativa que lo que efectivamente se traslada a la educación. ¿Qué es lo que impide que haya cambios de verdad?

MN: Porque la escuela ya es una tecnología y es superpotente. Es muy difícil meter una tecnología nueva en una tecnología vieja. La escuela funciona en base a adultos. Sin adultos no existe. Y estamos en una cultura que cada vez desvaloriza más lo adulto.

-¿Hay una educación posible sin adultos en el futuro cercano?

MN: Nosotros somos muy estudiosos de una experiencia mexicana, que se llama Red de tutorías. Son chicos los que les enseñan a otros chicos, y es muy exitosa en términos de calidad. Por supuesto que es posible, pero no completamente homogeneizada por jóvenes.

-Eso rompería cualquier paradigma tradicional de educación. ¿Qué pasaría con el rol institucionalizado del docente?

MN: ¿Qué pasa hoy con el rol del docente? Esa es la pregunta. En la actualidad ese rol ya está cuestionado. Tiene un montón de problemas de legitimación.

CC: Seguiría existiendo la figura de alguien que enseña, pero se pondría a un par que accedió a ese conocimiento antes. El rol docente seguiría existiendo de otra manera.

-Uno de los ejes que se suele plantear en la educación del futuro es la personalización. Que el que aprendió antes no deba esperar a sus compañeros, que cada uno lo haga a su ritmo. ¿Se podrá materializar en algún momento?

CC: Eso es lo difícil de procesar en la escuela. Una tecnología pensada para la homogeneidad que no solo tiene que aceptar la diversidad, sino trabajar en función de ella. Muchas veces se cuestiona la resistencia del docente a incorporar nuevas metodologías, pero hay que pensar que no está concebida así la escuela. No alcanza solo con el voluntarismo del maestro. Es una organización pensada para que haya un adulto frente a 30 niños que, se supone, son todos iguales.