Di Tella en los medios
Clarín
19/09/18

Política exterior: ¿dentro o fuera de la grieta?

"El análisis de los asuntos externos requiere una reflexión profunda y plural que priorice la deliberación sobre la disputa. Que busque constituir un punto de partida para consensuar y construir un proyecto colectivo de Nación, en un mundo cada vez más incierto y turbulento", afirma el profesor del Dpto. de Ciencia Política y Estudios Internacionales UTDT.

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Quienes observan y opinan sobre la política exterior de Cambiemos pueden dividirse ampliamente en dos categorías: quienes apoyan sin criticar el accionar internacional del Gobierno y quienes critican sin apoyar el rumbo gubernamental. Ambos adolecen de insuficiencia analítica, acaso enraizada en incompatibilidad de preferencias políticas. Los opositores a la política exterior de Macri reprueban el “alineamiento” con las potencias occidentales en general y con el Estados Unidos de Donald Trump en particular, señalan la inconveniencia de un “modelo” de apertura comercial y liberalización financiera y desaprueban el endeudamiento externo epitomizado en el acuerdo con el FMI.
Esta línea argumental desconoce que la coalición de economía política sobre la que se apoya el Gobierno genera necesariamente una articulación global en la cual ese posicionamiento diplomático que se juzga negativamente cobra sentido. Es decir, cambiar el rumbo internacional implicaría socavar los sectores sobre los cuales el Gobierno apoya su modelo de desarrollo y gobernabilidad.

El modelo político y económico de Cambiemos permite ajustar la política exterior en grados; no alterarla fundamentalmente en esencia. Quienes, por el contrario, apoyan al Gobierno resaltan el contraste con la política exterior previa: la “desideologización” a la hora de establecer relaciones internacionales, la salida del “aislamiento” internacional y el abandono del “populismo” político y económico. Fijados en el pasado, soslayan que el Gobierno buscó un lugar en un mundo que comenzó a desintegrarse a poco de asumir. Hoy la coordinación es más costosa, el multilateralismo más débil, la cooperación escasa y el conflicto más frecuente. No basta con ser amigable a los mercados o con no ser Kirchner.

Helio Jaguaribe –referente de las relaciones internacionales latinoamericanas, desaparecido recientemente, analizaba las estrategias externas a través de dos vectores principales: permisibilidad y viabilidad. ¿Existen grados de “permisibilidad internacional” para la autonomía? ¿O el escenario internacional la castiga recompensando un posicionamiento de alineamiento? Las relaciones internacionales hoy desafían la sabiduría convencional: el arquitecto del orden internacional liberal de posguerra se ha vuelto el actor más proteccionista, el régimen comunista más grande del planeta es el principal defensor del libre comercio. La fuerza retornó como instrumento diplomático, el bilateralismo surgió como alternativa a la institucionalidad global y la polarización doméstica disparó el proteccionismo competitivo.

¿Qué configuración de socios, aliados y competidores implica perseguir la autonomía? ¿Es alcanzable para la Argentina en la coyuntura regional y la realidad geopolítica contemporáneas? En cuanto a la viabilidad, Argentina se encuentra limitada por su escasez de capacidades materiales, en particular las económicas y militares. ¿Con qué activos propios cuenta el país y en qué áreas? ¿Qué restricciones internas y amenazas externas lo condicionan?

La pregunta sobre la política exterior de Cambiemos es si puede y sabe separar el interés nacional del interés de potencias dominantes. Ni acoplamiento imprudente ni autonomía intransigente. El análisis de los asuntos externos no equivale a avanzar un proyecto político. Requiere una reflexión profunda y plural que priorice la deliberación sobre la disputa. Que busque constituir un punto de partida para consensuar y construir un proyecto colectivo de Nación, en un mundo cada vez más incierto y turbulento. 

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